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lunes, diciembre 25, 2006

Parashat VaIgash 5767

Saber Perdonar

Parashat VaIgash y VaIejí, las últimas dos secciones de Sefer Bereshit, constituyen el final de la historia de Iosef y sus hermanos.

Esta una historia que lo tiene todo: Celos, peleas, traiciones, poder, suspenso, reconciliación, lágrimas y emoción.

Hay sólo un aspecto en esta historia en el que queda una asignatura pendiente: EL PERDÓN.

Cuando leo esta Parashá cada año, sufro de una enorme decepción. Estoy esperando una disculpa que –inevitablemente- se demora. Parashat VaIgash tiene de todo...¡Menos PERDÓN!

Incluso Iehudá, el valiente Iehudá que al inicio de la Parashá arriesga su vida por la suerte de su hermano Biniamín, no es lo suficientemente valiente como para pedirle perdón a Iosef por los sufrimientos que le fueron propinados.

El perdón llegará sólo la semana que viene y ante la muerte de Iaakov. Saben que la muerte de su padre puede marcar un punto de inflexión en esta historia.

Mientras Iaakov vivía –pensaban ellos- tal vez Iosef no quiso ejecutar su venganza. ¿Para qué hacer sufrir al padre una vez más?

Sólo al morir Iaakov, llega una tibia expresión de diculpa...‘Tu padre encomendó antes de su muerte diciendo: Así diréis a Iosef: Ruego perdona, por favor, la falta de yus hermanos y su pecado, que mal te hicieron’ (Bereshit 50, 16-17).

Pero no es una disculpa de valientes. Pareciera ser una disculpa de cobardes...

No se están disculpando ante un esclavo…¡lo están haciendo ante el virrey de Egipto! ¿No es acaso tarde?

‘¡¿Ahora me piden perdón?!’, podría haber dicho Iosef. ‘¡¿Ahora que soy virrey de Egipto y los puedo hacer morir de hambre?!’. ‘Tarde...¡Demasiado tarde!’, podría haber pensado.

Pero no. Pareciera que ni lo piensa.. ‘Y les dijo Iosef: No teman...Yo habré de sustentarlos, a ustedes y a sus hijos’ (Bereshit 50, 19; 50, 21).

Iosef perdona y demuestra que es un auténtico tzadik que no guarda en su corazón rencor hacia sus hermanos.

Pero sobre todo nos enseña que en la vida hace falta coraje para muchas cosas. Hace falta coraje para salir del pozo, para sobrevivir en una prisión egipcia, para timonear la crisis de Egipto, y para ser hebreo en el palacio del faraón y no morir en el intento,

Pero más que todo eso, Iosef nos enseña que no hay coraje más grande que el coraje de saber perdonar.


lunes, diciembre 04, 2006

Parashat VaIshlaj 5767

B"H
La Pelea del Siglo...¡Un Fiasco!

En este rincón del ring, Iaakov. Un Iaakov temeroso, pero estratega al fin. Sabía que su hermano Esav venía hacia él, con toda su furia a cuestas, y decide dividir al campamento para que el daño ocasionado sea menos doloroso.
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En el otro rincón del cuadrilátero, Esav. Con más fuerza que inteligencia, venía acompañado por cuatrocientos hombres para cerrar las cuentas que tenía pendientes con su hermano desde hacía más de veinte años.

Cuando uno lee en Parashat VaIshlaj el reencuentro entre Iaakov y Esav, no puede evitar imaginarlos como dos gladiadores. Por ahora son dos; en un instante quedará sólo uno...

¿Ganará la astucia o la fuerza? ¿Tiene el mundo lugar para los dos, o acaso uno deberá irse derrotado y el otro vencedor? ¿Tiene el mundo lugar para una convivencia pluralista de ideas o es que una idea debe pisar a la otra hasta dejarla sometida y arrastrada por el suelo?

En este rincón del ring, Iaakov. En el otro rincón, Esav. ¡La pelea va a comenzar, señores!

Iaakov, astuto, envía presentes a su poderoso hermano para despertar algún sentimiento de ternura alojado en su colorado corazón. Esav alistaba sus tropas, y confiaba en ellas para propinarle a Iaakov una derrota definitiva y aleccionadora. Por ahora son dos, en unos instantes quedará uno...
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La lucha comienza y termina siendo un fiasco. Esav corre hacia su hermano, lo abraza, lo besa y ambos lloran. La lucha encarnizada que todos esperaban jamás comenzó. Hace un instante eran dos...¡y ahora siguen siendo dos!

Iaakov y Esav entienden que –aun con sus diferencias- el mundo tiene espacio para ambos. No hubo pelea, ni vencedores ni vencidos. Esav regresó a Seir, a su tierra, e Iaakov se marchó a su tierra, compró un campo y se instaló allí. Las espadas quedaron guardadas en sus vainas y cada uno apostó por el futuro propio en lugar de aspirar al crecimiento a costa del otro.

Esperábamos la pelea del siglo, con golpes y caídas, y la Torá decepcionó nuestro morbo. No hubo pelea, ni golpes, ni caídas. La Torá nos ha enseñado que no hay pelea más dura por emprender que la batalla en pos de la convivencia pacífica y armónica de ideas opuestas. Sólo por eso vale la pena luchar...

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Parashat VaIshlaj 5766 – Lucha en Dos Frentes

domingo, noviembre 26, 2006

Parashat VaIetze 5767

El Mensaje de los Ángeles

Leí hace un tiempo que en el año 1922 el Tesoro de los Estado Unidos cometió vergonzoso error. A la hora de acuñar sus monedas, en lugar de estampar el lema que acompaña a cada billete y a cada moneda americana desde sus comienzos (In G-d we trust, Creemos en Di-s), grabaron la consigna ‘In GOLD we trust’ (Creemos en el oro). Este acto fallido no hace más que expresar un signo de nuestros tiempos: el amor por el dinero muy por encima del amor por Di-s.

Nuestra tradición enseña que estas alternativas son casi excluyentes. O se cree en Di-s, o se cree en el oro.

En la Parashá de esta semana, vamos a leer acerca del célebre sueño de la escalera de Iaakov. Entre las tantas interpretaciones que se le han dado a este sueño hay una muy curiosa e interesante que hoy deseo compartir con ustedes. El Midrash nos cuenta que Di-s mostró en este sueño a dos de sus descendientes: uno fue Moshé, que subió hasta el mismísimo Cielo y el otro fue Koraj que –literalmente- fue tragado por la tierra.

¿Por qué justamente Di-s muestra en este sueño a Moshé y a Koraj?
Los dos fueron hombres de fortuna. Uno, Moshé, la consagró al Cielo y llegó a ser padre de todos los Profetas y maestro de todo Israel. El otro, Koraj, la consagró a intereses miserables y terminó siendo tragado por los abismos.

Es de destacar que la palabra ‘Sulam' (Escalera), tiene en hebreo el mismo valor numérico (136) que la palabra ‘Mamón’ (dinero) y la palabra ‘Oni’ (pobreza).

Tal es el poder del dinero. Quien lo utiliza como un medio, y lo consagra a fines nobles e invierte en el futuro de sus hijos, y ayuda a los que menos tienen, y promueve el desarrollo de instituciones judías, puede llegar hasta el Cielo. Pero, quien lo utiliza como un fin en sí mismo y lo consagra sólo a satisfacer sus propios apetitos, llega al peldaño más bajo y es ‘Pobre’ aun cuando lo tenga TODO.


La auténtica calidad de una persona no se evalúa por lo poco o lo mucho que tenga, sino por el papel que cumplen las posesiones materiales en su vidas. El tema –como siempre- es tener bien en claro en qué se cree: si en G-D o en el GOLD.

Por eso, tengamos siempre en cuenta que el oro alimentó a un becerro, pero también le dio brillo al Beit HaMikdash…¿De qué lado estás?

domingo, noviembre 05, 2006

Parashat VaIerá 5767

B"H
Espejismos de Justicia

Esta semana leemos en la Torá acerca de la destrucción de Sedom y Amorá.

Al hablar de estas ciudades, solemos pensar que en estos lugares la justicia estaba ausente.
Y no es cierto.
Eran ciudades con muchas leyes, y la gente no le daba la espalda a SU LEY...
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¿Qué es entonces lo que enojaba tanto a Di-s? ¿Por qué destruir dos ciudades con gente tan obediente?

Se nos cuenta, por ejemplo, que había una ley en Sedom que prohibía darle pan a la gente pobre. Aquel que diera pan a los pobres sería quemado en el fuego. Cuando un pobre se allegaba a ellos, no le daban pan sino tan sólo monedas...y cada uno escribía su nombre sobre ella. Cuando el pobre moría, cada uno venía y recuperaba su moneda.

Sedom era un lugar muy civilizado…pero faltaba el temor a Di-s. Y sin temor a Di-s, poco sentido tenían las leyes...

