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jueves, diciembre 05, 2013

Parashat VaIgash

Por una alef de diferencia…

Rabí Iaakov ben Asher, Baal HaTurim, dice que el día de semana en el que acontece la noche del Seder siempre coincide con el día de Tishá beAv (O.J. 428).  

Más allá de la curiosidad, resulta interesante indagar la relación entre ambas fechas. ¿Que tienen en común Pesaj y Tishá BeAv?

El Rabino Isaac Bernstein ofrece un interesante comentario al respecto.

Pesaj y Tishá BeAv representan ideas diamentralmente opuestas. Pesaj es una celebración que representa la idea de UNIDAD; Tishá BeAv, por el contrario, representa la idea de la DISCORDIA.

¿De dónde sabemos que Pesaj simboliza la unidad?

El Maharal de Praga en su comentario a la Hagadá de Pesaj enseña que las leyes que regulan la ofrenda pascual se vinculan con el concepto de unidad e integridad.

La ofrenda de Pesaj debe ser comida en grupo, el animal debe ser asado íntegro (no seccionado) y no puede tener siquiera un hueso roto. Por otro lado, al impartirse las leyes de la ofrenda pascual, los hijos de Israel son llamados Congregación (Edá) por primera vez en el texto bíblico (Shemot 12, 3).

La conexión de Tishá BeAv con el concepto de discordia tiene su fuente en Talmud, en donde se nos cuenta que el segundo Beit HaMikdash fue destruído por obra del odio gratuito entre los hijos de Israel (Iomá 9b).

La noche del Seder se conecta con Tishá BeAv, debido a que el exilio egipcio también comenzó con el odio gratuito entre hermanos.

Los hijos de Israel descendieron a Egipto como consecuencia de la venta de Iosef (de hecho se nos enseña que el remojado del karpás en agua salada en la noche del seder  rememorá la venta de Iosef, dado que su túnica fue empapada en sangre).

Sin embargo ese odio fraterno comienza a disiparse en Parashat VaIgash que leemos esta semana cuando los hermanos se reunen y se funden en un abrazo.

El exilio egipcio y la redención de Egipto son los dos extremos de este proceso que comenzamos a transitar con la venta de Iosef a Egipto.  El odio gartuito finalmente desmbocó en la redención de Egipto y ésta derivó en una realidad -prácticamente utópica- de UNIDAD que encontró su máxima expresión en la revelación del Monte Sinaí.

"Y acampó allí Israel frente al monte" (Shemot 19, 2), nos dice la Torá al describir la entrega de la Tora. Nuestros sabios advierten que el versículo está redactado en singular. Ocurre que los hijos de Israel iban acampando de disputa en disputa. Cuando llegaron a Refidim se volvieron todos un único corazón y una única agrupación. Por ello está escrito "Y acampó", en singular. Dijo el santo Bendito: La Torá es paz; se la daré a una nación que ama la paz (Tanjuma Itró 9).

Este proceso que conduce del exilio a la redención y de la discordia a la unidad está sabiamente sugerido por el idioma hebrea. La diferencia entre el vocablo hebreo Golá (גולה) (Diáspora), y el vocablo Geulá (גאולה) (Redención) es sólo una letra alef quien sintetiza -mejor que ninguna otra- el concepto de UNIDAD. Cuando esta desaparece y es deplazada por la DISCORDIA, la redención se transformó en diáspora y exilio.

La UNIDAD hace que el exilio se transforme en REDENCIÓN, como ocurrió a nuestra salida de Egipto. Sin embargo, la DISCORDIA hace que la redención desemboque en EXILIO, como ocurrió con la destrucción del Beit HaMikdash.  

Quiera Di-s ayudarnos para poder marchar juntos en pos de los valores que emanan de la festividad de Pesaj, alejándonos de las sombras del odio que condujeron a la noche más extensa de la historia de nuestro pueblo.  

jueves, octubre 17, 2013

Parashat VaIerá 5774

A un paso de la muerte.

Hay ciertas historias en la Torá que leo cada año y espero infructuosamente que tengan un final diferente.

Cada año espero que el faraón se convenza del poder de Di-s en la primera plaga y no en la décima. Pero no será así. Su obstinación se repetirá año tras año y los egipcios seguirán sufriendo su soberbia e impericia.

Cada año espero que Moshé no le pegue a esa roca; que le hable, tal como Di-s le había pedido. Pero tampoco ocurrirá de esa forma. Moshé le pega...Año tras año ocurrirá lo mismo.

Cada año espero que Di-s lo perdone. Sin embargo Moshé mirará la Tierra Prometida siempre a la distancia.

Existe otra historia en la Torá que podría haber tenido un final diferente. Me refiero a la expulsión de Hagar e Ishmael que es mencionada en nuestra Parashá.

En lo que algunos definen como el primer ‘Sí, querida’ de la historia de la humanidad, Abraham escucha la voz de su mujer Sara y decide expulsar a la sirvienta Hagar y a su hijo primogénito Ishmael.

Temprano por la mañana, Abraham Avinu besó a su hijo y a su madre, les dio pan y agua y los despidió al desierto de Beer Sheva.

Al cabo de un tiempo, habiéndoseles acabado la provisión de agua, Hagar coloca a su hijo debajo de un árbol y observa como el fruto de su vientre va lentamente muriendo de sed. En ese momento de desesperación, Di-s abre los ojos de Hagar y ella aprecia a la distancia un pozo de agua con el que logra saciar la sed de su hijo.

