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miércoles, noviembre 23, 2016

Parashat Jaiei Sará 5777

No soy de aquí ni soy de allá 

Desde aquel épico llamado de Dios a Abraham, en Parashat Lej Lejá, la Torá muestra a nuestro patriarca mirando siempre hacia adelante, reafirmando el paso dado.

Sin embargo, en nuestra Parashá, Jaiei Sará, Abraham por primera vez mirará hacia atrás y pedirá a su siervo Eliezer regresar a su patria y buscar allí mujer para su hijo Itzjak.

"Sino que a mi tierra y a mi parentela irás, y tomarás mujer para mi hijo, para Itzjak" (Bereshit 24, 4).

Resulta algo extraño.

Seguramente entre todas aquellas almas que Abraham y Sará hicieron en Jarán (ver RaSHI a Bereshit 12, 5) había alguna muchacha apta para Itzjak Avinu. ¿Por qué pedir a Eliezer que regrese a buscar una mujer en Aram Naharaim?

Tal vez la respuesta a este interrogante se esconda en los primeros versículos de nuestra Parashá. Cuando Abraham se dirige a los hijos de Jet para adquirir la cueva de Majpelá, que servirá de sepultura a nuestros patriarcas, se presenta a sí mismo como "Forastero y morador" (Bereshit 23, 4).

En apariencia, existe una gran contradicción en esta expresión. ¡Quien es "forastero" no es "morador" y quien es "morador" no es "forastero"!

Ocurre que Abraham, como casi todo olé jadash, convivía con esa paradoja.

Era extranjero, y venía de una tierra extraña. Pero también nuevo morador en la Tierra que Dios le señalara (ver RaSHI a Bereshit 23, 4).

¿A qué olé jadash no le ocurrió alguna vez algo similar?

En mi caso, viviendo en la Argentina, yo me interesaba por la actualidad israelí. Pero al hacer aliía, comencé a estar pendiente de las novedades de Argentina. Allí escuchaba música en hebreo, y aquí comencé a amar el tango. Allí me emocionaba al saborear el Humus, y aquí busco dulce de batata debajo de las baldozas.

¿Qué olé jadash no es –al mismo tiempo- "extranjero" y "morador"?
"No soy de aquí, ni soy de allá", como diría Facundo Cabral.

El escritor israelí Asher Barash dice que el hombre se asemeja al árbol del campo. Está quien -cual rama blanda- echará raíces en toda tierra donde sea sembrado...y está quien, para sobrevivir en un nuevo suelo, debe ser transplantado con una porción de su tierra de origen.

Llama la atención que Abraham Avinu, arquetipo del "sionismo" bíblico, diga a Eliezer "Sino que a mi tierra...irás, y tomarás mujer para mi hijo, para Itzjak". ¿Cuál es su tierra? ¿Ur? ¿Acaso no es la Tierra que Dios le señaló?

Pero evidentemente, con Abraham ocurrió lo que sugiere Asher Barash.  También él necesita una porción de su tierra de origen, para echar raíces en la nueva tierra.

Sin embargo Abraham sabía bien lo que quería para su hijo "sabra".
Hay quienes dicen que Abraham se transforma en olé jadash en Parashat Lej Lejá.
Es cierto.

Pero su proceso de "absorción" concluye en Parashat Jaiei Sará, cuando dice a Eliezer que -si bien la candidata debe ser de allí- "guárdate de no tornar a mi hijo allí" (Bereshit 24, 6).

A menudo se puede mirar hacia atrás cuando se sabe hacia donde se marcha. Se puede traer una porción de tierra de origen, para echar raíces en en nuevo suelo. Sin embargo, "Aram Naaraim" era el pasado de Abraham, no el de Itzjak. 

Abraham no quería sacrificarlo de nuevo.

jueves, noviembre 10, 2016

Parashat Lej Lejá 5777

Dios, luces y sombras

Rabino Gustavo Surazski

Cuando el escritor portugués José Saramago presentó su libro "Caín" en 2009 generó un revuelo en la prensa mundial. Declaró entonces que la Biblia es "un libro de malas costumbres" y que "el Dios de la Biblia no es de fiar, es mala persona y vengativo".

De acuerdo a la novela de Saramago, el deseo real de Caín fue matar a Dios, dado que Éste le había dado la espalda. Al no poder lograrlo, decidió asesinar a su hermano...