El Rabino Yissocher Frand explica esta idea a través de un ejemplo bien gráfico. El respeto a las leyes no siempre asegura armonía social. En plena Noche de los Cristales Rotos en la Alemania nazi, un niño ingresó corriendo a su jeder y a los gritos informó al Rabino que su casa se estaba incendiando. El Rabino salió corriendo del aula y telefoneó al Departamento de Bomberos para informar del incendio. ‘No podemos hacer nada’, le dijo el Jefe de Bomberos. ‘Apagar ESE incendio es ilegal’.

Alemania seguía siendo un país de leyes, como siempre. Ocurría que por entonces era ILEGAL apagar incendios en casas de judíos.

Bajo ese aspecto, en la Alemania de Hitler ocurría lo mismo que en Sedom: La gente respetaba las leyes a rajatabla. Pero sin temor a Di-s, las leyes no sirven para nada.

Tal vez sea por eso que Di-s dice a Abraham después del episodio de la Akeidá (Bereshit 22, 12): ‘Ahora sé que eres temeroso de Di-s’. ¿Por qué Di-s elige esa expresión? ¿Por que no decirle: ‘Ahora se que eres obediente’ o ‘Ahora conozco tu sumisión’?

Porque hay mucha gente obediente y sumisa en el mundo, pero obedece y se somete ante estos espejismos de justicia. La gente de Sedom era obediente, la gente de Hitler era sumisa...

Pero lo de Abraham era diferente.
Abraham fue el primero en ser temeroso del Cielo.

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Parashat VaIerá 5766 – El Ejemplo de Abraham

domingo, octubre 29, 2006

Parashat Lej Lejá 5767

Un puente entre dos mundos

Ser Sofer Stam, requiere de una gran atención y concentración.

Hay dos letras, entre muchas otras, que le pueden quitar el sueño a más de un Sofer Stam: la lamed, y la Kaf sofit (la letra Kaf al final de la palabra).

Si la letra no se dibuja con cuidado, y su cuello –en el caso de la lamed- o su pierna –en el caso de la Kaf- son más largos de lo necesario, la letra bien puede invadir el renglón de arriba o el de abajo, tocando otra letra e invalidando el sefer Torá.

La lamed y la kaf. La una con el cuello hasta el cielo; la otra, con las piernas bien abajo, en la tierra.

La parashá de esta semana, lleva el nombre de Lej Lejá.
Lamed-Kaf; Lamed-Kaf.


Estas dos letras, la más próxima al cielo y una de las más cercanas a la tierra, dan nombre por partida doble a la Parashá de esta semana.

Puente entre dos mundos, entre el cielo que araña la lamed y la tierra en la que se apoya la Kaf, Abraham acata la orden divina y a los setenta y cinco años abandona su lugar, su parentela y la casa de su padre.

Como un puente entre el cielo y la tierra, Abraham luchará desde entonces para que el mensaje celestial se desparrame por la tierra y para que la vida terrenal contenga una porción del cielo.

No es casual que Di-s le prometa a Abraham una descendencia profusa como el polvo de la tierra y como las estrellas del cielo. Entre esos dos mundos navegó Abraham a partir del llamado de Di-s.

¿Pero porqué Di-s le dice Abraham Lej Lejá (Ve para ti)?
¿Acaso no bastaba con que le diga Lej (Vete)?

Lej Lejá, significa ‘Vete para adentro tuyo’, o bien ‘Vete para tu interior’.
Di-s le quiere decir a Abraham que no hay otra manera de unir cielo y tierra que visitando el uiverso interior. Un viaje posiblemente más largo, del trayecto entre la tierra natal de Abraham y la Tierra Prometida.

Cuando despúes del diluvio el hombre comenzó a multiplicarse sobre la faz de la tierra, quiso llegar hasta el cielo, por medio de la conocida Torre de Babel..

Ingenuos, los hombres pensaban que la forma de alcanzar los cielos y unirlo con la tierra, era creciendo para arriba. Di-s, en esta Parashá, le enseña a Abraham –y por su intermedio a nosotros- que la mejor manera para unir los cielos y la tierra es creciendo para adentro.

martes, octubre 10, 2006

Parashat Bereshit 5767

La Voz

Todas las mañanas, los judíos rezamos ‘Baruj SheAmar VeHaia HaOlam’ (‘Bendito sea Aquel, que habló y el mundo se hizo’).

¿Qué significa esto?
Si bien, para gran parte de la humanidad ‘La Voz’ con ‘V’ mayúscula es el célebre Frank Sinatra, los judíos afirmamos cada mañana que la ‘Voz’, con ‘V’ mayúscula no es otro que el Rey de reyes, Di-s.

¿Qué tiene de especial la Voz de Di-s?


Todos tenemos en mente una remota noción de lo que puede ser la voz de Di-s. Una voz grave y poderosa en off que suena en la pantalla del cine y que dice ‘Moiseeeeees, soy el Di-s de tus padres’. Pero eso ocurre únicamente en las películas...

La Voz de Di-s tiene en la tradición judía dones creativos. Di-s pone orden en el caos y crea el mundo utilizando su voz. Di-s dice: ‘Que se haga la luz’. Y la luz se hace...

Di-s creó al mundo hablando. Cada detalle, cada estrella, cada planta, cada río, fueron ubicados en su lugar por medio, y por fuerza de Su Voz.

Cierto es que hemos sido creados a imagen y semejanza de Di-s y que debemos imitar Sus atributos. Sin embargo, nuestras voces carecen de estos dones creativos. Nos podremos levantar por la mañana y decir ‘¡Que se haga la cama!’, y la cama no se hará. Sería formidable, pero no funciona...

Los humanos hemos sido programados para acompañar nuestras voces, con nuestras manos. Nuestras intenciones con nuestra acción. Nadie cambia una conducta errada diciendo ‘Voy a cambiar’, así como nadie adelgazará por decir ‘Voy a comenzar una dieta’. Si no ponemos manos a la obra, la cama quedará deshecha, nuestras conductas seguirán torcidas y nuestro peso seguirá siendo el mismo.

Durante este mes de Tishrei en el que nuestras voces fueron protagonistas, podremos tentarnos y creer que a nosotros también –como a Di-s- nos alcanza con hablar para hacer...

Golpeamos nuestros pechos, confesamos nuestras fallas, clamamos por la ayuda de Di-s mediante las Hoshanot en Sukot. Llega la hora de hacer un ayuno de palabras y poner manos a la obra y para renovarnos en este nuevo año.

La palabra hebrea ‘Divur’ que significa ‘Habla’, tiene la misma raíz idiomática que la palabra ‘Midvar’ que significa desierto. Las palabras sin acciones, son áridas como el desierto. La voz sin movimiento, de poco sirve. El año comienza, manos a la obra.


martes, septiembre 26, 2006

Parashat Haazinu-Shabat Shuva 5767

B"H
¿Dónde está la ruta?

Este Shabat recibe el nombre de Shabat Shuvá: el Shabat del retorno. Es el profeta Oshea quien nos llama a regresar en este Shabat previo a Iom HaKipurim.

Ahora…¿sabemos realmente dónde queremos retornar? ¿Sabemos dónde esta esa ruta a la que hace mención el profeta?

Escucharemos en este Shabat: ‘¡Shuva Israel! (Retorna Israel)’.
Pero...¿qué tal si estamos perdidos? ¿Qué tal si nadie nos sabe orientar acerca de cómo regresar?

Aprendemos en este Shabat, que el retorno es difícil cuando uno está desorientado. Es imposible regresar de memoria, cuando uno no sabe bien donde está parado.

A menudo, cuando tomamos el auto y emprendemos un largo viaje necesitamos de un mapa. Otras veces uno sabe cómo llegar de memoria. Uno no necesita de un mapa para llegar de casa al trabajo o de casa a la escuela; es un viaje de todos los días...

Pero hay ciertos viajes en donde hay que estar bien atentos. Debemos prestar atención a los carteles del camino y si nos confundimos en alguno y nos desviamos de la ruta, deberemos prestar atención a aquellos carteles que nos llevan de regreso a la ruta.

El ejercicio de la Teshuvá no es sencillo. Tenemos que hacer un balance, estudiarnos, ubicar nuestros puntos frágiles e intentar superarlos.

No es un trabajo fácil, es lento. Es una labor que comienza con el mes de Elul y termina al cabo de cuarenta días. Es una ruta con varias estaciones: el mes de Elul, Rosh HaShaná, los diez días de Teshuvá, Iom HaKipurim. Es similar a una escalera con varios escalones.

En Iom HaKipurim podremos devorar el majzor y decir de memoria las cinco tefilot del día. Podremos agujerear nuestros pechos por los golpes de nuestros puños. Pero si permanecimos indiferentes durante todos estos días, seremos como aquel que viaja de memoria por una ruta inhóspita, sin mapa y sin brújula. Correremos serios riesgos de perdernos.