RaSHI comenta que en ese preciso instante, los cielos fueron testigos de un breve diálogo entre los ángeles y el Creador de todas las cosas.

Fueron justamente los ángeles quienes pretendían que esta historia tenga un final diferente...

"Los ángeles acusaban (a Ishmael) en aquel momento y decían: "¡¿Es posible que hagas aparecer un pozo (de agua) ante quien irá a matar de sed a tus hijos en el futuro?!". Y Él les respondía: "¿En este momento (Ishmael) es justo o es malvado?". Le respondieron los ángeles: "Justo". Les dijo: "Es juzgado por sus actos presentes y no por sus acciones futuras" (RaSHI a Bereshit 21, 17).

Muchos podrán pensar con cinismo –incluso hoy- al modo de los ángeles.


¡Cuantas desgracias, lágrimas y sufrimiento se hubiera evitado nuestro pueblo si Ishmael, padre de la nación árabe, hubiera muerto de sed en ese momento!Sin embargo, veremos que la respuesta divina a los ángeles es la contracara del plan del faraón de Egipto. Éste entendía que a fin de frenar el crecimiento demográfico de los hijos de Israel y evitar riesgos futuros debía arrojar al Nilo a todo hijo varón recién nacido (Shemot 1, 22).

RaSHI trae aquí una idea que merece ser destacada por su talla moral: los judíos no comulgamos con la idea del "Castigo Preventivo".

Un niño siempre es un niño, aun cuando su padre sea terrorista y aun cuando la probabilidad que éste lo sea en el futuro sea enorme.

RaSHI enseña que Di-s juzga los actos presentes, nunca el hipotético futuro...

miércoles, octubre 02, 2013

Parashat Noaj 5774

Alto en la Torre

Todo nuevo olé que ha llegado a Israel ha sufrido algún episodio de índole lingüístico. Es inevitable. Uno se integra a una cultura nueva, en la que la barrera idiomática es sólo un eslabón de una larga cadena de diferencias. Gestos, tonos al hablar y conductas distintas, hacen que la integración definitiva al país se extienda por años. Tal vez nunca concluya...

Recuerdo una historia que se contaba en el Merkaz Klitá de la ciudad Raanana hacia el año 2002.

Uno de los primeros trámites que todo olé debe efectuar al arribar a Israel es asociarse a una cobertura de salud. Una pareja de olim -con un hebreo muy elemental- caminaban rumbo a las oficinas del seguro médico. No tenían la dirección precisa del lugar, y decidieron consultar a un agente de policía que pasaba por el lugar. El uniformado notó que se trataba de nuevos inmigrantes, y gesticulando con las manos les dijo que la oficina del seguro médico se hallaba "BaRejov Ha-Makvil" (En la calle paralela a la avenida por la cual caminaban). Estos olim comenzaron a buscar en los carteles de la vía pública una calle llamada "HaMakvil". Al llegar a calle siguiente, notaron que el nombre de la calle no coincidía con el nombre buscado. Nuevamente detuvieron a un transeúnte y le preguntaron: "¿Dónde queda el "Rejov Ha-Makvil"?". Este hombre, también gesticulando con las manos, les señaló que el "Rejov HaMakvil", era la calle paralela a aquella por la que venían caminado. El periplo, finalmente, duró más de dos horas; siempre el "Rejov Ha-Makvil" va a encontarse a una cuadra de distancia.

Vivir en una sociedad multicultural y multilingüística puede transformar nuestra cotidianeidad en una aventura -en el mejor de los casos- o en una pesadilla, en el peor de los escenarios. 

Recuerdo a aquel olé que recién llegado al país tuvo el antojo de comer un caqui. La única que hablaba algo de hebreo era su pequeña hija de 8 años. Fue así que le pidió ingresar a la frutería y comprar un kilo de caquis. La niña, orgullosa de comunicarse por primera vez en hebreo, se dirigió al frutero y le dijo: "Aní Rotzá Kaki" ("Quiero caqui"). El frutero le señaló la puerta del baño. "Caqui", en hebreo, se dice "afarsemón"...

¡¿Cuántos papelones y malos ratos se hubieran evitado de no ser por la Torre de Babel?!

Todos esos malentendidos idiomáticos tuvieron origen en aquella generación llamada Dor Ha-Palagá (La generación de la división) que decidió edificar aquella torre.

¿Cuál fue el pecado de aquella gente? Aquella generación –finalmente- sólo quería acercarse a Di-s a su manera. Tal vez la forma no fue la ideal, pero no parece ser un pecado tan grave el querer construir una torre para acercarse al Cielo.

Explica el Prof. Ishaiahu Leibovitz Z"L:

Entiendo que el decreto de dispersión (de aquella generación) no fue un castigo, sino más bien una enmienda en favor de la humanidad. El mensaje fundamental de la sección de la Torre de Babel nada tiene que ver con la construcción de la torre en sí. Más bien tiene que ver con lo que dice al inicio de la sección: Que toda la tierra –la renovada humanidad post-diluviana- poseía una "sóla lengua y similares palabras" (Bereshit 11, 1). Luego del fracaso en la construcción de la torre surgieron diversos idiomas  y –por ende- palabras diferentes. Entiendo que el fundamento del pecado de la "Generación de la División" consiste en haber querido concentrar artificialmente a todos sus miembros a fin de sostener la realidad de "una sola lengua y similares palabras", algo que en términos modernos solemos llamar "Totalitarismo".

