Buscar este blog

jueves, junio 22, 2017

Parashat Koraj 5777

Honestidad brutal

Parashat Koraj trata acerca de la cruel disputa encabezada por Koraj en contra de Moshé y de Aharón, junto a Datán y Aviram, On ben Pelet y otros doscientos cincuenta hombres de renombre de entre los hijos de Israel.

Luego de iniciada la controversia, Moshé decide llamar a Datán y a Aviram:

"Y envió Moshé a llamar a Datán y Aviram, hijos de Eliav, y (éstos) dijeron: "No subiremos. ¿Es poco que nos hiciste subir de una tierra que mana leche y miel para matarnos en el desierto, que mandar sobre nosotros, también (quieres) mandar?" (BeMidvar 16, 12-13).

La reacción de Datán y Aviram descolocó y enojó mucho a Moshé. No eran éstos modos de reaccionar. Pero lo que es peor: su expresión fue de una honestidad brutal inusitada.

¿Qué es lo que molestó a Moshé aquí? ¿Que se negaron a subir hacia él?

Todos sabían –Moshé incluído- que aquellos hombres desconocían su autoridad. Lo indignante de su reacción fue el modo en el que se refirieron a Egipto. A sus ojos, la tierra que manaba leche y miel no era la Tierra Prometida sino la tierra de Egipto.

Desde hacía tiempo todos sabían que Datán y Aviram no eran sionistas entusiastas. Sin embrago –hasta aquí- nunca habían pasado a la instancia declarativa. A partir de Parashat Koraj, ésto cambia; a sus ojos, Egipto es la tierra que mana leche y miel...¡no Israel! Egipto es el centro de la tierra...¡no Israel! Egipto es la que habita en sus sueños...¡No Israel! Y ésto es doloroso...

El Talmud enseña que el primer hombre fue creado con tierra traída de la cuatro puntos cardinales. Enseña Rav Oshaia en nombre de Rav que la tierra con la que se creó su cuerpo fue traída de Babilonia y la tierra con la que se creó su cabeza fue traída de la Tierra de Israel (Sanhedrín 38a).

De hecho, siempre resultó ser así.

Aun cuando nuestros cuerpos habitaron la tierra de la diáspora en los duros días de nuestro exilio, nuestros pensamientos –nuestra cabeza- estaba en Tzión. Aun cuando nuestros cuerpos hayan pisado la tierra de Babilonia, España, Polonia, EEUU o Argentina, nuetra mente vivía en otras latitudes. Esta ha sido siempre nuestra historia como pueblo y nación.

Nadie lo dijo mejor que Iehudá HaLeví en el siglo XII desde su España natal: "Mi corazón está en oriente, y yo en los confines del Occidente".

Es por éso que indignan las palabras de Datán y Aviram. ¿¡Egipto mana leche y miel!? ¿Y qué hay del exilio y la esclavitud? ¿y de los milagros?
¿y de la promesa divina?

Nada más triste que escuchar a un judío decir que la Tierra de Israel dejó de ser el centro de su tierra. 


jueves, junio 15, 2017

Parashat Shelaj Lejá 5777

Todo se recicla

Nuestros Sabios enseñan reiteradas veces acerca de la importancia del "reciclado" de mitzvot. Existen varios ejemplos que confirman este principio.

El etrog, por ejemplo, no se tira a la basura cuando finaliza Sukot sino que es rallado y se utiliza como especie aromática en la Havdalá. Con el lulav seco, por ejemplo, suele encenderse el fuego para quemar el jametz antes de Pesaj. Dice el Talmud: "Dado que –a través suyo- se ha cumplido un precepto, pues que se cumpla otro" (véase, por ejemplo, Shabat 117b).

Se trata de un idea sumamente poderosa, sobre todo en tiempos donde solemos reciclar prácticamente todo lo que está a nuestro alcance: botellas, papeles, maderas y plásticos. Ya JaZaL nos han enseñado hace cientos de años que también las mitzvot se pueden reciclar.

Sin embargo nuestros Sabios van más allá ¡Incluso las letras de la Torá –nos enseñan- se deben reciclar! Un ejemplo claro se puede ver en nuestra Parashá, Parashat Shelaj lejá.

Al inicio de nuestra sección, nos cuenta la Torá que Moshé decide cambiar el nombre de Hoshea bin Nun de la tribu de Efraim, uno de los doce espías que fue a visitar la Tierra Prometida. "Y llamó Moshé a Hoshea bin Nun, Ieoshúa" (BeMidvar 13, 16).

¿Por qué justamente Ieoshúa? ¿Por qué agregarle la letra Iud al inicio del nombre?

El Talmud Ierushalmi (Sanhedrín 2:6) nos cuenta que dicha letra Iud, fue la letra que "se cayó" del nombre del nombre Sarai (שרי), cuando nuestra matriarca pasó a llamarse Sará (שרה).

Vino la letra Iud a quejarse delante del sillar divino al ver que perdió su porción en el nombre de semejante mujer virtuosa. Di-s consoló a la letra Iud diciéndole que en el futuro pasaría a formar parte del nombre de otro tzadik y fue así que se sumó al nombre de Hoshea transformándolo en Ieoshúa

Ahora bien...¿cuál es el vínculo entre Ieoshúa y nuestra matriarca Sará?