Para despertarnos de ese posible letargo, el profeta Oshea nos llama en este Shabat y nos dice: ‘Shuva Israel Ad Adonai Eloheja Ki Kashalta BeAvoneja’ (Retorna, Israel, al Eterno tu Dios porque tropezaste en tu iniquidad’). ¡Retorna Israel! ¡Despierta Israel! Faltan pocos días para el gran examen...

martes, septiembre 19, 2006

Rosh HaShaná 5767

B"H
No estamos solos

Recuerdo la primera vez que experimenté alguna sensación de soledad. Habré tenido seis años cuando pedí a mis padres que me revelen mi firma. En mi ingenuidad supuse que todo chico venía con una firma desde su vientre materno, pero mis padres me vacunaron contra la inocencia y me dijeron: ‘La firma, Gustavo, es algo tuyo...Nosotros no la conocemos’.

Hay momentos decisivos en la vida, en los que cada hombre se queda solo; y no porque no tenga quien lo acompañe, sino porque hay momentos que deben ser vividos en la intimidad…

Los Iamim Noraim son días en los que estamos solos. Curioso...porque la sinagoga está colmada.
Y a la hora de reconocer nuestros desaciertos y exteriorizar nuestra confesión en estos Iamim Noraim, sólo hallaremos consuelo al saber que aquel que está parado a nuestro lado, también se halla tan sólo como nosotros.

Nuestra sentencia estará sellada al final de estos días, pero Di-s no se sentirá sólo a la hora de elegir Su firma. Somos nosotros los que contribuiremos en esta rúbrica, tal como dijera Rabí Itzjak en el Tratado de Rosh HaShaná: Cuatro cosas cancelan la sentencia del hombre y éstas son: La tzedaká, la tefilá, el cambio del nombre y el cambio de conducta.

Esa firma -la de arriba, la que sellará la sentencia- también es algo nuestro, y nadie nos la puede enseñar. También tendremos que descubrirla en la intimidad; sólo nosotros la conocemos...

En estos días estaremos solos, y por éso es que seremos tantos. Vendremos a hacernos compañía en nuestra soledad. Pocas culpas –tal como dijera en una oportunidad el pensador judío Richard Rubinstein- son tan arduas de soportar como el sentimiento de que el individuo, en su transgresión, se halla totalmente aislado de sus pares.

El extraño que pase por la puerta de una sinagoga en estos días y observe tanta gente congregada, preguntará: ‘¿Qué es lo que están celebrando?’. Y la respuesta es sencilla: estamos compartiendo nuestro fracaso y -si se quiere- estamos celebrándolo. Porque sólo la persona que se sabe fracasada tiene posibilidad de reevaluar sus conductas y modificarlas.

No estamos en estos días juntos porque sí. Estamos reunidos porque queremos sentirnos acompañados en nuestro intento por nuestra renovación ética y por nuestra purificación. Estamos reunidos porque nuestra debilidad o nuestra pecaminosidad no puede expiarse en soledad. Estamos reunidos no porque hemos triunfado, sino porque hemos fracasado.

Quiera Di-s guiarnos en esta búsqueda y rubricarnos en el libro de la vida, la paz y el sustento.

domingo, septiembre 10, 2006

Parashat Nitzavim-Vaielej 5766

Iguales

"Todos ustedes están parados frente al Eterno, vuestro Di-s; vuestros jefes, vuestras tribus, vuestros ancianos, y vuestros guradianes, todos los varones de Israel, vuestros niños, vuestras mujeres, y tu forastero que está en vuestros campamentos, desde el que tal vuestros árboles hasta el aguatero’ (Devarim 29, 9-11).

Parashat Nitzavim está hecha a medida de nuestro calendario. Todos los años es leída el Shabat previo al día en el cual todos estaremos parados frente a Di-s: ricos y pobres, intelectuales e iletrados, empresarios y aguateros, jóvenes y ancianos.

BeRosh HaShaná Kol Baei HaOLam Ovrim Lefanav Ki Benei Maron.En Rosh HaShaná toda la humanidad pasa delante Suyo cual escuadrón [que pasa delante de su superior para ser contado].

Todos, absolutamente todos, pasaremos frente a Di-s para ser contados por Él y para ser medidas y pesadas cada una de nuestras acciones. Todos estermos parados delante de Di-s, tal como reza el inicio de Parashat Nitzavim.

Según el Midrash, al comienzo de esta Parashá Di-s dijo: ‘Aun cuando para ustedes algunos sean jefes, otros jueces y otros guardianes, para Mi todos son iguales’ (Ialkut Shimoni).

Rosh HaShaná se parece en cierto modo, a un avión que sufre un desperfecto en pleno vuelo. El miedo iguala a todos, a los de la primera, a los de la clase turista e incluso a los pilotos. Y la razón es que ninguno de ellos sabe qué ocurrirá con su vida.

Quién vivirá y quién morirá, quién gozará de quietud y quién sufrirá por la angustia, quién empobrecerá y quién enriquecerá. Rosh HaShaná democratiza, pule las diferencias que el ser humano -como criatura social que es- genera en esta sociedad.

Estaremos todos aquí, frente a Di-s. Quien ha robado y estafado, estará aquí frente a Di-s. Quien maltrata a su mujer, a su marido a sus padres o a sus hijos, estará aquí frente a Di-s. Quien sistématicamente dá la espalda a Di-s, también –vaya paradoja- estará frente Suyo.

La sinagoga nos abrirá la puerta a todos, porque una sinagoga que reciba solamente a santos -tal como dijera alguna vez el Rabino Harold Kushner- sería similar a un hospital que atiende solamente a gente sana.

Ashivenu Adonai eleja venashuva, jadesh iamenu kekedem.

Elevemos nuestras voces en estos Días Terribles, para poder hallar la senda hacia un arrepentimiento sincero, y hallar compañía en la soledad que nos provocan nuestras transgresiones y que nos embarga en estas fechas.

domingo, septiembre 03, 2006

Parashat Ki Tavo 5766

B"H
Maldita Abundancia

Imaginen que pertenecen a la generación del desierto y desean abrir una pequeña empresa para satisfacer las necesidades de aquella multitud. Cuarenta años con un público cautivo y seiscientos mil clientes juntos no son cosa para despreciar.

Pensemos algunas alternativas:
Venta de agua mineral. No sirve. Un pozo de agua acompañaba a Israel durante toda la travesía del desierto.
Venta de pan y alimentos varios. Tampoco sirve. El pan caía del cielo.
Una agencia de seguridad para la larga caminata. Innecesario. Una columna de nube y otra de fuego los guiaba y los cuidaba como nadie.
Venta y remiendo de calzado y ropa. Sin sentido. Ya lo dice la Parashá de esta semana: ‘No se estropeó vuestro vestido de sobre vosotros, y tu zapato no se estropeó de sobre tus pies’ (Devarim 29, 4).

¿Qué le faltaba a la generación del desierto? Nada. De manera que pocas iniciativas comerciales podrían haber tenido algún éxito…Todo esto en realidad tenía un objetivo. Formar a todo un pueblo en el espíritu de la Torá, para que puedan estudiar aquella Ley que habían recibido en el Monte Sinaí e ingresar a la Tierra Prometida como un pueblo santo.
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Cuando uno piensa en lo ventajosa que fue la travesía del desierto, entiende porque aquella generación era tan quejosa y dura de entender. La abundancia excesiva es una auténtica maldición sobre todo cuando se deja a Di-s de lado.

En nuestra Parashá el pueblo de Israel se encuentra en las estepas de Moab preparado para la conquista. Y es aquí -frente al río Iarden- que se renueva el pacto que ya se hiciera en el desierto.

¿Por qué era necesario un segundo pacto? En el desierto, la conducción del pueblo era milagrosa y sobrenatural. Al ingreso a la Tierra Prometida, esto cambiaría. Allí se entraría con la ayuda de una conducción natural y terrenal: se iría a conquistar la Tierra por medio de la espada, y conseguirá el pan, como el resto de la humanidad, con el sudor de su frente.

Di-s sabe que aquella vieja generación estuvo rodeada de tantos milagros que jamás pudo apreciar ninguno. Ahora…las reglas del juego cambian, y el pacto se renueva con la esperanza de que aquella nueva generación pueda comprender más y mejor...

jueves, agosto 31, 2006

Parashat Ki Tetze 5766

El Examen Ya Empezó

La Parashá de esta semana, Parashat Ki Tetzé, menciona uno de los preceptos más incomprensibles de toda la Torá, la Halajá de la Iefat Toar, de la mujer bonita que fue tomada como prisionera en el campo de batalla.

¿Qué pasaba si algún hombre judío se enamoraba de aquella bella prisionera? La Torá permite el matrimonio del judío con esta mujer idólatra, pero le hace esperar un poco para el ansiado LeJaim. La mujer era ingresada a casa del hombre, debía afeitarse su cabeza, debía dejar crecer sus uñas, cambiarse su vestido de cautiverio y llorar a su padre y a su madre durante treinta días.

Para reiniciar su vida, la mujer debía tomarse treinta días. Debía examinar su pasado, su idolatría (representada aquí por su padre y por su madre, quienes la educaron por ese camino) y recién allí ingresar en el pueblo judío.