El Prof. Leibovitz Z"L describe una sociedad en donde el individuo no tiene cabida, sino que es preso de un modelo que lo supera, controlando su vida y su forma de expresión. Un modelo en el cual la diversidad es poco menos que una mala palabra.

El pueblo judío y el moderno Estado de Israel se han enriquecido enormemente con la multiculturalidad. A lo largo de nuestras diásporas, hemos aprendido sabiduría babilónica, escatología persa, filosofía griega, matemática árabe, y academia alemana y norteamericana.

Y aun cuando no hayamos aprendido –aún- a preparar asado como argentinos, podemos asegurar que la multiculturalidad, el haber estado en contacto con sociedades diferentes, con distintos idiomas y distintas palabras, sólo nos ha beneficiado.

Posiblemente, sin estas diásporas, aun seguiríamos sentados en tiendas como lo hicieron nuestros antepasados.




viernes, septiembre 27, 2013

Parashat Bereshit 5774

Descubriendo la Culpa

Desde hace unos meses tenemos, aquí en Ashkelon, una nueva forma para controlar el exceso de velocidad. En las avenidas principales de la ciudad, se han colocado carteles que indican la velocidad del conductor en tiempo real. Si ésta entra dentro de los márgenes permitidos, el cartel nos sonreirá por medio de un "smiley" verde. Pero en caso de sobrepasar el límite permitido, veremos en el cartel un rostro rojo de expresión enojada.

Parece un juego de niños, pero no lo es. Ni bien vi estos carteles, capté lo formidable de la idea. Un simple cartel que anuncia el límite de velocidad nunca podría tener el impacto de estas señales interactivas. Y la razón es que estos rostros logran activar el sentimiento de culpa de los conductores en infracción, algo que una estática señal jamás lograría hacer.

Los sentimientos de culpa no tienen buena fama en este mundo. Sin embargo, estoy convencido de que estos sentimientos –en tanto y en cuanto afloren en dosis razonables- constituyen la base sobre la que se asienta una personalidad estable y una sociedad sensata y humana.

El daño causado por una personalidad o por una sociedad carente de estos sentimientos, es incomensurable. No es necesario que traiga ejemplos de dictadores, tiranos y psicópatas a lo largo de la historia. Sólo basta con dirigir nuestra mirada a lo que ocurre por estos días a pocos kilómetros de la frontera norte de Israel...

Ahora...¿quién fue el que descubrió esta cualidad fundamental del ser humano? ¿Quién es el que conoció por vez primera el poder transformador del remordimiento, la confesión del pecado y el arrepentimiento?

Tal vez se sorprendan al saber, pero quien lo hizo no fue otro que Caín, el primer asesino de la historia de la humanidad, cuya historia leemos esta semana en Parashat Bereshit.

Luego de haber asesinado a sus hermano Hevel, Di-s maldice a Caín:

"‘¿Qué has hecho?  La voz de las sangres de tu hermano clama a Mí desde la tierra. Y ahora, maldito seas tú, de la tierra que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando trabajes la tierra, no volverá a dar su fuerza a tí; errante serás en la tierra’. Y dijo Caín al Eterno: ‘Grande es mi delito para sobrellevar" (Bereshit 4, 10-13).

Existe una disputa entre RaSHI y el RaMbaN acerca de la reacción de Caín.

RaSHI sostiene que Caín está formulando aquí una pregunta: ¿Acaso tan grande es mi pecado que Tú no puedes sobrellevarlo? Se sabe que una de las cualidades divinas es ser "Nosé Avon". Di-s tiene la formidable capacidad de cargar con nuestros pecados, si es que nosotros expresamos nuestro sincero arrepentimiento. ¿Cómo es posible –pareciera decir Caín a la vista del comentario de RaSHI- que mi pecado sea tan grande que no tenga yo posibilidad de enmendarlo?

El RaMbaN, no acuerda con RaSHI. A su opinión no se trata aquí de una pregunta sino de una confesión. Está expresión no está enmarcada por signos de interrogación, sino mas bien por signos de admiración. Caín, de acuerdo al RaMbaN admite aquí la gravedad de su falta.

Su postura tiene precedentes en el Midrash. En Bereshit Rabá, se nos cuenta que Caín encontró a su padre, Adam, luego de haber sido sometido a juicio por Di-s. "¿Qué ha sido de tu juicio?", le preguntó el primer hombre. Y Caín le comentó que había hecho teshuvá y logró hacer las paces con Di-s. El primer hombre se tomó la cabeza y dijo: "¿¡Tan grande es el poder de la teshuvá y yo no lo sabía!?" (Bereshit Rabá 22, 13).

Cuando el primer hombre pecó, culpó a su mujer. Ella, por su parte, culpó a la serpiente. Sin embargo con Caín ocurre algo extraordinario. De acuerdo al Rabino Shimshon Rafael Hirsch, dijo Caín: "Si sólo hubiera asesinado a mi hermano, podría soportar mi pecado. Pero no sabía que a través de aquel asesinato me estaba asesinando a mí mismo...".

El primer hombre no mintió; no es ése el punto importante aquí. Tampoco mintió la primera mujer. Todo lo que dijeron era real. La mujer fue la que sedujo al hombre y la serpiente fue la que sedujo a la mujer. Sin embargo, ésto no quita que dicha actitud haya sido fruto de una notable inmadurez. Las personas adultas y maduras, se hacen cargo de sus fallas y no culpan al vecino.

