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lunes, mayo 20, 2013

Parashat BeHaalotjá 5773

Un color complejo

Los últimos versículos de Parashat BaHaalotjá narran el pecado y el castigo de Miriam a cosecuencia de sus palabras hacia su hermano, Moshé.

"Y hablaron Miriam y Aharón contra Moshé por causa de la mujer cushita (negra) que tomó, porque mujer cushita tomó...Y la nube se apartó de sobre la tienda, y he aquí que Miriam estaba leprosa como la nieve" BeMidvar 12, 1-10).

Nuestros Sabios han hablado reiteradamente sobre la conección entre el vocablo hebreo "Metzorá" (Leproso) y el concepto "MoTZi shem RA" (Calumniador). Ambos conceptos se ven vínculados de manera evidente en este relato. A causa de su calumnia, Miriam se vio atacada por la lepra.

La Torá, sin ninguna duda, aborda de manera crítica la conducta de Miriam.

Por miles de años, los comentaristas bíblicos se confrontan con este relato sin saber a ciencia cierta qué es lo dijo Miriam acerca de aquella mujer cushita.

¿Acaso no quisiera usted saber qué es lo que dijo Miriam acerca de aquella mujer?

¿Ha visto? Por miles de años hemos criticado a Miriam y a sus modos, pero en realidad nos parecemos bastante a ella. También nosotros queremos saber. También nosotros somos curiosos o –lo que es peor- chismosos e indiscretos.

De todos modos, existe en este relato de Miriam y la mujer cushita un detalle que no quisiera pasar por alto.

Hace unas semanas, escuché de boca del periodista israeli Iaakov (Iaki) Leví un interesante abordaje a esta sección.

Miriam habla de aquella mujer negra (cushita), y como consecuencia de ello se vuelve blanca "como la nieve".

Negra, blanca...El constraste se hace más que evidente.

En la cultura occidental, existe una clara tendencia a vincular al blanco con atributos positivos como pureza, bondad e inocencia.

Sin embargo –se sabe- el blanco no es un color. El blanco es la sumatoria de todos los colores. El blanco, por definición, es complejidad.

El idioma hebreo y la tradición judía han asignado a este complejo matiz, una connotación ambigua.

El blanco es, por ejemplo, pureza y ausencia de pecado. Dice el profeta Ishaiahu: "Aunque vuestros pecados sean como la grana, tornaránse tan blancos como la nieve" (Ishaiahu 1, 18). Pero, por otro lado, el blanco es impuerza y pecado como en el caso de Miriam.

El blanco es el color de las novias.
Pero también, el color de las mortajas del muerto.

El blanco nos despierta sentimientos de bondad y ternura. Sin embargo, la encarnación del mal en la Hagadá de Pesaj está concentrada en la figura de Labán el arameo, no en la del faraón.

Así leemos en la noche del Seder:

"Ve y aprende lo que intentó hacer Labán el arameo a Iaakov nuestro patriarca. Mientras que el faraón no había decretado (hacer el mal) a los varones, Labán pretendió destruir a todos".

Labán, en hebreo, es "Blanco".

El lingüista israelí Abshalom Kor sostiene que la palabra "Labán" tiene el don de representar ideas opuestas.

Existen otros ejemplos en el idioma hebreo.

"Amit" (עמית), significa compañero.
"Imut" (עימות), significa enfrentamiento.

"Geulá" (גאולה) significa redención.
"Megoal" (מגואל), significa contaminado.

"Shajor" (שחור), significa negro.
"Shajar" (שחר), significa  amanecer.

Este abordaje de Abshalom Kor trae a mi mente el reconocido poema "El sur también existe" del autor uruguayo Mario Benedetti

Con su hábil pluma, Benedetti caracteriza al norte con los opresores y al sur con los oprimidos. Al norte con la soberbia, y al sur con la humildad. Al norte con la abundancia y al sur con la escasez.

Sin embargo, su definición no es geográfica. El mismo Benedetti lo aclaro en más de una ocasión. "Hay nociones del llamado eje sur en el hemisferio Norte y hay filiales del eje norte en las naciones del hemisferio Sur".

En todo Norte, hay algún Sur. Y en todo Sur, algún Norte. El norte geográfico contiene nociones de sensibilidad, y el sur geográfico contiene, tristemente, elementos de opresión.

Lo que a simple vista se presenta como una aseveración esquemática y simple (malos y buenos, norte y sur o blanco y negro), súbitamente se transforma en una realidad compleja, de múltiples matices.

....

El hecho de que Miriam se volvió blanca como la nieve representa otro sobrado ejemplo de la compleja personalidad de los héroes del TaNaJ, y –por qué no- del alma humana.