El Zohar, piedra basal de la mística judía, vincula estos treinta días de llanto e introspección de la mujer cautiva con el mes de Elul, el mes previo a Rosh HaShaná que dedicamos justamente a ello, a revisar nuestro interior y echar una mirada a nuestro pasado para darle una vuelta de tuerca y enderezar lo que está torcido en nuestras vidas.

Nuestra tradición enseña que no se puede llegar a la sinagoga el día de Rosh HaShaná sin haber hecho los deberes. Es como el examen psicométrico para entrar a la universdad, aquí en Israel. Hace falta una preparación previa, estudio y reflexión.

No podemos sentarnos en el banco ante la hoja en blanco porque las preguntas son difíciles de responder y si no ejercitamos en casa, difícilmente ese examen pueda dar buenos frutos.

No se puede llegar al Beit HaKneset en Rosh HaShaná y decir: ‘¡Que suene el shofar!’. Jamás dará resultados...Sólo podrá tener éxito quien se confronta seriamente con sus errores, quien sabe mirar al pasado y quien no se avergüenza al examinarse.

Quien se toma ese mes, como la mujer Iefat Toar de la Parashá, para mirar atrás y reconocer los aspectos de su vida que estaban errados, porque los frutos de su nueva vida nacerán justamente de los errores y de las grietas que tenía su pasado. Así también, los frutos de nuestro nuevo año que iniciaremos en pocas semanas, nacerán como producto de aquellas grietas que durante Elul estaremos examinando y corrigiendo. El tiempo del examen ya comenzó.

martes, agosto 15, 2006

Parashat Ree 5766

Un pie en cada mundo

No sé si alguna vez les tocó alquilar un departamento para vacaciones a través de una foto. Uno llega a la inmobiliaria, observa la foto, y el departamento es lindo, coqueto, amplio. Y de repente, uno pregunta: ‘¿Es caluroso por las noches?’, y el de la inmobiliaria –hombre honesto- le dice: ‘Le soy franco, nunca estuve ahí; sólo lo conozco por foto’.

Y ante la imposibilidad de acercarse al lugar en pleno año laboral para alquilar con las pruebas a la vista, uno decide alquilar por foto.

Al cabo de unos meses, cuando uno abre la puerta de aquel pequeño palacio, observa que la tela de araña más pequeña tiene el tamaño de un cubrecama, que la pared está llena de humedad y que el calor que hace por las noches pronto va a transformar el recreo vacacional en un verdadero infierno.

Al año siguiente, uno ya aprendió que es complicado comprar algo cuando el vendedor no sabe lo que está vendiendo.

En Parashat Reé, Moshé, despliega la ‘mercadería’ sobre un imaginario mostrador y le dice al pueblo de Israel:

‘Mira, hoy doy ante ustedes, bendición y maldición. La bendición, si escuchan a los mandamientos del Eterno…y la maldición, si no escuchan los mandamientos del Eterno…’ (Devarim 11, 26-28).

Moshé no vende aquí un producto tangible, sino que propone bendición para aquellos que se consagran a Di-s, afirmando que la bendición yace allí y no en la acumulación de placeres mundanos.

Sin embargo, cuando un líder religioso como Moshé exhorta a su congregación a privilegiar la senda espiritual por sobre los placeres terrenales, la gente suele pensar:

‘¿¡Qué sabrá este hombre de placeres terrenales?! ¡Si tuviera una mansión en Beverly Hills no renunciaría tan ligeramente a los placeres mundanos!’.

Pero, tal como dijo alguna vez el Or HaJaim, Moshé puede hablar con autoridad. Tal vez sea por ello que la Parashá se llame Reé.

Moshé está diciendo al pueblo: ‘¡Miren!, ¡Mírenme a mí! Fui príncipe de Egipto y fui criado entre lujos en un verdadero palacio. Pero al mismo tiempo he ascendido a niveles espirituales a los que nadie ha llegado: He hablado durante ciento veinte días con Di-s a la hora de recibir la Torá. Conozco los dos mundos, conozco la mercadería, no la he visto en fotos’. Moshé sabe de qué se trata, sabe que la búsqueda en un árido desierto es mucho más valiosa que cualquier alcoba real. Atendamos su propuesta; él sabe de qué se trata…

viernes, agosto 11, 2006

Parashat Ekev 5766

Di-s Olvidado

Cuando Samuel Morse inventó el telégrafo hace más de cien años, las primeras palabras que envió por cable fueron: ‘Ésta es obra de Di-s’. Cuando en el año 1969 Neil Armstrong pisó por primera vez el suelo lunar, dijo: ‘Este es un pequeño paso para un hombre, pero un paso gigantesco para la humanidad’.

El Rabino Harold Kushner nos cuenta esta anécdota en unos de sus libros y nos hace notar quién es el personaje olvidado cuando se trata de las maravillas del siglo 20.

Cuando, preso de la emoción, Neil Armstrong habla de su impresionante logro, olvida a Di-s y pone en el centro de sus palabras al hombre y al género humano.

El hombre contemporáneo ha obligado a Di-s a bajar del pedestal, y –atrevido como jamás lo ha sido en la historia- se ha posicionado como amo y señor de toda la humanidad.

El progreso y el bienestar económicos puedes ser enemigos mortales de la revernecia porque constituyen la celebración del vigor y de la fuerza del hombre.

Y aun cuando creo que Di-s se alegra enormemente viendo al hombre progresar y enriquecerse (por algo nos ha prometido una tierra de leche y miel, trigo y aceites), creo también que Su tristeza es mayúscula cuando observa que este avance lesiona la devoción humana y nos transforma en pequeños seres con corazones irreverentes.

Rabí Simja Búnem de Pshisja, solía decir que el hombre debe tener en sus pantalones dos bolsillos. El uno que diga: ‘Para mí fue creado el mundo’ y el otro que diga: ‘Soy sólo polvo y cenizas’.

Y si durante generaciones el hombre ha temido a Di-s, hoy es Di-s quien teme al hombre y se horroriza con sólo pensar que éste pueda zurcir este segundo bolsillo y gritar a viva voz ‘PARA MI FUE CREADO EL MUNDO’.

Por ello, atendamos al consejo que nos da nuestra Parashá: ‘Cuídate por si olvidas al Eterno, tu Di-s, para no cuidar Sus mandamientos y Sus ordenanzas, y Sus leyes...Quizá comas y te sacies, y buenas casas edifiques y habites...y digas en tu corazón: Mi fuerza y el vigor de mi mano hizo para mí esta riqueza’ (Devarim 8, 11-14).

Porque si bien es cierto que ‘El mundo fue creado para nosotros’, no menos cierto es que ‘No somos sino ‘polvo y ceniza’.

lunes, julio 31, 2006

Parashat VaEtjanán 5766

B"H
Equilibrio auditivo

La Parashá de esta semana contiene uno de los pilares fundamentales de la fe judía: el Shemá Israel (Oye Israel). Es por ello que hoy deseo referirme a la centralidad del sentido de la audición en la religión judía.

Los judíos tenemos nuestra vida colmada de recordatorios visuales y auditivos. Estre los visuales, podemos citar –entre otros- a los tefilin, a la mezuzá, a los tzitzit, a las velas de Januká. Entre los auditivos, tal vez como ejemplo destacado, podemos mencionar al shofar. Estos recordatorios cumplen la misma función que cumple una brújula en alta mar. Son aquellos que nos marcan el camino y nos recuerdan quiénes somos y hacia dónde vamos.

Sin embargo los judíos siempre confiamos más en nuestro oído que en nuestros ojos. Se escucha para transmitir, y cuando el oído falla, el pueblo judío camina por la cornisa.

Un ejemplo muy gráfico aparece en el libro de BeMidvar. Allí se nos cuenta acerca de las señales de las que disponían los hijos de Israel durante su marcha por el desierto. Una nube les marcaba el sitio en el cual debían acampar y dos trompetas de plata labradas ayudaban a convocar a la comunidad a la hora de partir. (ver BeMidvar 9:22-10:2)

El Rabino W. Gunther Plaut comenta este pasaje bíblico: La nube era un recordatorio visual mientras que las trompetas eran un recordatorio auditivo de la presencia de Di-s. De algún modo, el instinto judío nunca confió en el testimonio de sus ojos. Moshé ejecutó señales, y éstas pudieron ser copiadas; sus palabras no. En el Sinaí, el énfasis no estaba tanto en lo que el pueblo veía como en lo que el pueblo escuchaba. La verdadera llave para entrar al mundo del judaísmo no es Ree (Mira) sino Shemá (Oye). La nube se fue, pero el sonido del Shofar queda.

En cierto modo, parece decir el Rabino, si el pueblo judío pierde la capacidad de escuchar se queda sordo… ¡pero también se queda ciego! Allí se pierde la brújula.

No por casualidad, el centro del equilibrio humano está cerca de los oídos. Y el idioma hebreo, con su habitual sabiduría, también nos enseña al respecto: La palabra ‘Equilibrio’ se dice en hebreo ‘Izun’, palabra que contiene la misma raíz lingüística que la palabra ‘Ozen’ (Oreja).