El padre de Caín fue el primer hombre, pero se comporta como un niño. El primer HOMBRE es Caín ya que sabe hacerse cargo de sus fallas y reconoce que poseemos un enorme potencial para cambiarle el rumbo a nuestras vidas, si tomamos la misión con responsabilidad.

¡Cuán buena es la culpa cuando aflora en una medida justa!

La culpa se parece en muchos aspectos al dolor corporal. El dolor físico es indispensable para nuestra supervivencia. Imagínense un hombre mordido por una serpiente venenenosa, que no sabe que ha sido lastimado. Imaginen un hombre que no sabe que se está quemando. Sin embargo, el cuerpo nos avisa del riesgo por medio del dolor.

Los sentimientos de culpa no tienen buena fama en nuestro mundo, pero posiblemente nunca lograríamos ser personas normativas sin ellos. Jamás sabríamos cuánto afecta a nuestra alma una conducta errada.

Por ello, la próxima vez que vean por la calle un rostro enojado de luces LEDS coloradas, sonrían (aun cuando no sean correspondidos por el cartel).

Y si sacan el pie del acelerador por un segundo, sepan que eso es consecuencia del descubrimiento de Caín.

Y lo más importante, sepan que esto salva vidas. También la nuestra.







martes, agosto 06, 2013

Parashat Shoftim

Derecha, Izquierda y fundamentalismo religioso

Dice Parashat Shoftim, en uno de sus párrafos más destacados:

"Cuando fuere dificultoso para ti un asunto del juicio...te levantarás y subirás al lugar que eligiere el Eterno, tu Di-s. E irás a los sacerdotes, los levitas, y al juez que esté en esos días e inquirirás y te dirán la palabra del juicio. Y harás según lo que te digan...no te desvíes de lo que te dijeren, ni a derecha ni a izquierda" (Devarim 17, 8-11).

Esta última frase se ha convertido en motivo de numerosas dicusiones en la literatura rabínica.

Están quienes dicen que uno debe prestar atención a los Sabios en todo caso. Por ejemplo, dice RaSHI basándose en el Midrash:

(Harás según lo que te diga el juez) incluso cuando te dijera que lo derecho es izquierdo y lo izquierdo es derecho, y más aun cuando te dijera que lo derecho es derecho y lo izquierdo es izquierdo (RaSHI a Devarim 17, 11).

La Mishná trae un interesantísimo relato al respecto (Rosh HaShaná 2, 9):

Raban Gamliel –quien presidía el Sanhedrín en Iavne- había calculado a la luna nueva del mes de Tishrei para un determinado día, mientras Rabi Ioshúa lo había estimado para un día distinto.

Raban Gamliel, ejerciendo las prerrogativas de su cargo, ordenó a Rabi Ioshúa venir hacia él con dinero y con un bastón en un día en el que -según el cálculo del segundo- era Iom Kipur. Después de mucho angustiarse Rabi Ioshúa finalmente obedeció.

Tomó su bastón y sus monedas y partió hacia Rabán Gamliel. Al arribar, éste lo besó y le dijo: ‘Ven en paz, mi maestro y mi discípulo: mi maestro en sabiduría, y mi discípulo porque aceptaste mis palabras’.

Sin embargo, otras opiniones consideran que no debemos ir trás las palabras de los Sabios si tenemos certeza de que son equivocadas. Dice el Talmud Ierushalmi (Horaiot 1, 1) al respecto:

"¿Acaso es posible que si (los sabios) dijeran que lo derecho es izquierdo y que lo izquierdo es derecho que (aun así) debas escucharlos? (Por eso) las Escrituras nos dicen: "Ni a derecha ni a izquierda". Es decir: Sólo (debes escucharlos) si te dijeran que lo derecho es derecho y lo izquierdo es izquierdo". El Talmud Ierushalmi sostiene que la opinión de los líderes debe ser meticulosamente evaluada y no se les debe escuchar si se sabe que están equivocados.

Esta divergencia rabínica resulta clave para entender la tensión entre el fundamentalismo judío ultraortodoxo por un lado y las expresiones religiosas judías moderadas por el otro.

El judío fundamentalista escucha a su sabio, y lo dota de un halo de infabilidad. Ésto es los que se conoce en hebreo por el nombre de Emunat Jajamim (confianza en el criterio de los sabios). Es el principio que esgrimían (o aun esgrimen) los miembros del partido político SHaS cuando dicen que sólo obrarán según la opinión del Rab. Ovadia. Las expresiones judías moderadas darán al individuo un cierto poder de veto. Versículos al estilo de "no te desvíes de lo que te dijeren, ni a derecha ni a izquierda" suenan -a oídos de muchos- como anacrónicos y reñidos con la realidad.

Este fenómeno -desde ya- excede las fronteras del mundo judío. Lo podemos apreciar en todo regimen totalitario, como en los regímenes islámicos fundamentalistas. Bastará que algún dibujante publique una caricatura contra el Islam o que algún Salman Rushdie publique otra novela. Hordas de manifestantes pedirán sus cabezas ante el veredicto de algún tribunal religioso.

Estas manifestaciones de odio e intolerancia están enquistadas incluso en ilustradas democracias occidentales. Y a la democracia –por su parte- le resulta muy difícil combatir esta clase de odio, ya que toda posible intervención podría lesionar su mismísima esencia democrática. Muchos dirán que ésto demuestra la fragilidad del sistema democrático. Otros -más pesimistas aun- dirán que tarde o temprano el fundamentalismo prevalecerá y la democracia pasará a ser una mera anécdota histórica; un sistema que marcó una época pero que ya no tiene más cabida en nuestro mundo, tal como ocurrió con los señores feudales de la Edad Media.