"La humanidad sería distinta sin la Biblia. Seguramente mejor", concluyó Saramago.

Los argumentos de Saramago no son nuevos. Son muchos los que sostienen que el mundo se vería mucho mejor sin religiones.

Es cierto que las religiones han sido causantes de odio y derramamiento de sangre a lo largo de la historia. Pero no menos cierto es que la religiones –cuando fueron interpretadas correctamente- han sido motor de un un infinito caudal de amor y muestras de entrega por parte de sus fieles (Por desgracia, la mayoría de la humanidad posee suficiente "religión" para odiar, pero no la suficiente para amar).

...

Volviendo al judaísmo y a la Biblia hebrea, cabe de todos modos hacer un aclaración.

Los judíos no leemos la Torá sino a través de sus comentaristas.

Ciertos pasajes de la Torá escrita –en su más extrema literalidad- pueden ser extremadamennte severos. Pero los judíos no leemos la Torá de manera literal. Los comentaristas de cada generación han sido los responsables de encontrar la Voz divina en el Texto a fin de que éste conserve su relevancia con el trancurso de los siglos.

Saramago no es el primero en "asustarse" al leer literalmente la Torá. Ésto ha pasado por siglos, incluso en el seno del pueblo judío. Los éxegetas bíblicos vienen confrontándose con la literalidad de la Torá desde tiempos remotos. Autoridades rabínicas de renombre, que forman parte de la columna vertebral de nuestro pueblo, han sabido interpretar la letra escrita con creatividad y originalidad a fin de que ésta refleje el sistema de valores reinante en cada lugar y generación.

En Parashat Lej Lejá, Dios se dirige a Abraham y le anuncia el cambio de su nombre.

"No será llamado más tu nombre Abram, y será tu nombre Abraham (אברהם)" (Bereshit 17, 5). Algunos versículos más tarde, Dios también anunciará el cambio de nombre de su esposa Sará: "A Sarai tu mujer, no llamarás su nombre Sarai, porque Sará (שרה) es su nombre" (17, 15). 

De acuerdo al Talmud, el cambio de nombre de nuestros patriarca y de su esposa repercutirá sobre sus destinos. Prueba de ello es que luego del cambio, Abraham y Sará gozarán de la bendición de la paternidad, algo que les estaba vedado como pareja hasta entonces (Rosh HaShaná 16b).  

Sin embargo, es posible que estos nuevos nombres representen una auténtica revolución teológica.

Por primera vez Dios, por propia Voluntad, decide tomar una de las letras de su Sagrado Nombre (la letra ה') y añadirla al nombre de dos mortales.

Dios, a través de dicha alteración, le anuncia el mundo que Él desea apegarse a lo bueno y a aquellos que tienen atributos nobles, tal fue el caso de Abraham y Sará. A aquellos que riegan el mundo de sangre y violencia en nombre de Dios y de la religión –cualquier religión- Dios les dará indefectiblemente la espalda.

...

Existe un poderosísmo comentario rabínico referido a la creación de la luz y de la oscuridad.

Al ser éstas creadas -en el primer día de la creación- nos anuncia la Torá: "Y llamó Dios a la luz ‘Día’, y a la oscuridad llamó ‘Noche’" (Bereshit 1, 5).

Preguntan nuestros sabios en el Midrash: ¿Por qué dice "Y llamó Dios a la luz 'Día'" "y a la oscuridad llamó 'Noche'? ¿Acaso no debiera decir "y a la oscuridad llamó Dios 'Noche'"? ¿Dónde está Dios cuando crea la oscuridad?

Concluyen nuestros Sabios: EIN HAKADOSH BARUJ HU MEIAJED SHEMO AL HARAA (Jamás unirá Dios Su Nombre con el mal), por ello al hablar de la oscuridad Dios prefiere alejarse y hacerse a un lado (Bereshit Rabá 3, 6).

Los comentaristas bíblicos enseñan que la milenaria tensión existente entre bien y mal, paz y discordia o bien entre luz y oscuridad, Dios nunca será un mero espectador.

Dios –a la luz de nuestros Sabios- dista de ser un Ser cruel, vengativo y sediento de sangre, como afirma Saramago.

Dios nunca mira de costado.
Dios no es neutral.