El equilibrio y el futuro del pueblo de Israel residen en mantener la milenaria capacidad de ejercitar el Shemá, para escuchar, transmitir y enseñar a aquel eslabón que viene detrás nuestro.

viernes, julio 28, 2006

Parashat Devarim 5766

El Poder de las Tragedias

Parashat Devarim siempre es leída el Shabat previo a Tishá BeAv.

Moshé, se dirige al pueblo antes de morir y se despide -no con palabras dulces y agradables- sino con palabras moralizadoras y reproches hablando durante los últimos treinta y seis días de su vida sin detenerse.

Y uno de los primeros eventos que rememora Moshé a la hora de la despedida es el episodio de los meraglim, que provocó la ira de Di-s condenando a aquella generación a vagar durante cuarenta años por el desierto.

Aquella noche en que los espías regresaron, dice el Talmud, era la noche de Tishá BeAv y al ver al pueblo llorar aquella noche un llanto sin sentido, Dios les dijo: ‘Hoy ustedes lloran un llanto vano; en el futuro, en esta misma noche, llorarán generaciones enteras’ (Taanit 29a).

Esa noche sería en el futuro una noche de tragedias. Tishá BeAv es el día más triste de nuestro calendario. El día de las tragedias.

Puede sonar extraño y absurdo, pero pocas cosas nos hacen madurar más que las tragedias. Es paradójico, pero quien todo lo tiene, en algún sentido está incompleto. Un hombre al que nada le falta, al que la vida siempre le sonríe, es un hombre que no sabe lo que es desear, es un hombre sin esperanza, un hombre que jamás podrá alimentar su alma con un sueño.

Nadie puede sentirse bendito porque la tragedia lo ha elegido, es cierto. Pero las tragedias, aun con su devastación, genera sentimientos positivos como la esperanza, uno de los ingredientes que mayor vitalidad agrega al alma de un ser humano.

Porque si bien el día de Tishá BeAv marca el inicio del exilio y de la tragedia, también marca el inicio de la esperanza y de los sueños. No en vano dicen nuestros jajamim que el mashiaj nació el mismo día en que fue destruido el Templo de Jerusalem.


Las luchas son dolorosas; las heridas sangran por siglos. Pero luchas y aflicciones, son las que nos hacen crecer y madurar; son la auténtica semilla de la esperanza. Una existencia sin luchas, heridas y aflicciones, podría lisiarnos de por vida o dejarnos sin sueños ni esperanza, que es más o menos lo mismo...

miércoles, julio 19, 2006

Parashat Matot-Masei 5766

Servicio auténtico

Hay un pasaje en la Torá que me conmueve muy especialmente y que abre Parashat Masei. No es el pasaje más reconocido de la Torá ni mucho menos. Tal vez sea por eso que me conmueve tanto.

Al inicio de Parashat Masei se exhibe una larga lista de los cuarenta y dos lugares por los que el pueblo de Israel acampó en su travesía por el desierto. La Torá cuenta que Di-s ordenó a Moshé escribir esta lista y Moshé lo hizo.

‘¿Qué tiene esto de conmovedor?’, alguien me podría preguntar.

Y he aquí mi respuesta: Nadie recuerda hoy a Moshé por haber escrito las marchas de los hijos de Israel en el desierto, mientras que todo el mundo sabe que fue él quien pasó los mandamientos de Di-s a la letra escrita.

Escribir la Torá era un acto que pasaría inmediatamente a la inmortalidad. Es fácil aceptar esa tarea…por ardua y extensa que sea. (Imagínate que Di-s se te aparece en una zarza y te dice: ‘Quiero decirle algo al mundo y me gustaría dictártelo’). ¿Quién podría decir que no? Sin embargo no tenemos en claro cuál es la utilidad de escribir esta lista de nombres.

Muchos son los hombres que evaden aquellas tareas que no hacen ruido, no les dan prestigio y no les acarician el ego. Moshé, sin embargo, obedeció y acató la orden divina en ambas. Escribió la Torá. Pero también escribió este listado de estaciones en apariencia ‘intrascendente’.

Algo similar, nos cuenta el midrash, ocurría con Ieoshúa. Los jajamim se preguntan por qué fue merecedor de suceder a Moshé Rabenu.

Y nos cuentan que la razón de su elección fue porque no se le cayeron los anillos a la hora de acomodar los bancos y extender las alfombras en el Beit HaMidrash (BeMidbar Rabá 21, 14).

No se nos dice que fue elegido porque defendió el honor de la Tierra Prometida mientras los meraglim difamaban contra ella. Ni siquiera se nos dice que fue elegido sucesor de Moshé por haber sido un Talmid Jajam.

Fue elegido por entender que el auténtico servicio se hace sin ruido, desde el silencio y el anonimato.

De seguro que Ieoshúa habrá sido un gran personaje si fue elegido entre los espías que llegarían hasta la Tierra Prometida. Pero esa no fue su verdadera grandeza según el midrash. Su grandeza radicó en acomodar los bancos y las alfombras para que otros se sientan a gusto estudiando.

Eso es auténtico servicio.


domingo, julio 09, 2006

Parashat Pinjás

Derechos adquiridos

Parashat Pinjás nos narra acerca de cinco mujeres hijas de un hombre de la tribu de Efraim llamado Tzlofjad. El hombre había muerto y no habiendo dejado herederos varones las mujeres se acercan a Moshé pidiéndole una porción en la Tierra Prometida.

Sabían las mujeres que la herencia era solo para los hombres. ¿Qué habría de ocurrir con los derechos de su padre? ¿Ser mujeres las transformaba en criaturas de segunda categoría?

Moshé no sabía bien qué responder. Pero después de consultar con Di-s, Moshé recibió la respuesta: Aquellas cinco mujeres irían a heredar a su padre y tendrían una porción en Eretz Israel.

El midrash (BeMidvar Rabá 21, 10) hace una lectura muy interesante de este episodio: Otó HaDor Haiu HaNashim Godrot Ma SheHaAnashim Portzim. (En aquella generación, las mujeres enmendaban lo que los hombres arruinaban ).

Los hombres bailaban alrededor del becerro; y las mujeres se hacían a un lado. Los hombres difamaban contra la tierra junto a los meraglim; y las mujeres guardaban respetuoso silencio. Los hombres querían elegir un líder que los lleve de regreso a Egipto; ¡y las mujeres iban a Moshé a suplicarle el tener una porción en la tierra!

Muy pocos querían a esa tierra…a excepción de ellas.

A menudo pienso que la historia de las hijas de Tzlofjad es un calco de nuestra historia como pueblo.
Ni siquiera aquellos otros pueblos que hoy llaman a esta tierra "Tierra Santa", le dedicaron un poema o un mínimo sueño.

Mientras todos veían desolada a Eretz Israel y le daban vuelta la cara, nosotros sabíamos que estaba desolada porque nos estaba esperando.

Mientras todos, con desidia e inercia, se acostumbraban a sus pantanos contaminados por la malaria y el tifus, nosotros sabíamos que aquel día en que logremos secar esos pantanos, Israel volvería a ser la tierra de leche y miel prometida por Di-s.

Nosotros eramos los que soñábamos con la tierra de Israel cuando todos la veían como el patio trasero del mundo. No es por su riqueza que soñamos por siglos con ella. Soñamos con ella, a pesar de su pobreza.

No es sólo la promesa de Di-s lo que nos da legitimitad como habitantes de esta Tierra. La legitimidad máxima y absoluta la logramos al haberla deseado, cuando todos la despreciaban, al haberla llorado, cuando todos la profanaban. Tal como ocurrió con las hijas de Tzlofjad.

martes, julio 04, 2006

Parashat Balak 5766

No Sé

Una e las anécdotas que mejor recuerdo de mi pasaje por la escuela secundaria fue enterarme que aquella morá de hebreo que todo lo sabía, un día no supo qué contestar…

Nos gustaba probarla: ¿Cómo se dice "hipoglucemia" en hebreo? ¿Y "naftalina"? ¿Y "clorofila"? Y ella siempre sabía responder. Hasta que un día la "pescamos" y no supo la respuesta...Y dijo ‘No sé’. Pero eso no fue nada. Después de decir ‘No sé’, quedó paralizada y mientras una sonrisa comenzaba a dibujársele en el rostro comenzó a saltar de alegría, diciendo: ‘¡Dije ‘No sé’! ¡Dije ‘No sé’!’.

Jamás llegué a decirle a aquella morá que esa fue la más bella lección que me enseñó en mis cinco años de secundaria. Podría haber mentido o inventado. Dijo ‘No sé’ y no sólo que no se avergonzó sino que se alegró.

Bilaam el malvado, aquel profeta de nuestra Parashá contratado para maldecir a Israel, partía rumbo a Balak, rey de Moav para cobrar recompensa por su trabajo. El rey sabía de los dones de Bilaam. ‘Sé que al que bendices, es bendito; y al que maldices es maldito’. ‘Anda, por favor, y maldíceme a este pueblo’.