Hace unos años, cuando el presidente de Irán disertó ante la Universidad de Columbia, se le preguntó al entonces presidente George W Bush, acerca de los límites de la democracia. ¿Cómo es posible que una de las más renombradas universidades americanas permita que un negador del Holocausto destile odio desde sus estrados? Bush respondió que EEUU se transformó en una gran nación, justamente debido a esa libertad de expresión.

Posiblemente ésta haya sido una de las frases más acertadas que haya tenido Bush como Presidente de los EEUU. La libertad de expresión, aun cuando en su nombre se expresen las ideas más inverosímiles,  no es un signo de debilidad sino de fortaleza. Sólo quien se siente amenazado, y goza de baja autoestima perseguirá a quien piense distinto. Sólo un líder con miedo conminará a sus seguidores a pensar como él.

Particularmente, me siento orgulloso de ser Rabino en una congregación que no me va a escuchar si le digo a quien votar o cómo pensar. No me siento débil por ello.

Creo en el individuo y la autonomía de su pensamiento y entiendo al Rabinato como guía y no como un infalible liderazgo castrense. 

Aborrezco las manipulaciones, los lavados de cerebros y las imposiciones religiosas por la fuerza. No sólo éso. Considero que el fundamentalismo judío es la amenaza más grande que se cernirá sobre nuestro pueblo en las próximas décadas...más grande aun que la asimiliación.

Confío en el criterio del individuo para elegir su camino. No considero que ésto sea arriesgado ni que conduzca a la anarquía; el mundo siempre tiende al equilibrio (el siglo veinte ha demostrado reiteradas veces cuán peligroso es cuando el criterio esta en manos de uno sólo y el resto va detrás suyo como rebaño).

Si un judío quiere saber la diferencia entre "izquierda y derecha" está bien que le pregunte a su guía, a su Rabino. Mas si no le pregunta, el Rabino debe aprender a respetar su silencio.

Ya lo han enseñado nuestros sabios: El silencio salvaguarda la sabiduría (Avot 3, 17).  



miércoles, julio 31, 2013

Parashat Reé 5773

Dominando la codicia

Uno de los versículos de Parashat Reé llama poderosamente la atención:

"Cuando ensanchare el Eterno tu Di-s tu frontera, como habló a tí y dijeres: Comeré carne, porque desea tu alma comer carne, con todo el deseo de tu alma comerás carne" (Devarim 12, 20). Los versículos siguientes constituirán la base halájica de las leyes de la  shejitá (faenamiento ritual).

La Torá sugiere aquí que el deseo de comer sobrevendrá como consecuencia del ensanchamiento de la fronteras de la Tierra de Israel.

¿Qué relación tiene una cosa con la otra?

La opulencia y la holgura económica, sin duda, son el alimento del cual se nutre la codicia. Quien tiene diez, quiere cincuenta. Quien tiene cincuenta querrá cien. Quien tenga tierra, no le alcanzará. Querrá también comer carne...

Hace unos días me detuve a releer la conocida obra de Robert Kiyosaki, "Padre rico, padre pobre". A través de su obra, Kiyosaki pretende enseñar a sus lectores a adquirir libertad financiera.

En uno de los párrafos destacados de su libro dice el autor:

"La razón por la cual la gente pelea a diario por su sustento es el hecho de que han pasado años en la escuela estudiando, pero nada han estudiado acerca del dinero. La consecuencia es que la gente aprende a trabajar por plata, pero no aprenden a hacer que la plata trabaje para ellos".

Kiyosaki sostiene en su obra que a la gente le cuesta ser rica porque no recibe educación financiera apropiada.

El libro es llevadero y Kiyosaki cárismatico para transmitir sus conceptos. Sin embargo, al tiempo que lo releía, no pude dejar de pensar hasta qué punto el libro está reñido con el concepto judío de riqueza.

Rico –dice Pirkei Avot- es aquel que está feliz con su porción. Rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.

En el Pacífico Sur, los cazadores de monos utilizan una innovadora técnica para atrapar a sus presas. Ante todo, escogen varios cocos pequeños y le practican un orificio. Luego proceden a introducir un puñado de nueces en su interior.

Cuando el aninal introduce su mano en el coco, toma las nueces. Sin embargo -al tener el puño cerrado- el mono no logra extraer su mano del coco. Sólo recuperará la libertad si suelta las nueces.

La elemental mente del animal no logra resolver el dilema. O se queda con las nueces o recupera la libertad. Es entonces que el mono literalmente enloquece y comienza a golpear el coco contra árboles y contra el suelo. El mono gasta sus últimas energías en ese puñado de nueces y la misión de los cazadores, finalmente, resulta sencilla.

El camino judío hacia la riqueza no tiene exclusivamente que ver con una educación financiera adecuada. La llave del bienestar económico tiene que ver con la psicología. Nuestros sabios sugieren que la "riqueza" se alcanza cuando logramos neutralizar el sentimiento de codicia que anida en nuestro corazón. Cuando logramos entender que la vida es algo más que un puñado de nueces.

La Torá dice que el ensanchamiento de los límites provocará la codicia por carne.

