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miércoles, junio 07, 2017

Parashat Behaalotjá 5777

Vino añejo

La paciencia de Moshé hacia su pueblo estaba llegando a su fin.

Y dijo el Eterno a Moshé: "Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, de los que tú sabes que son los ancianos del pueblo y sus magistrados...y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú sólo" (BeMidvar 11, 16-17).

Es así que Moshé reúne setenta sabios que lo acompañarán en la tarea de conducir los destinos del pueblo de Israel. Dicha asamblea bíblica constituye la base del antiguo Sanhedrín, que contaba con setenta y un miembros.

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El Talmud, al referirse a la palabra "zaken" (anciano), afirma que "El "anciano" no es sino "sabio" (Kidushin 32b).

El Talmud no está dando aquí una definición lingüistica ni afirma que el vocablo "Anciano" y el vocablo "Sabio" sean sinónimos. La edad no siempre deviene en sabiduría.

El escritor argentino Alejandro Dolina, dice con su particular estilo, que  se puede ser un perfecto idiota a cualquier edad...Sabio, no.

Un joven puede ser inteligente y tener un coeficiente intelectual elevado;  pero la sabiduría es como el buen vino...¡necesita tiempo!  No se puede ser sabio en la juventud.

"Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano" (VaIkrá 19, 32), dice la Torá. En el mundo contemporaneo la vejez perdió mucho del "prestigio" que gozaba en el antiguo Israel.

En nuestro días, se ha acuñado un nuevo términó: Edaísmo. En tiempos en los que se hace culto a la eterna juventud, en la que las cirugías estéticas no han dejado rincón del cuerpo desatendido, se acepta con triste displicencia la discriminación hacia los viejos.

La mera segregación de una persona por su color de piel, por su religión o su orientación social, generará -con mucha razón- una ola de repudio social. No ocurre así con la discriminación hacia los viejos. Millones de personas en el mundo, sienten que las puertas del mercado laboral están cerradas ¡a los cuarenta años! y suspiran resignados diciendo: "¿Quién me va a contratar a mi edad?". ¿Que pensarán los de setenta?

Me atrevo a decir que Occidente ha dado pasos agigantados en pos de la erradicación de toda clase de segregación, aun cuando queda mucho trecho por recorrer. No me refiero sólo a discriminación religiosa, racial o sexual. Vivimos en un mundo donde las personas sordas, pueden ver televisión a través del lenguaje de señas, y donde las personas ciegas pueden cruzar la calle y "ver" el rojo del semáforo a través de un pitido. Los baños de restaurants, hoteles y dependencias públicas comienzan a ser aptos para las personas inválidas, y las rampas van lentamente reemplazando a las escaleras. En el único area en donde la humanidad está en retroceso es en el area de la vejez. La discriminación etaria está cada día más tolerada y justificada.

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Un piloto de avión con 10000 horas de vuelo será considerado experto. Se sabe que ha surcado los cielos con diligencia, y atravesado tormentas y y nubes amenazantes. Todos querríamos que el timón esté en sus manos.

Sin embargo, un avión con 10000 horas de vuelo será considerado caduco. Nadie se subiría a él. Su destino es el desarmadero.

Los sabiduría de la vejez se asemeja a la edad de los pilotos, no a la de los aviones.

En Pirkei Avot (4, 26), existe una interesantísima sección que aborda el tema de la vejez.

Dice Rabí Iosi ben Iehudá hombre de Kfar HaBablí:

El que aprende de los niños, ¿a qué se semeja?
A quien come uvas agrias y bebe vino de su lagar.

¿Y el que aprende de los viejos, a que se asemeja?
A quien come uvas maduras y bebe vino añejo.

Rabí disiente con Rabí Iosi ben Iehudá: no te fijes en el recipiente, sino en su contenido. Hay recipientes viejos en los que ni siquiera hay (vino nuevo).

Rabí dice en hebreo de la mishná, lo mismo que Dolina dice con su ya clásico lenguaje de arrabal. La vejez no siempre deviene en sabiduría. Se puede ser idiota a cualquier edad. Sin embargo, Rabí Iosi dice que "vino añejo" solo se puede beber de los viejos. La sabiduría requiere años.


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