Siempre se apegará a lo bueno, tal como añadió Su esencia al nombre de nuestro patriarca Abraham y de nuestra matriarca Sará.


jueves, noviembre 03, 2016

Parashat Noaj 5777

Después de mi, el diluvio

Rabino Gustavo Surazski

Hace unas semanas me senté con mi hija menor a preparar la tarea para la escuela y supongo que logré ingresar al libro de los Guiness: ¡Dos horas y media!

De todos modos, leyendo la Parashá y a sus comentaristas veo que el record Guiness de tarea para el hogar le pertenece a Noaj, quien le da su nombre a nuestra sección semanal.

Según el Midrash, Noaj demoró ciento veinte años (!) en culminar con la tarea encomendada por Di-s de construir su arca (ver Tanjuma Noaj 5).

¿Por qué tanto tiempo?

Nuestros Sabios enseñan que Di-s estaba esperando el arrepentimiento de la generación del diluvio, algo que –como todos sabemos- nunca llegó.

Sin embargo, tampoco Noaj asumió una actitud pro-activa para generar dicha teshuvá. Fue más bien indiferente e insensible por el destino de aquella generación. Si bien la frase "Después de mí, el diluvio" suele adjudicársele a Luis XV, rey de Francia, posiblemente Noaj haya acuñado dicha expresión con anterioridad...

En cierto modo, se podría comparar la figura de Noaj con la figura de Ioná el profeta. Ambos se escapan, el uno de manera física (Ioná) y el otro fruto de su actitud apática. Ambos son fugitivos y viven una odisea en aguas turbulentas. Por último, una paloma (Ioná, en hebreo) es quien "anuncia" el fin del diluvio a Noaj.

Sin embargo, existe un aspecto en la vida de Ioná que lo diferencia enormemente de Noaj. Luego de hacer teshuvá en el vientre del gran pez, Ioná va a Ninive a cumplir la función que le fuera encomendada por Di-s. El profeta Ioná comprende hasta qué punto una palabra dicha en el momento justo por la persona correcta puede generar cambios en la gente.

Ioná dice una profecía (Ioná 3, 4) de tan sólo cinco palabras: Od Arbaim Iom VeNinve Nehpajet (En cuarenta días Ninive será derribada). (¡Cinco palabras y logró entrar en el podio selecto de los profetas de Israel!...A Ishaiahu le tomó más de sesenta capítulos...). Inmediatamente el rey de Ninive y todo su pueblo hacen ayuno, cubren sus cabezas con ceniza y retornan a la buena senda.

Un líder debe ser consciente del impacto de sus palabras.

Noaj fue un hombre justo para su generación, pero luego del diluvio es decripto como un hombre común, un "hombre de la tierra" (Bereshit 9, 20). Un hombre que no logró tener impacto alguno en sus congéneres. Un hombre destacado –como sin duda lo fue Noaj- debe saber hasta qué punto sus palabras puede construir o derrumbar mundos.

Hace unos días leí una hermosa anécdota en uno de los escritos del Rabino Jack Bloom.

El Rabino Bloom cuenta que un día, por la calle, encontró a un hombre que había celebrado su Bar Mitzvá con él veinticinco años atrás.

El hombre reconoció al Rabino y se le presentó. Comenzaron a conversar. En cierto punto de la charla, el Rabino preguntó al hombre por su ocupación actual y éste le dijo que era científico. Le preguntó entonces cómo es que había llegado a convertirse en investigador y el joven le contó que al concluir los rezos de su Bar Mitzvá su padre se acercó al Rabino y palmeando al joven en la espalda dijo: "¿Ha visto, Rabino, qué bien y rápido ha estudiado mi hijo la Haftará?". El Rabino miró al joven a los ojos y le dijo: "Hijo...debes saber que un judío debe aprender algo nuevo cada día".

Concluye el hombre: "Esa frase que dijo aquel día, fue la que me transformó en científico".

El Rabino Bloom cuenta que dijo aquella frase tal como dijo mil frases similares antes y otras mil frases después. Muchas palabras salen de boca de un Rabino. No todas son especialemente interesantes. No todas pueden quedar grabadas en su memoria. Sin embargo para aquel joven, aquella frase marcó el rumbo de su vida, por haber sido dicha por el hombre adecuado en el lugar apropiado.

Éso fue lo que pasó con Ioná.
Éso fue lo que no logró entender Noaj.


Gustavo Surazski es Rabino de Kehillat Netzach Israel, la comunidad conservadora de la ciudad de Ashkelon.