De hecho, la trampa a la que es sometido aquel que goza de un excesivo bienestar, se encuentra sugerida en Parashat Ekev, sección que leímos hace una semana:

"No sea que comas y te sacies, y buenas casas edifiques y habites. Y tus vacas y tus ovejas se multipliquen, y plata y oro se te aumente y todo lo que tuvieres se multiplique, y se ensoberbezca tu corazón y olvides al Eterno, tu Di-s, el que te sacó de la tierra de Egipto" (Devarim 8, 12-14).

Al final, los hijos de Israel cayero en la trampa. Moshé dará su crudo diagnóstico hacia el final de la Torá, en Parashat Haazinu: "Y engordó Ieshurún (Israel) y coceó...abandonó a Di-s que lo había hecho y envileció al Creador, su salvación" (Devarim 32, 15). Ya lo dice el Talmud: "El estomago lleno, es motor de la transgresión" (Berajot 32a)...

Es cierto que una adecuada educación finaciera ayuda. No pretendo, de ningún modo, restarle importancia a ello. Sin embargo, la auténtica receta hacia la "riqueza" reside en nuestra capacidad por dominar y neutralizar el destructivo poder de la codicia.

¿Quien es rico?
Quien es feliz con su porción. 


jueves, julio 11, 2013

Parashat Devarim 5773

Yes we can

Los primeros versículos de Parashat Devarim nos plantean un interesante interrogante.

Sefer Devarim –el quinto y último libro de la Torá- contiene los discursos de despedida de Moshe previos a su muerte.

La Torá (Devarim 1, 3) atestigua que dicha despedida tuvo punto de partida en Rosh Jodesh Shevat (el primer día del undécimo mes, de acuerdo al dictamen bíblico). De acuerdo a la tradición hebrea, Moshé murió el día 7 del mes de Adar. Por ende, aquellos discursos de Moshé se fueron hilvanando a lo largo de treinta y seis días (No es casual que la primera palabra de Parashat Devarim –Elu (אלו)- sume también 36 en gematria).

¿Cómo es posible que Moshé -hombre "lento de habla" e "incircunsiso de labios"-logre hablar durante treinta y seis días seguidos?

De acuerdo al libro Guiness de los records, el discurso más largo de la historia fue pronunciado por el indio Krishna Menon ante la ONU en 1957, defendiendo la posición de su país respecto al territorio de Cachemira durante aproximadamente ocho horas.

Aquí estamos habando de un hombre que se despide de su pueblo con un discurso de ¡treinta y seis días! Ésto es algo extraordinario, pero más increíble aun es que aquel que habla –de acuerdo a la Tora- ¡es tartamudo!

Al respecto, existen dos opiniones divergentes en Devarim Rabá.

La primera de ellas sugiere que no existía impedimento alguno en Moshé.

El midrash compara a Moshé con un comerciante que vendía tejidos de lana púrpura.

Vino un rey y preguntó al comerciante la naturaleza de su mercamcía. El hombre le respondió que no vendía mercancía alguna. "¡¿Cómo es posible?!", le preguntó el rey. "Escuché tu voz diciendo que vendías tejidos de lana púrpura...". "Es cierto", dijo el comerciante. "Vendo tejidos de lana púrpura, pero para su alteza es como si fuera nada".

Así dijo Moshé: "Ante Di-s -quien creó la boca del hombre- "No soy hombres de palabras". No así ante Israel.  (Devarim Rabá 1, 7).

El Midrash sugiere aquí que la limitación de Moshé no era objetiva. Sólo ante Di-s se sentía incapacitado para hablar. Ante Israel no sentía limitación alguna.

Sin embargo, el Midrash también plantea una opinión antágonica a este comentario.

De acuerdo a un segundo comentario en Devarim Rabá, la tartamudez de Moshé era real y sólo quedó curada luego de la entrega de la Torá (Devarim Rabá 1, 1).

Deseo ofrecer hoy una tercer abordaje a este interrogante.

Opino que Moshé superó su tartamudez al momento de comenzar su misión ante el faraón.

Todo hombre esté cargado de limitaciones. Sin embargo, quien está convencido de su misión en este mundo, logra sobreponerse a ellas.

...

Nos encontramos a las vísperas de Tishá BeAv, día en el que rememoraremos la destrucción del Primer y Segundo Templo de Jerusalem.

Mucho se ha escrito acerca de los pecados que han desencadenado en estas tragedias.

Se dice que el Primer Templo fue destruído por el pecado del derramamiento de sangre, la idolatría y las relaciones sexuales prohibidas. Se dice que el Segundo fue destruído por el pecado del odio gratuito (Iomá 9b).   

Sin embargo, de acuerdo al Talmud, dichas tragedias quedaron decretadas el mismísimo día en que los espías regresaron al campamento de Israel luego de su periplo por la Tierra Prometida.

La historia de los meraglim también es leída cada año el Shabat anterior a Tishá BeAv.

Cuarenta años después de aquel suceso, Moshé rememora que aquellos hombres hicieron derretir el corazón de Israel (Devarim 1, 28). Aquella tierra de ensueño, se transformó, del día a la noce, en una tierra de pesadilla.

Los gigantes y las ciudades fortificadas terminaron marcando el tono de su informe: "No podremos subir contra el pueblo, porque es más fuerte que nosotros", dijeron (BeMidvar 13, 31).

Sin embargo, lo más grave de este triste episodio, es que aquellos espías terminaron contagiando su pesimismo a todo Israel, transformando el llanto de aquella noche en un llanto que atravesaría generaciones (Taanit 29a).