Pero Di-s no quería que Bilaam vaya y dispuso a un ángel en su camino con una espada en su mano. Bilaam iba montado en una burra, y el animal al ver al ángel parado en el camino se corrió y comenzó a andar por el campo. Y Bilaam, nervioso porque el animal se le escapaba, lo golpeaba…

La burra sabía que el ángel de Di-s estaba delante suyo; el profeta estaba ciego.

Fue entonces que Di-s descubrió los ojos de Bilaam y al ver al ángel parado delante suyo y entender lo que había ocurrido dijo: ‘Jatati Ki Lo Iadati’. ‘Pequé porque no sabía que estabas parado delante de mí’.

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Otro personaje que supo decir "No sé" fue Iaakov Avinu. Luego de haber soñado con aquella escalera, dijo Iaakov: ‘Cierto, el Eterno está en este lugar, y yo no lo sabía’ (Bereshit 28:16).
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La similitud existente entre ambas expresiones nos brindan una interesante conclusión: las almas superficiales creen que no saber es un pecado; las almas religiosas -en cambio- cuando toman consciencia de su ignorancia diciendo ‘no sé’, reconocen la presencia de Di-s. Bilaam no sólo fue un necio por haber querido maldecir a Israel. Fue un necio por pensar que no saber es un pecado.

Sólo el hombre torpe puede creer que no saber es un pecado; el hombre sabio cuando reconoce su ignorancia y la verbaliza, toma consciencia de su finitud y reconoce la existencia de Di-s.

A esto posiblemente se haya referido el Talmud cuando dijo: ‘Lamed Leshonja Lomar Eini Iodea, Shema Titbade VeTeajez’. ‘Enséñale a tu lengua a decir ‘No sé’, no sea que seas presa de tu engaño’ (Berajot 4a). Porque como dice el dicho popular: El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.

lunes, junio 26, 2006

Parashat Jukat 5766

El Capitán y su Barco

Muchas fueron las explicaciones que se dieron por generaciones al pecado de Moshé en el episodio de Mei Merivá.

Shmuel David Luzzatto, dice en su comentario a la Torá: Durante toda mi vida me abstuve de ahondar en el análisis de este pasaje porque temí que pueda salir –Di-s no lo permita- un nuevo pecado sobre el soberano de todos los profetas.

Es por eso que hoy no quiero ahondar en el pecado de Moshé; sólo deseo reflexionar acerca del duro decreto celestial que impide a Moshé ingresar a la Tierra Prometida.

El Midrash Tanjuma compara la situación de Moshé con la de un pastor al que le fueron robadas las ovejas del rey. Cuando al cabo de unos días quiso el pastor ingresar al palacio, el rey le dijo: ‘Si llegas hasta el palacio sólo, la gente pensará has sido tú el que secuestró las ovejas’.

De la misma forma le dijo Di-s a Moshé: ‘¿Con que cara me pides ingresar a la Tierra Prometida? Has enterrado a 600.000 judíos en el desierto…¡y quieres ingresar a la tierra con una nueva generación!’.

Cuando le preguntaron al Prof. Ishaiahu Leibowitz Z’L por qué creía él que Moshé había sido condenado, él citó este midrash y dijo que ocurrió con Moshé lo mismo que ocurre con el capitán de un barco.

Cuando un barco se hunde -no importa por qué razones- el capitán es el último en salvarse. Son códigos navales, los conocemos…El último en subir al bote salvavidas deberá ser él. Pero si toda la tripulación muere…el capitán debe morir con ellos.

Con Moshé Rabenu ocurrió algo similar: Si Israel se quedaba fuera de la tierra, también Moshé debía quedarse afuera.

¡Cuántas tragedias en la historia de la humanidad se hubieran evitado si los gobernates hubiesen entendido que su destino personal va ligado al destino de sus dirigidos!

No importa quién tuvo la culpa. Tampoco importa la naturaleza del pecado de Moshé (si es que lo hubo). No importa si golpeó la roca en lugar de hablarle o si la golpeó dos veces en lugar de una. Lo que importa en serio es que el líder comparte el destino con su pueblo. Importa que líder y pueblo son inseparables, para bien o para mal.

Como el pastor y sus ovejas, como el capitán y su barco. Van de la mano, juntos,…o no van. Unos sin los otros, carecen de sentido…

martes, junio 13, 2006

Parashat Shelaj Leja 5766

Somos Muchos más que Diez

Parashat Shelaj Lejá que leemos esta semana, nos ilustra acerca de una de las instituciones centrales de tradición de Israel: el Minián.

Doce individuos, uno por cada tribu israelita, se dirigieron a la Tierra Prometida con la consigna de explorarla y traer información sobre aquella tierra que irían a heredar. Sin embargo, fallaron en su misión. De los doce enviados a explorar la tierra, sólo dos trajeron un informe objetivo. Los diez restantes trajeron un informe cargado de pesimismo y subjetividad. Hablaron de gigantes que habitaban Cnaan y provocaron la ira divina al difamar a la tierra diciendo que ésta devoraba a sus habitantes.

A estos diez enviados, Di-s los llama Edá (congregación).
Si tomamos a cada uno de ellos por separado, eran todos grandes personajes de las tribus de Israel. Sin embargo, JUNTOS se transformaron es pequeñas personas. Juntos se contagiaron miedos, y en lugar de sumar restaron.

Diez personas que se reúnen, son más que diez individuos…tienen un alma colectiva. Es por ello que Di-s se irrita tanto al escucharlos. De la misma forma, Di-s se alegra sobremanera al ver a diez judíos rezando. Diez judíos que rezan ya no son diez individuos…son una congregación.

Hoy son muchos los judíos que aun creyendo en Di-s aseguran que no necesitan ir a la sinagoga para hablar con Él. Y si bien es cierto que Dios no ‘atiende’ sólo en los Batei Kneset, también es cierto que la razón por la cual asistimos a la sinagoga no es porque creamos que sólo allí existe ‘discado directo’.

Venimos a la sinagoga para reunirnos y rezar juntos. Diez judíos que rezan juntos representan más para Di-s que diez judíos que rezan al mismo tiempo en diez casas separadas.

Porque Di-s siente dos clases de amor por nosotros. Uno, es el amor personal; cada criatura es especial para Él. Pero cuando nos ve reunidos, el amor que siente es diferente: allí siente amor al ver que todo Su desvelo por formar un pueblo se ha hecho realidad.

Y no importa cuán prestigiosos, cuán acaudalados y cuán sabios sean aquellos que se reúnen; sólo importa que sean diez. No olvidemos que diez zapateros forman un minián; pero nueve Rabinos, no.


lunes, junio 05, 2006

Parashat Behaalotja 5766

Contagiando la Pasión

De alguna u otra forma, todos somos educadores.

Está quien forma alumnos o está quien cría hijos (que es bastante parecido, al menos de acuerdo al Talmud). Pero educar es del mismo modo apasionante: quien educa se emociona ante cada nuevo paso y al observar que va dejando una huella en el otro.

Ahora...la pregunta es cómo se educa. Un padre puede pegarle a su hijo cada vez que este mete la mano en el enchufe. Pero si no le explica lo mucho que lo quiere y el daño que podría causarle esa conducta, va a lograr que ese chico vuelva a su rutina ni bien su padre se vaya.

Todos tuvimos alguna vez una profesora de historia que nos asustaba con lecciones orales, malas notas y exámenes sorpresa. Sin embargo, sólo recordaremos con cariño a aquellos maestros que vivían su tarea con pasión, ingresaban a clase con una sonrisa y entendían que nuestros tropiezos eran una nueva oportunidad para enseñar en lugar de una nueva oportunidad para castigar.

Parashat BeHaalotjá habla acerca del encendido del candelabro que día a día ardía en el Tabernáculo.

El candelabro, en la tradición talmúdica, simboliza a la sabiduría en general y a la Torá en particular y sus llamas representan la pasión por el estudio y la continuidad de nuestra tradición.

Pero existen dos formas de encender una vela. La una es tocar la mecha con la llama. A la mecha no le quedará otra que arder...

Pero la otra es ubicando la llama en la proximidad de la mecha. La mecha comenzará a levantar temperatura hasta que en un determinado momento arderá por sí sola.

De la misma forma ocurre con nosotros. Podremos obligar a nuestros chicos a ser judíos. Podremos enviarlos a una escuela judía y a ‘hacer’ el Bar Mitzvá. Podremos sermonearlos a diario acerca de la religión de su futura pareja. Podremos hablarles del Goldene Keit y de la importancia de sumarse a esa cadena milenaria de transmisión.

Nuestros hijos podrán arder por la fuerza, sin embargo no sabemos si su llama tendrá la fuerza necesaria para seguir encendiendo velas.

Sin embargo, cuando ese joven se enciende al sentir el calor del ejemplo la cosa cambia. Allí no fue el fuego -a menudo destructor- quien encendió, sino que fue el calor...Y quien ardió a partir del calor, también tendrá calor para transmitir. Porque la pasión no se impone...se contagia.

martes, mayo 30, 2006

Parashat Naso 5766

Fuerte de Cuerpo…Frágil de Espíritu

La Parashá de la semana, Nasó que con ciento setenta y seis versículos es la porción más extensa de toda la Torá y trata –entre otros temas- acerca de las leyes del Nazir.