Sará fue la primera hebrea enterrada en la Tierra Prometida. Dejó su casa y su tierra –pagando los costos que dicha decisión conllevó- y decidió establecerse en la Tierra señalada por Di-s, y morir allí. Ieoshúa, al momento de la partida de los espías a la Tierra Prometida, recibe la Iud de nuestra matriarca y entiende que todo aquel que lastima el honor de la Tierra de Israel –tal como hicieron diez de sus compañeros- está hiriendo el honor de Sará.

Ieoshua, el destinatario de aquella pequeña Iud caída, supo hacer honor a nuestra matriarca Sará, tal como el mismo Moshé había implorado al cambiarle el nombre: "Que el Eterno te salve del (mal) consejo de los espías" (RaSHI a 13, 16).

Nada se descarta; todo se recicla.



miércoles, junio 07, 2017

Parashat Behaalotjá 5777

Vino añejo

La paciencia de Moshé hacia su pueblo estaba llegando a su fin.

Y dijo el Eterno a Moshé: "Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, de los que tú sabes que son los ancianos del pueblo y sus magistrados...y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú sólo" (BeMidvar 11, 16-17).

Es así que Moshé reúne setenta sabios que lo acompañarán en la tarea de conducir los destinos del pueblo de Israel. Dicha asamblea bíblica constituye la base del antiguo Sanhedrín, que contaba con setenta y un miembros.

...

El Talmud, al referirse a la palabra "zaken" (anciano), afirma que "El "anciano" no es sino "sabio" (Kidushin 32b).

El Talmud no está dando aquí una definición lingüistica ni afirma que el vocablo "Anciano" y el vocablo "Sabio" sean sinónimos. La edad no siempre deviene en sabiduría.

El escritor argentino Alejandro Dolina, dice con su particular estilo, que  se puede ser un perfecto idiota a cualquier edad...Sabio, no.

Un joven puede ser inteligente y tener un coeficiente intelectual elevado;  pero la sabiduría es como el buen vino...¡necesita tiempo!  No se puede ser sabio en la juventud.

"Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano" (VaIkrá 19, 32), dice la Torá. En el mundo contemporaneo la vejez perdió mucho del "prestigio" que gozaba en el antiguo Israel.

En nuestro días, se ha acuñado un nuevo términó: Edaísmo. En tiempos en los que se hace culto a la eterna juventud, en la que las cirugías estéticas no han dejado rincón del cuerpo desatendido, se acepta con triste displicencia la discriminación hacia los viejos.

La mera segregación de una persona por su color de piel, por su religión o su orientación social, generará -con mucha razón- una ola de repudio social. No ocurre así con la discriminación hacia los viejos. Millones de personas en el mundo, sienten que las puertas del mercado laboral están cerradas ¡a los cuarenta años! y suspiran resignados diciendo: "¿Quién me va a contratar a mi edad?". ¿Que pensarán los de setenta?

Me atrevo a decir que Occidente ha dado pasos agigantados en pos de la erradicación de toda clase de segregación, aun cuando queda mucho trecho por recorrer. No me refiero sólo a discriminación religiosa, racial o sexual. Vivimos en un mundo donde las personas sordas, pueden ver televisión a través del lenguaje de señas, y donde las personas ciegas pueden cruzar la calle y "ver" el rojo del semáforo a través de un pitido. Los baños de restaurants, hoteles y dependencias públicas comienzan a ser aptos para las personas inválidas, y las rampas van lentamente reemplazando a las escaleras. En el único area en donde la humanidad está en retroceso es en el area de la vejez. La discriminación etaria está cada día más tolerada y justificada.

....

Un piloto de avión con 10000 horas de vuelo será considerado experto. Se sabe que ha surcado los cielos con diligencia, y atravesado tormentas y y nubes amenazantes. Todos querríamos que el timón esté en sus manos.

Sin embargo, un avión con 10000 horas de vuelo será considerado caduco. Nadie se subiría a él. Su destino es el desarmadero.

Los sabiduría de la vejez se asemeja a la edad de los pilotos, no a la de los aviones.

En Pirkei Avot (4, 26), existe una interesantísima sección que aborda el tema de la vejez.

Dice Rabí Iosi ben Iehudá hombre de Kfar HaBablí:

El que aprende de los niños, ¿a qué se semeja?
A quien come uvas agrias y bebe vino de su lagar.

¿Y el que aprende de los viejos, a que se asemeja?
A quien come uvas maduras y bebe vino añejo.

Rabí disiente con Rabí Iosi ben Iehudá: no te fijes en el recipiente, sino en su contenido. Hay recipientes viejos en los que ni siquiera hay (vino nuevo).

Rabí dice en hebreo de la mishná, lo mismo que Dolina dice con su ya clásico lenguaje de arrabal. La vejez no siempre deviene en sabiduría. Se puede ser idiota a cualquier edad. Sin embargo, Rabí Iosi dice que "vino añejo" solo se puede beber de los viejos. La sabiduría requiere años.