¿Qué es lo que produjo –finalmente- la destrucción de los Templos de Jerusalem?

No sólo el odio gratuito, las relaciones sexuales prohibidas, la idolatría o el derramamiento de sangre. Esos fueron los desencadenantes.

Los Templos de Jerusalem comenzaron a destruirse en aquel momento en el que un pueblo –el nuestro- se creyó sin fuerzas para llevar a cabo su misión.

La auténtica razón de aquellas tragedias fue la erronea percepción del "no podremos". Los Templos de Jerusalem comenzaron a destruírse aquella misma noche en el que un pueblo bajó sus brazos.

Tal vez éste sea uno de los mensajes más poderosos que nos haya dejado Moshe Rabenu.

A la hora de la verdad, incluso aquel hombre que se percibía limitado y sin poder de palabra, demostró que sí podía.

Finalmente, no existe obstáculo que pueda imterponerse ante la fuerza de voluntad.



jueves, julio 04, 2013

Parashat Matot-Mase 5773

Las piedras grandes, primero...

Parashat Matot recuerda, entre otros pasajes, el pedido de las tribus de Reubén y Gad para heredar la tierra ubicada al este del río Jordán.

Moshé, infiriendo que estos se rehúsaban a participar en la conquista de la Tierra de Israel, los amonestó severamente diciéndoles: "¿Vuestros hermanos irán a la guerra, y vosostros permaneceréis aquí?" (BeMidvar 32, 6).

Al oír su respuesta, Moshé comprendió rápidamente que no se trataba de un caso clásico de deserción militar sino que sus razones tenían una raíz más profunda y compleja. Estas tribus deseaban aquellas fértiles tierras por tener numeroso ganado; no era su intención evadir el deber.

"Y acercáronse a él (a Moshé) y dijeron: "Edificaremos aquí corrales para nuestro ganado y ciudades para nuestros niños; y nosotros nos armaremos presurosos delante de los hijos de Israel, hasta que los traigamos a su lugar" (BeMidvar 32, 16-17).

Moshé vio con buenos ojos su disposición a alistarse con el resto de las tríbus de Israel. Sin embargo, decidió corregir su enunciado: "Edificad para vosotros ciudades, para vuestros niños y corrales para vuestras ovejas, y lo que salió de vuestra boca, haréis" (BeMidvar 32, 24).
RaSHI trae las palabras del Midrash Tanjuma al respecto: "Estaban más preocupados por sus bienes materiales que por sus hijos e hijas, dado que (en sus palabras) anticiparon su ganado a sus niños. Les dijo Moshé: "No así debe ser; hagan lo principal en primer término y lo secundario en segundo. Primero edifiquen ciudades para vuestros niños y luego corrales para el ganado".

Moshé comprende que la falta de motivación no tenía que ver con la indiferencia. El análisis de aquellas dos tribus estaba distorsionado. Su escala de valores estaba invertida. Pensaban en sus ganados, sobre todas las cosas, postergando a sus hijos a un plano menor.

Leí hace un tiempo acerca de un asesor de empresas que quiso sorprender a los asistentes a una de sus conferencias.

Sacó de debajo del escritorio donde estaba sentado un frasco grande de boca ancha y colocándolo sobre la mesa junto a una bandeja de piedras preguntó: ‘¿Cuántas piedras piensan que entran en el frasco?’.

Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó: ‘¿Está lleno?’.

Todo el mundo miró y dijo que sí.

Entonces sacó de debajo de la mesa un balde con canto rodado. Metió parte del canto rodado en el frasco y lo agitó. Las piedritas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió la pregunta: ¿Está lleno? Esta vez los asistentes dudaron: Tal vez no...

Puso en la mesa un balde con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y el canto rodado. ‘¿Está lleno?’, preguntó de nuevo. ‘¡No!’, exclamaron los asistentes.

Finalmente tomó una jarra de agua que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no estaba lleno.

‘¿Qué hemos demostrado?’, preguntó aquel hombre a la audiencia.

Un alumno respondió: ‘Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas’.

‘¡De ninguna manera!, concluyó el experto. Lo que esta lección nos enseña es, que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después’.

Este era el problema de las tribus de Gad y Reubén. Dejaron las piedras grandes para el final.
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martes, junio 25, 2013

Parashat Pinjás 5773

Sobreviviendo

‘Y dijo Dios a Moshé: Sube a este monte de Abarim y ve la tierra que di a los hijos de Israel. Y la verás y serás juntado a tu pueblo, como fue juntado Aharón tu hermano...Y habló Moshé a Dios diciendo: ‘Disponga el Eterno...un hombre sobre la comunidad...y no sea la comunidad como las ovejas que no tienen pastor’ (BeMidvar 27, 12; 27, 16-17).

En una oportunidad preguntaron al Rabino David Golinkin si -de acuerdo a la Halajá- se le podía anunciar el crudo pronóstico a un enfermo terminal o si acaso es preferible ocultárselo. Uno de los argumentos del Rabino para responder afirmativamente, fue que aquel enfermo sólo podrá tomar decisiones trascendentes si conoce la verdad.

Moshé aquí está en una situación similar.

Tiene el extraño y dudoso "privilegio" de saber que va a morir y con resignación se dispone a tomar una última decisión: quiere un sucesor. Está dispuesto a que su vida quede trunca, pero no a que quede trunca su misión.

¿A qué se parecía Moshé?, pregunta el Midrash.