Porque como ya lo he dicho, el blanco no es un color sino la sumatoria de todos ellos.
El Blanco es complejidad por definición, así como el alma humana lo es.

Es poco aconsejable –y posiblemente, simplista- dividir al mundo en categorías de malo y bueno, norte y sur o blanco y negro. El ser humano es una criatura de múltiples matices, que anida en su corazón a lo noble y a lo mezquino, al dolor y al placer, a la luz y a las sombras.

El rey Shlomó ya lo ha dicho en Kohelet:

"Porque no hay sobre la tierra un hombre justo que haga el bien y no peque" (Kohelet 7, 20).

Así que no debemos "autoflagelarnos" por querer saber los detalles del chisme de Miriam.

Está claro que no es correcto. Ser chismoso no es ninguna gran virtud. Pero -finalmente- también nosotros somos mortales.




martes, mayo 07, 2013

Parashat BeMidvar 5777

Un honorable cargo

Parashat Bemidbar, que leemos esta semana, describe en sus últimos versículos el transporte del tabernáculo y sus utensilios.

Entre otros detalles, se nos relata acerca del particular rol de Eleazar, hijo de Aarón HaCohen, a la hora de dicha tarea.

Eleazar era el jefe máximo de la tribu de Leví. No obstante notamos que su participación en la carga del mishkán distaba de ser simbólica.

De acuerdo con la Parashá, Eleazar debía cargar con el incienso de la especias (su peso era de 365 mané, que serán aproximadamente 180 kg de nuestros días), con el aceite para el encendido anual del candelabro (eran 183 log, aproximadamente 60 litros) y, como si fuera poco, también cargaba con la ofrenda perpetua.

Jamás lograremos entender cómo un simple mortal podía llevar a cuestas semejante carga.

RaSHI en su comentario al Talmud (Shabbat 92a) cuenta que Eleazar llevaba el aceite con su mano izquierda, el incienso en su regazo y la ofrenda perpetua sobre su hombro.

De todos modos, suena una carga muy pesada...E insluso cuando el RaMbaN dice que Eleazar era "fuerte y valiente como Iaakov Avinu" (comentario a BeMidvar 4, 16), sostengo que el particular rol de Eleazar requiere un análisis más exhaustivo.

A fin de ahondar en este punto deseo formular dos preguntas y proponer una respuesta para ambas.

La primera pregunta que quiero plantear es por qué no delegó Eleazar su tarea en otras personas. Finalmente éso es generalmente lo que hacen reyes, generales y todo dignatario que se sitúan en las más altas esferas del poder.

La segunda pregunta tiene que ver con la sensaciones de Eleazar al realizar dicha tarea. ¿Acaso no sentía alguna cuota de humillación al sentir el sudor en su frente?

Responderé a estas preguntas con una historia personal.

En mis primeros años de Rabinato, serví en una congregación que requería de mí una alta participación en tareas domésticas. Rápidamente me encontré acomodando sillas, barriendo pisos, cortando verduras y sirviendo refrescos.

Fue entonces que decidí visitar a mi maestro, Dany Fainstein, a quien le transmití mis pesares. Dany estaba ocupado y me atendió en su oficina por un par de minutos. Sólo me dijo que, en los años 60', cuando el Rabino Marshall Meyer Z"L fundó la Comunidad Bet El, todos los viernes -antes del Kabalat Shabat- entraba al baño y revisaba que no faltase papel higiénico para los congregantes.

También yo, cuando veo a los congregantes y dirigentes de mi actual congregación, acomodando sillas, sirviendo la mesa y barriendo los pisos, pienso: ¡Cuánto más fácil sería si tuviéramos algún empleado que hiciera la tarea por todos nosotros!

Seguramente sería más fácil...pero no sería lo mismo.
Porque lo que hacemos en nuestras kehilot no es servicio, sino "sagrado servicio" (Avodat HaKodesh).

El midrash nos cuenta que Ieoshúa bin Nun fue designado como conductor del pueblo de Israel a su ingreso a la Tierra Prometida no sólo por sus cualidades natas de liderazgo. JaZaL nos cuentan que Ieoshúa fue merecedor del cargo por haber asistido a Moshé Rabenu acomodando bancos y extendiendo las esterillas en el piso de su tienda (BeMidvar Rabá 21, 14).

....

¿De dónde provenía la fuerza de Eleazar, entonces?
¿Acaso gozaba de ayuda celestial?

Me parece que la respuesta es más sencilla.
Lo que para algunos es una pesada carga, para otros es un honorable cargo.

Y cuando se alcanza a comprender que ciertas tareas revisten un carácter sagrado, las limitaciones físicas pasan a ser una mera anécdota.