Buscar este blog

miércoles, febrero 13, 2008

Parashat Tetzavé 5768

Un Vestido y un Amor

A la memoria de mi amigo Ari Korob Z"L. Tihie Nishmato Tzrurá Bitzror Hajaim

Parashat Tetzavé relata con lujo de detalles la vestimenta que solía vestir el Cohen Gadol a la hora de servir a Di-s.
Eran ocho las prendas que cubrían su cuerpo y sólo debía vestirlas –enseñan nuestros sabios- a la hora de cumplir su sagrada función.

La indumentaria del Cohen Gadol no era un mero protocolo.

Un médico que olvida su delantal en su casa seguirá por siempre siendo médico y lo mismo ocurrirá con un juez y su túnica o un policía y su gorra. Sin embargo, cuando el Talmud regula la obligatoriedad del uso de la indumentaria por parte del Cohen Gadol lo hace de manera terminante y lacónica: BiZman SheBigdeihem Aleihem, Kehunatam Aleihem; Ein Bigdeihem Aleihem Ein Kehunatam Aleihem (En tanto sus vestimentas están sobre ellos, están investidos con el sacerdocio; si sus vestimentas no están sobre ellos, no están investidos con el sacerdocio) (Zevajim 17b).

¿Acaso la idumentaria sacrdotal tenía algún ingrediente mágico o sobrenatural?

Nuestros sabios enseñan que las diferentes prendas del Cohen Gadol expíaban por diferentes pecados de los hijos de Israel. Por esa razón resultaba indispensable que cada una de sus prendas estén sobre su piel al momento de su sagrado servicio.

Sin embargo deseo proponer otra lectura a este dictamen rabínico.

La Torá nos enseña que el Sumo Sacerdote debía llevar sobre su frente una diadema de oro (Tzitz HaZahav) con el nombre de Di-s grabado en ella y en su pecho –en el Joshen- debía llevar grabado los nombre de los hijos de Israel.

Di-s debía estar en su cabeza y el pueblo de Israel en su corazón.

Un pintor puede ser un gran artista aun cuando domine mejor el oleo que la acuarela. Quien se dedica a las letras puede ser un gran literato aun cuando se destaque en la novela más que en el arte de la poesía.

Pero ciertas funciones –como la de Sumo Sacerdote- no toleran dicha parcialidad. Un agente de Di-s no puede descuidar ninguno de los dos aspectos.

El pensamiento en Di-s y la atención por sus semejantes deben fundirse en dicha función. El Cielo y la tierra deben hacerse uno en la persona del Cohen Gadol.

Ari Z"L pertenecía a esa clase de personas.

Sin temor a equivocarme puedo decir que Ariel vivió su vida con Di-s en su pensamientos y el pueblo de Israel en su corazón. Y podía cultivar ambos aspectos con idéntica pasión. Se podía conversar con él por horas sobre religión y teología, y a la vez admirarse por su compromiso inclaudicable hacia am israel y hacia quien necesite su ayuda.

En todo lugar que pisaba Ari Z"L hacía nefashot y amistades.
Fue un gran amigo y un gran maestro, un gran hijo y un gran hermano y -aun cuando no compartí con él en Argentina los últimos años- descuento que fue un excelente padre para Lauti, Meirab y Naama y un excelente compañero para Irene.

Tenía un sentido de humor exquisto y profundo. No le importaba ir en contra de la corriente ni ser el único hincha de Atlanta a diez cuadras a la redonda. Tenía ideas claras y sabía como llevarlas a la práctica. Sabía hablar cuado era preciso y callar cuando las palabras sobraban...como ahora.

Ari...¡te voy a extrañar mucho! En algún momento nos volveremos a encontrar y cuando eso ocurra ya no va a hacer falta que hablemos por TE para pensar juntos nuestra Drashá de Shabat por la noche. ¡Yo iré a tu kehilá!

Tu amigo.

Gusti.

Ashkelon (Israel)

7 de Adar I 5768

lunes, febrero 11, 2008

Parashat Tetzavé 5768

Todo entra por los Ojos

Vivimos en la era de la imagen.

Aun cuando muchas veces hablamos de imágenes vacías, prácticamente ningún empresario descuida hoy –por ejemplo- los aspectos exteriores y muchas veces superficiales de su producción comercial.

Tal vez les ocurrió alguna vez de reconocer una nueva golosina en algún cartel publicitario de la calle. La foto del bombón es grande; el manjar apetecible. Se lo ve enorme y se reconoce cada una de las almendras que tiene en su interior. Uno va corriendo al kiosko, y cuando cree que necesitará poco más que una grúa para llevar el manjar de regreso a casa, el kiosquero le da un diminuto bombón con más papel que golosina...

Ni hablar de la imagen de los políticos. Dentadura nueva para las campañas, implantes capilares, figuras atléticas, amantes de las pasiones populares para dejar de ser lo que son y transformarse en aquello que la gente quisiera que sean.

Nuestra Parashá se ocupa esta semana del cuidado de la imagen. En Parashat Tetzavé, Di-s describe con lujos de detalles la vestimenta adecuada que debía lucir Aharón, el Kohen Gadol (Sumo Sacerdote). Un vestido lujoso con oro y piedras preciosas; "maase joshev" (un vestido artesanal) tal como lo describe la Torá.

Aharón, el Sumo Sacerdote, es definido por nuestros sabios como ‘ohev shalom verodef shalom, ohev et habriot umekarvan laTorá’ (amante de la paz y perseguidor de la paz, amante de las criaturas, a quienes acercaba a la Torá) (Avot 1, 12). ¿Acaso necesitaba de semejantes vestimentas para ejercer su rol? ¿Acaso Di-s necesitaba que se vista tan lujosamente para servirlo? ¿No bastaban con sus virtudes?