A un fiel pastor al que le dijo el dueño de su ganado: ‘Apártarte de mi ganado’.
Dijo: ’No me apartaré hasta que me digas quién va a ser el que me vas a nombrar después de mí (Ialkut Shimoni).

Si bien nunca podremos saber lo que ocurrirá en el mundo venidero después de nuestra partida, hay ciertas decisiones en la vida que hacen que sigamos viviendo aun después de nuestro final. De la misma manera que uno puede ir al banco y abrir una caja de ahorro en la cual acumular bienes materiales, debiéramos esmerarnos para dar forma a nuestro legado ético-espiritual.

Moshé quiere que se lo recuerde por lo que fue y sabe que su existencia tendrá continuidad en la existencia de su sucesor que no será otro que Ieoshúa bin Nun.

Leí en una oportunidad sobre una pesadilla que tuvo el filósofo Bertrand Rusell. Veía a un bibliotecario con uno de sus más afamados libros en la mano, tratando de decidir si lo dejaba en el estante o lo tiraba para hacer lugar a libros más recientes.

Lo que estaba en juego en esta pesadilla era nada menos que la trascendencia del filósofo.

¿Acaso las generaciones futuras podrán recordarnos por algo? ¿Trascenderemos nuestra propia muerte?

Si no logramos transmitir nuestros sueños, nuestra enseñanzas, nuestros desvelos a alguien que venga detrás nuestro, nuestra vida habrá de perder gran parte de su sentido.

La trascendencia nos desvela, bien nos puede quitar el sueño.

¿Queremos vivir o tan sólo sobrevivir?

Así como un niño travieso al ver el cemento fresco en la acera se ve tentado a dejar allí su huella marcada, Moshé desea dejar su huella en Ieoshúa para reconocerse a través suyo.

‘Y apoyó sus manos sobre él y lo ordenó’ (BeMidvar 27, 23).
Ya podía morir en paz.



miércoles, junio 19, 2013

Parashat Balak 5773

Balada para un loco

Llamarse "gusano" no representa –a simple vista- un gran halago. Sin embargo, el  profeta Ishaiahu elige ese calificativo para referirse a los hijos de Israel. "No temas, gusano Iaakov, y tampoco vosotros, hombres de Israel" (Ishaiahu 41, 14).

¿Por qué será que el profeta Ishaiahu eligió semejante figura para referirse a nuestro pueblo?

La respuesta la trae el RaDaK (Rabí David Kimhi) y está claramente vinculada con la Parashá que leemos esta semana, Parashat Balak.

Dice el RaDaK en su comentario al libro de Ishaiahu: "Así como el gusano lastima a los cedros a través de su boca, y aun cuando es blando lastima a aquello que es duro, así también ocurre con Israel: su fortaleza reside en sus plegarias y (con ellas) golpean a los malvados del mundo que son fuertes como los cedros".

Al inicio de la Parashá se nos cuenta que Balak, rey de Moav, pidió consejo a los ancianos de Midián a fin de enfrentar y derrotar a Israel.

Dice RaSHI:

"Dado que vieron que Israel iban venciendo (a sus enemigos) de manera extraordinaria (y por medio de milagros), dijeron: "El líder de éstos [de Israel] se formó en (la tierra de) Midián. Preguntémosle cual es su característica". Le dijeron (los midianitas): "Su fortaleza no reside sino en su boca". Dijeron: "También nosotros los enfrentaremos con un hombre cuya fortaleza reside en su boca".

Fue entonces que Balak decide contratar los servicios de Bilam el malvado cuya bendición o maldición tenía un poder comprobado y efectivo.

La conclusión de los moabitas resulta desconcertante.

Permítanme que me tome la licencia de traducir esta insólita conclusión a un lenguaje deportivo.

Todo aquel que entiende de fútbol sabe que el seleccionado de Brasil siempre se ha caracterizazo por su poderío ofensivo. Ahora, supongamos que un entrenador rival observara el juego de la selección de Brasil y dijera: "El poderío de Brasil está en su ataque; la enfrentaremos con cinco delanteros".

Si llegara a esa absurda conclusión posiblemente recibiría más de media de docena de goles en el próximo partido y sería removido de su cargo.

Todo soldado sabe que para triunfar en la batalla deben identificarse los puntos débiles del adversario y atacarlos. Los puntos fuertes deben ser identificados, pero sólo a fin de tomar los recaudos pertinentes.

Sin embargo, Balak, rey de Moav llega a la conclusión opuesta. Y ésta resultó ser no sólo una conclusión insólita y desconcertante sino también un auténtico suicidio táctico.

Cuando Bilam de dispuso a maldecir a los hijos de Israel, brotaron perlas de su boca. Tan bellas resultaron sus palabras de bendición que lograron formar parte de la liturgia judía diaria.

¿Por qué hizo ésto, entonces?

Creo que la clave para entender la conducta de Balak ha sido expresada por nuestros Sabios cuando afirman que el amor como el odio "alteran las formas" (Bereshit Rabá 55, 8).

Aquel que ama u odia con todo su alma tomará -a menudo- decisiones absurdas e irracionales sólo a fin de saciar su corazón.

Quien ama a alguien profundamente, posiblemente termine actuando fuera de toda lógica. Lo mismo ocurrirá con quien odia profundamente, tal era el caso de Balak, rey de Moav.

Quien observa a Balak de costado, no logrará entenderlo. Interpretará su  acto como un auténtico desatino.

Y algo de éso hay...


El amor y odio gustan emparentarse con la locura.