Un Nazir era aquella persona que decidía consagrarse a Di-s por un tiempo definido absteniéndose de beber vino, impurificarse con la cercanía de un cadáver y cortarse el cabello.

El Nazir era un hombre que lograba ejercer un tremendo control sobre sí mismo ante ciertas tentaciones mundanas como el vino. Y si pensamos en el pelo largo, enseguida vendrá a nuestra mente la imagen de Samsom (Shimshon), que no por casualidad es la temática de la Haftará de la semana, ya que Shimshon también era un Nazir.

Cuando se piensa en Shimshon, se lo imagina similar al clásico paradigma de la belleza masculina de nuestro siglo. Un cuerpo trabajado en el gimnasio, buena altura, y un club de fans de chiquillas adolescentes gritando ante su imagen. Pero nos equivocamos. El mismo libro de los jueces nos cuenta que su fuerza era la corporización del espíritu de Di-s (Shoftim 13, 25).

Sin embargo, y a pesar de haber sido un heroe popular que logró pelear con los filisteos sólo, sin ejército, Shimshon es un personaje trágico, tal vez el más trágico entre todos los personajes del TaNaJ. Cuando Shimshon se entrega a los placeres en brazos de la bella Dalila, rompe con su condición de Nazir, hecho simbolizado en el texto con su ya célebre corte de pelo en brazos de su siniestra mujer.

Shimshon era fuerte de cuerpo…pero frágil de espíritu. Su fortaleza física no estuvo acompañada por la fortaleza espiritual capaz de resistir los encantos de Dalila y fue ello lo que marcó su final. Por mucha fuerza que posea el hombre, por mucho dinero o ideas que tenga, si no logra dominar a su mundo interior, a su ietzer, es un hombre frágil.

La auténtica virtud de una persona es invisible a los ojos. Cuando más se la ve, menos está. Cuando más está, menos se la ve.

La auténtica fortaleza que el hombre y la mujer deben alcanzar no se adquiere ni en el gimnasio, ni en los negocios, ni en la universidad. Es la fortaleza del espíritu la que cuenta, que solamente se logra ejercitando la santidad.


lunes, mayo 22, 2006

Parashat BeMidbar 5766

Tierra de Nadie…Tierra de Todos

Parashat BeMidbar es leída cada año en el Shabat previo a la festividad de Shavuot, la fiesta de la entrega de la Torá. "BeMidbar" significa "en el desierto", y justamente fue el desierto el lugar de entrega de la Torá.

¿Por qué la Torá fue entregada e un lugar inhóspito, deshabitado? ¿Por qué Di-s no esperó que el pueblo cruce la frontera de la Tierra Prometida para entregarle la Torá en la Tierra de Israel?

Cuando se entrega algo tan importante, tan sublime como la Torá es de esperar un entorno que también lo sea...Pero el desierto...¡¿Qué es el desierto para servir de escenario a la entrega de la Torá?! Es como si - salvando las distancias por supuesto- se entregaran los premios Oscars en la Pizzería de la esquina...Convengamos que llamaría la atención.

El Midrash se ocupa de este interrogante y nos da una respuesta sumamente convincente: Fue entregada en el desierto para evitar problemas con las tribus, para que ninguna diga: ‘La Torá es mía, ya que fue entregada en mi porción’. Por ello, la Torá fue entregada en el desierto, pública y abiertamente, en un lugar de nadie (Ialkut Shimoni, Parashat Itro).

De la misma manera, cuando el rey David decide edificar una capital para su reino, decide hacerlo en Ierushalaim, ciudad que no pertenecía a ninguna tribu en especial, para evitar así el celo entre los distintos sectores del pueblo.

Conociendo la naturaleza humana, Di-s entrega la Torá en el desierto, y la vuelve a entregar cada año en la festividad de Shavuot enseñándonos que es accesible para todos, que nadie puede decir: ‘La Torá es mía’. No en vano, el Midrash ha comparado a la Torá con el desierto, con el fuego y con el agua, para enseñarnos que así como estos son gratuitos para toda la humanidad, la Torá también los es.

Que en unos días, al celebrar nuevamente la festividad de Shavuot, podamos vencer al desierto que nos rodea y a la sed espiritual que a menudo nos provoca, recibiendo, estudiando y enseñando nuevamente las palabras de la Torá.

lunes, mayo 15, 2006

Parashat BeHar - BeJukotai 5766

Aquí y Ahora

Una vieja leyenda jasídica narra acerca de un joven changarín que se encontraba en el puerto cargando bolsas. Un mañana, un viejo embustero se acercó al joven y le dijo: ‘Te daré veinte monedas de plata si me dices en qué lugar se encuentra Di-s’. Y el joven -más astuto de lo que parecía- respondió con inteligencia: ‘Y yo le daré veinte monedas de oro si usted me dice en qué lugar no se encuentra…’.

Di-s, en nuestra Parashá, nos habla en tiempo presente: ‘Habla a los hijos de Israel y les dirás: Cuando entréis a la tierra que yo os doy a vosotros’. ‘Que yo os doy’, dice Di-s. Podría haber dicho ‘que yo daré’ o ‘que yo di’.

Sin embargo Di-s, en Parashat Behar, desea mostrarnos que es presente; que no es una pieza de museo. Y el tiempo presente de este versículo nos garantiza que el Texto permanecerá inmune al paso de las generaciones. Cuando nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos hayamos pasado por este mundo, la Torá seguirá hablando en tiempo presente y el ‘hoy’ seguirá siendo ‘hoy’.

Di-s desea enseñarnos que Su presencia no conoce de fronteras temporales. El no es sólo el Di-s de nuestros padres; es el nuestro y nos llama para estar presente en nuestras vidas y en nuestros actos. Muchos son los que dicen: ‘Ayer he cumplido una gran mitzvá; hoy puedo tomarme un respiro’. Muchos otros, empujan la observancia para adelante y dicen: ‘Hoy no estoy con ganas; mañana será otro día’. No es así como la Torá nos enseña a actuar; Di-s habla en presente y el momento para cumplir Su palabra es el ahora.

Los judíos no venimos a la sinagoga para entrar en contacto con nuestro pasado. Ni estudiamos Torá del mismo modo en que miramos un álbum de fotos de nuestros abuelos. Los judíos venimos a la sinagoga y estudiamos Torá porque sostenemos que Di-s es parte de nuestra vida y que se halla presente HOY.

Y así como no conoce fronteras temporales, tampoco Di-s conoce fronteras espaciales. Somos nosotros, con nuestro egoísmo y miopía espiritual, los que a menudo restringimos Su presencia a ciertos lugares. Somos nosotros los que, muchas veces, cerramos las puertas e impedimos que Su presencia pueda manifestarse. En ese especial sentido, tal vez podamos decir que aun cuando Di-s está en todas partes, realmente ESTÁ allí donde lo dejamos ingresar.

sábado, abril 22, 2006

Parashat Tazria-Metzora 5766

Exposición a la Santidad

…Y al día octavo, será circuncidada la carne de su prepucio (VaIkrá 12, 2-3)

¿Por qué la mitzvá del Brit Milá se cumple al día octavo y no al séptimo?

La respuesta la trae el Midrash (Mejiltá Shemot 31) cuando dice: ¡Cuán importante es el Shabat, que el niño no es circuncidado sino louego de que un Shabat pasa sobre él!.

El Brit Milá, al día octavo, asegura que ese niño sea elevado por un Shabat antes de ingresar al pacto de Abraham.

Es una idea sumamente profunda la que nos acerca el Midrash. Los valores sagrados de nuestra tradición –nos dice- tienen el poder de agregar un plus a nuestra existencia.

Algo similar ocurre con las leyes respectivas a la escritura del Sofer. Seguramente sabrán que los nombres de Di-s no pueden borrarse. Tomemos por ejemplo el nombre Elo-him. La palabra Elo-him, esta claro, no puede borrarse. Ahora…¿Qué ocurre si se trata de la palabra Le-Elo-him? ¿Puedo borrar esa letra lamed? Y…¿qué pasará si está escrito Elo-henu? ¿Puedo borrar la nun y la vav?

La Halajá es contundente. Toda letra escrita antes de un Nombre (como la lamed de LeElohim), puede ser borrada. Pero toda letra escrita después del Nombre (como la nun y la vav de Elohenu) no puede borrarse ya que el Nombre que las precede las consagra y les confiere santidad.

Hace unos años en Argentina, después de participar en la postura de tefilín de un joven Bar Mitzvá, se me acercó un conocido y me dijo:

‘¿Para qué hacemos todo esto? Este joven –posiblemente- no se coloque tefilin nunca más en su vida. ¡Los tefilín ni siquiera son suyos! ¡Esto es un circo!’.

Me vi tentado a decirle que tenía razón. Pero no. Realmente no lo creo así.

Creo fervientemente en el poder transformador de la santidad y de los valores sagrados de nuestra tradición.