¿Por qué Di-s no le dice Aharón: "Aharón...Yo se bien quién eres. Ningún vestido por lujoso u ordinario que sea va a hacer cambiar Mi opinión sobre tí. Vístete como quieras que para Mí estará bien"?

¿Para qué tanto oro, diamante, zafiro, onix? ¿Para agradar a quién? ¿¿A Di-s??

No. Di-s no era el destinatario del mensaje que expersaba dicho ropaje, sino el pueblo de Israel. Ciertas funciones -como la de Sumo Sacerdote- o bien ciertas circunstancias -como el Shabat, por ejemplo- exigen de una vestimenta adecuada, no porque a Di-s le importe, sino porque estaremos expresando a través de nuestra ropa la forma en que nos vinculamos con dicha función o dicha circunstancia.

A nadie le agradaría que yo venga a dirigir una tefilá en Shabat vestido con jogging y zapatillas , no porque eso me transforme en una mala persona, sino porque estaría transmitiendo a mi congregación que para mí una tefilá de Shabat no se diferencia de un partido de fútbol.

Algo similar ocurría con el Sumo Sacerdote y sus vestimentas.

"No corresponde venir a rezar en Shabat a la sinagoga con la misma ropa con la que se va a bailar", les dije muchas veces a algunos jóvenes. "No corresponde venir a la sinagoga en Shabat con la misma ropa con la que se va al club", les dije muchas veces a algunos adultos.

¿Y que tiene que ver la ropa con lo que yo sienta por Di-s?, me preguntaban.

"En absoluto nada", les respondía...¿Pero quién dijo que uno se viste para agradar a Di-s?" (Cuando Adam y Eva andaban desnudos por el paraíso llegó un momento en que se cosieron hojas de higuera no para agradar a Di-s, sino porque sentían vergüenza de andar desnudos).

Di-s, quien lee los corazones de todo mortal, no necesita de nuestra imagen exterior para valorarnos, pero bien sabe que el hombre también se expresa a través de sus ropas, no porque sea superficial y frívolo, sino porque es humano.


lunes, febrero 04, 2008

Parashat Trumá 5768

Construyendo una Sinagoga

Hay un aspecto muy interesante en esta Parashá que hace algún tiempo me hizo notar un joven a quien estaba preparando para su Bar Mitzvá.

‘¿Y de dónde sacó Israel la madera para la construcción del mishkán?’, me preguntó.

Uno puede imaginar de dónde sacó Israel el oro para el mishkán. Ya la Torá (Bereshit 15, 14) nos dice que la salida de Egipto sería ‘BiRejush Gadol’ (Con gran riqueza y fortuna).

Uno puede imaginar de dónde provenían las cortinas del mishkán. Ya la Torá (Shemot 12, 38), nos cuenta que salimos de Egipto con 'Mikné Kaved Meod' (Con grandes rebaños).

Pero...¿dónde habían árboles en el desierto para la construcción del mishkán?

El Midrash (Tanjuma, Trumá) nos enseña que Iaakov Avinu las había sembrado cuando tiempo atrás, en los tiempos de hambruna para la tierra de Cnaan, descendió con sus hijos a Egipto en busca de comida.

Entonces les dijo a sus hijos: Cuando en el futuro sean ustedes redimidos de este lugar y Di-s les pida construir un mishkán...¿de dónde sacarán la madera?

Vayan y siembren cedros desde ahora, así cuando se les pida la construcción del mishkán, los cedros estarán a punto.

¿Qué nos quiere enseñar el midrash?
Iaakov jamás iría a conocer el mishkán, ni siquiera sus hijos habrían de conocerlo...

El Midrash nos enseña que construir no es sólo martillar y apilar ladrillos. Construir es soñar para adelante, planificar, tener un horizonte. Construir ha sido siempre para el pueblo judío un acto trans-generacional. Un movimiento continuo. Una actitud, más que un acto.


Se cuenta que un hombre golpeaba fuertemente una roca, con rostro duro, transpirado.

Alguien le preguntó: ‘¿Cuál es su trabajo?’.

‘¿No lo ve? Picapedrero’. Y agregó con pesadumbre: ‘Estoy en prisión y me obligan a hacer esto. ¿Le parece que puedo estar contento?’.


Un segundo hombre golpeaba fuertemente una roca, con rostro duro, transpirado. 

Alguien le preguntó: ‘¿Cuál es su trabajo?’.

‘¿No lo ve? Picapedrero’. Y agregó con pesadumbre: ‘Mi abuelo rompía piedras, mi padre hacía lo mismo, yo no puedo defraudar a mi familia. ¿Le parece que puedo estar contento?’.

Un tercer hombre golpeaba fuertemente una roca, transpirado, con rostro alegre, distendido.

Alguien le preguntó: ‘¿Cuál es su trabajo?’.

‘¡¡¡Estoy construyendo un Beit HaKneset!!!’, respondió.

Parashat Trumá es entonces mucho más que un Tratado de Arquitectura y Diseño de Interiores.


Es el mapa de ruta en el que los judíos nos hemos visto reflejados por siglos a la hora de emprender nuestras construcciones.

Es esfuerzo, entrega y algunos tropiezos.

Es el llamado –como sugiere esta historia- a ser constructores...no herederos. Y ver la construcción de una sinagoga, no como un yugo, sino como una gesta.

Pero sobre todo, es un elogio a los pioneros, que soñaron y construyeron mirando hacia delante. No hay esfuerzo más bello, ni inversión más redituable que esa.