Derecha, Izquierda y fundamentalismo
religioso
Dice Parashat Shoftim,
en uno de sus párrafos más destacados:
"Cuando fuere
dificultoso para ti un asunto del juicio...te levantarás y subirás al lugar que
eligiere el Eterno, tu Di-s. E irás a los sacerdotes, los levitas, y al juez
que esté en esos días e inquirirás y te dirán la palabra del juicio. Y harás
según lo que te digan...no te desvíes de lo que te dijeren, ni a derecha ni a
izquierda" (Devarim 17, 8-11).
Esta última frase se ha
convertido en motivo de numerosas dicusiones en la literatura rabínica.
Están quienes dicen que
uno debe prestar atención a los Sabios en todo caso. Por ejemplo, dice RaSHI
basándose en el Midrash:
(Harás según lo que
te diga el juez) incluso cuando te dijera que lo derecho es izquierdo y lo
izquierdo es derecho, y más aun cuando te dijera que lo derecho es derecho
y lo izquierdo es izquierdo (RaSHI a Devarim 17, 11).
La Mishná trae un
interesantísimo relato al respecto (Rosh HaShaná 2, 9):
Raban Gamliel –quien
presidía el Sanhedrín en Iavne- había calculado a la luna nueva del mes de
Tishrei para un determinado día, mientras Rabi Ioshúa lo había estimado para un
día distinto.
Raban Gamliel,
ejerciendo las prerrogativas de su cargo, ordenó a Rabi Ioshúa venir hacia él
con dinero y con un bastón en un día en el que -según el cálculo del segundo- era
Iom Kipur. Después de mucho angustiarse Rabi Ioshúa finalmente obedeció.
Tomó su bastón y sus
monedas y partió hacia Rabán Gamliel. Al arribar, éste lo besó y le dijo: ‘Ven
en paz, mi maestro y mi discípulo: mi maestro en sabiduría, y mi discípulo
porque aceptaste mis palabras’.
Sin embargo, otras opiniones
consideran que no debemos ir trás las palabras de los Sabios si tenemos certeza
de que son equivocadas. Dice el Talmud Ierushalmi (Horaiot 1, 1) al respecto:
"¿Acaso es
posible que si (los sabios) dijeran que lo derecho es izquierdo y que lo
izquierdo es derecho que (aun así) debas escucharlos? (Por eso) las Escrituras
nos dicen: "Ni a derecha ni a izquierda". Es decir: Sólo (debes
escucharlos) si te dijeran que lo derecho es derecho y lo izquierdo es
izquierdo".
El Talmud Ierushalmi sostiene que la opinión de los líderes debe ser
meticulosamente evaluada y no se les debe escuchar si se sabe que están
equivocados.
Esta divergencia
rabínica resulta clave para entender la tensión entre el fundamentalismo judío
ultraortodoxo por un lado y las expresiones religiosas judías moderadas por el
otro.
El judío
fundamentalista escucha a su sabio, y lo dota de un halo de infabilidad. Ésto
es los que se conoce en hebreo por el nombre de Emunat Jajamim (confianza
en el criterio de los sabios). Es el principio que esgrimían (o aun esgrimen) los miembros del
partido político SHaS cuando dicen que sólo obrarán según la opinión del Rab.
Ovadia. Las expresiones judías moderadas darán al individuo un cierto poder de
veto. Versículos al estilo de "no te desvíes de lo que te dijeren, ni a
derecha ni a izquierda" suenan -a oídos de muchos- como anacrónicos y
reñidos con la realidad.
Este fenómeno -desde
ya- excede las fronteras del mundo judío. Lo podemos apreciar en todo regimen
totalitario, como en los regímenes islámicos fundamentalistas. Bastará que algún
dibujante publique una caricatura contra el Islam o que algún Salman Rushdie
publique otra novela. Hordas de manifestantes pedirán sus cabezas ante el
veredicto de algún tribunal religioso.
Estas manifestaciones
de odio e intolerancia están enquistadas incluso en ilustradas democracias
occidentales. Y a la democracia –por su parte- le resulta muy difícil combatir
esta clase de odio, ya que toda posible intervención podría lesionar su mismísima
esencia democrática. Muchos dirán que ésto demuestra la fragilidad del sistema
democrático. Otros -más pesimistas aun- dirán que tarde o temprano el
fundamentalismo prevalecerá y la democracia pasará a ser una mera anécdota
histórica; un sistema que marcó una época pero que ya no tiene más cabida en
nuestro mundo, tal como ocurrió con los señores feudales de la Edad Media.
Hace unos años, cuando
el presidente de Irán disertó ante la Universidad de Columbia, se le preguntó
al entonces presidente George W Bush, acerca de los límites de la democracia.
¿Cómo es posible que una de las más renombradas universidades americanas
permita que un negador del Holocausto destile odio desde sus estrados? Bush
respondió que EEUU se transformó en una gran nación, justamente debido a esa
libertad de expresión.
Posiblemente ésta haya
sido una de las frases más acertadas que haya tenido Bush como Presidente de
los EEUU. La libertad de expresión, aun cuando en su nombre se expresen las
ideas más inverosímiles, no es un signo
de debilidad sino de fortaleza. Sólo quien se siente amenazado, y goza de baja
autoestima perseguirá a quien piense distinto. Sólo un líder con miedo
conminará a sus seguidores a pensar como él.
Particularmente, me
siento orgulloso de ser Rabino en una congregación que no me va a escuchar
si le digo a quien votar o cómo pensar. No me siento débil por ello.
Creo en el individuo y
la autonomía de su pensamiento y entiendo al Rabinato como guía y no como un
infalible liderazgo castrense.
Aborrezco las manipulaciones,
los lavados de cerebros y las imposiciones religiosas por la fuerza. No sólo
éso. Considero que el fundamentalismo judío es la amenaza más grande que se
cernirá sobre nuestro pueblo en las próximas décadas...más grande aun que la
asimiliación.
Confío en el criterio
del individuo para elegir su camino. No considero que ésto sea arriesgado ni
que conduzca a la anarquía; el mundo
siempre tiende al equilibrio (el siglo veinte ha demostrado reiteradas veces
cuán peligroso es cuando el criterio esta en manos de uno sólo y el resto va
detrás suyo como rebaño).
Si un judío quiere
saber la diferencia entre "izquierda y derecha" está bien que le
pregunte a su guía, a su Rabino. Mas si no le pregunta, el Rabino debe aprender
a respetar su silencio.
Ya lo han enseñado
nuestros sabios: El silencio salvaguarda la sabiduría (Avot 3, 17).