Aun cuando un joven haya decidido ese jueves al levantarse que nunca más colocará sus tefilín, creo que el sólo hecho de colocarlos tiene el poder de vencer su resistencia.

Tal vez no lo haga…Pero nadie sabe en qué momento una chispa comienza a hacerse fuego.

A eso lo llamo ‘Exposición a la santidad’.

La misma exposición que tiene una criatura cuando pasa por el Shabat antes de incesar al pacto de Abraham. La misma exposición que tiene la nun y la vav escritas después de uno de los sagrados Nombres de Di-s. La misma exposición que tiene un joven cuando coloca sus tefilín por primera vez en su vida.


miércoles, abril 19, 2006

Parashat Sheminí 5766

Ángeles y Bestias 

Dice el Midrash en Bereshit Rabá (8, 11) que Di-s al crear al hombre se inspiró tanto en los ángeles como en las bestias

Dijo Di-s mirando a los ángeles: El hombre estará de pie, hablará, comprenderá y mirará como los ángeles. Y luego, mirando a las bestias, dijo: El hombre comerá, beberá, hará sus necesidades, se procreará y morirá como las bestias.

Somos una creación única. Tenemos algo de ángeles y tenemos también algo de bestias. Sabemos que somos solo polvo y ceniza frente a la inmensidad de Di-s. Pero, al mismo tiempo, sabemos que nuestro intelecto nos ubica por encima de las bestias.

Sabemos que el género humano ya puede fabricar robots con forma humana. Una carcaza metálica reemplaza al esqueleto humano. Una suma de motores, poleas y engranajes imita al sistema muscular. Un complejo sistema de cámaras y sensores le brinda una mínima capacidad para sentir.

¿Pero cómo hacerle entender a ese robot que a una sopa le falta sal? ¿Cómo hacer para que un robot, además de ser práctico, sea creativo e intuitivo? ¿Cómo hacer para sembrar en su oxidado corazón la semilla de la humildad, el ánimo de superación, la devoción por Di-s?

Resulta imposible. Un robot podrá ganarle una partida de ajedrez a Garri Kasparov, pero no podrá jamás levantarse una mañana y leer espontáneamente un Salmo de alabanza a Di-s por tener todos los engranajes en su lugar. Y tampoco un animal podría hacerlo...

El género humano ha sido creado con todos estos dones, que al modo de pequeñas semillas habitan en nuestro interior. Dependerá de cada uno el que esas semillas den frutos.

Parashat Sheminí nos habla acerca de las normas alimenticias judías –el kashrut- mencionando una larga lista de alimentos prohibidos y permitidos.

Podríamos preguntarnos: ¿Por qué no puedo comer lo que quiero? ¿Soy una mala persona por comer un sandwich de jamón crudo?

La respuesta es NO. Hay buenas personas que comen sandwiches de jamón crudo y hay malas personas que comen únicamente pastrón kasher…Pero no es ese el fin de las normas del Kashrut.

No somos ángeles…Pero tampoco somos bestias. Las bestias comen de acuerdo al dictado de su instinto. El Kashrut es una forma de expresar nuestra devoción por Di-s, haciendo lo que Él nos indica en lugar de hacer lo que nos indica nuestro cuerpo. Es la herramienta que nos brinda nuestra tradición para elevarnos por sobre nuestros instintos, aun cuando todos sabemos que no somos ángeles.


sábado, abril 08, 2006

Shabat Jol HaMoed Pesaj 5766

B"H
Un Ejercicio de Sensibilidad

Pesaj es el ejercicio anual de la sensibilidad judía. Un ejercicio de siete días en el que se nos enseña que no podemos quedarnos de brazos cruzados ante el sufrimiento humano, ante la exclusión, ante la marginalidad, y ante la pobreza.

En unos pocos días diremos Kol Dijfin Ietei VeIejul (que venga todo aquel que tenga hambre). Abrimos la puerta de nuestra casa en el seder; pero si no abrimos nuestro corazón ante el que sufre durante el resto del año, la Hagadá quedará sólo en palabras, de la misma forma que pueden quedar en palabras las promesas de cambio y los golpes de pecho durante los Iamim Noraim...

El célebre Maguid de Duvno cuenta la historia acerca de un hombre había enfermado. Su dolencia era seria y se llamó al mejor de los médicos para que atienda su mal. El doctor, observó al paciente, y vio que el cuadro era grave pero tenía cura. Sacó su libreta del bolsillo, escribió la receta y dijo a la familia: ‘Tres veces por día, dénle esto’.

La familia pagó al médico sus honorarios, tomó la receta en sus manos, y tomando una tijera en sus manos cortó la receta en pedazos y tres veces por día administraba al enfermo esa medicina: un vaso de agua, y un pedacito de papel.

De más está decir que el cuadro del enfermo empeoró hasta límites insospechados. Fueron a buscar al médico: ‘¡Ladrón!’, le dijeron. ‘¡Nos ha estafado!’.

El médico sabía que su receta no fallaba. Pero sospechó que tal vez, en un fallido, equivocó la receta. Al solicitar la receta a la familia y viendo el papel hecho trizas, descubrió la verdad. ‘¡No me refería a la receta, señores; hablaba de su contenido! ¿Cómo piensan curar a un enfermo con un pedazo de papel?’.

De igual manera ocurre con Pesaj. Y el verdadero desafío de esta festividad será entender que no debemos ‘masticar’ el papel de la Hagadá, sino saborear su contenido, y decidir si esta historia es de papel o es la nuestra. Si la recordamos con nostalgia como una historia vieja, o nos sumamos a esta historia sintiendo al Éxodo de Egipto como propio y obrando en consecuencia.

sábado, abril 01, 2006

Parashat Tzav 5766

Barriendo las Cenizas

Y vestirá el sacerdote su vestidura de lino, y calzones de lino vestirá sobre su cuerpo; y apartará la ceniza que consumiere el fuego el holocausto sobre el altar y la pondrá al lado del altar’ (VaIkrá 6, 3)


El holocausto era un sacrificio especial que se ofrendaba y que se quemaba por entero en el altar, quedando de él solamente cenizas.

La jornada del sacerdote, entonces, comenzaba con la escoba en sus manos. El sacerdote, acostumbrado a su pertenencia a la elite, debía comenzar su jornada vistiendo sus ropas más sencillas y ocupándose de las cenizas de los holocaustos.

Antes de ocuparse del presente, de las ofrendas que irían a dedicarse en la jornada por comenzar, debía ocuparse de lo hecho el día anterior. Ante todo, debía ocuparse de limpiar los despojos de los holocaustos pasados.

¿Por qué empezar el día barriendo?

Tal vez el relato de la destrucción de Sedom y Amorá (Sodoma y Gomorra), en el capítulo 19 de Sefer Bereshit, pueda ayudarnos a entender la razón de esta rutina diaria.

La creencia generalizada supone que la mujer de Lot quedó transformada en sal por mirar hacia sus espaldas cuando se producía la destrucción de las ciudades Sedom y Amorá.

Sin embargo, si leemos detenidamente el Texto, veremos que esto no es del todo exacto: La mujer de Lot quedó paralizada por mirar las espaldas de su marido, no las suyas...No dice la Torá: VaTabet Ishtó MEAJOREHA (Y miró la mujer a sus propias espaldas) sino VaTabet Ishtó MEAJARAV (Y miró la mujer a espaldas de él, de su marido). Nada nos produce mayor parálisis que observar el pasado a espaldas de nuestros prójimos, en lugar de mirarlo a espaldas nuestras.

Algo similar ocurría con el sacerdote. El vivía codeándose con el pasado de los demás. Cada ofrenda podía ser un pecado. Cada sacrificio podía ser una transgresión. Por eso, la orden de barrerlos; conductas como la de la mujer de Lot pueden ser muy peligrosas…

De aquí aprendemos, que no se le debe recordar la condición de pecador a aquel que trajo su sacrificio ante Di-s y confesó su pecado. Barrer los vestigios del sacrificio y olvidarlo constituye, de esta manera, una auténtica mitzvá. Recordar esos vestigios constituye una de las peores transgresiones.

miércoles, marzo 29, 2006

Parashat VaIkra 5766

Ajustando el Dial 

La Parashá de esta semana comienza diciendo: Y llamó a Moshé y habló Di-s a él desde la tienda del plazo diciendo. A lo largo de los años, muchos jóvenes (y también adultos) me han preguntado: ‘¿Y por qué Di-s hablaba con Moshé y no habla ahora conmigo?’.

A mi humilde entender, la pregunta carece de sentido. Di-s no habló con Moshé por ser "Moshé", sino que –por el contrario- Moshé fue "Moshé" porque logró escuchar a Di-s. Lo cual es bastante diferente.

Todos tenemos ese potencial, aun cuando no hubo ni habrá profeta como Moshé. Y si bien dicen nuestros Sabios que "con la muerte de los últimos profetas, Jagai, Makaji y Zejariá se interrumpió la profecía en Israel" (Sanhedrín 11a) lo cierto es que esto ocurrió no porque
 Di-s haya dejado de hablar, sino porque Israel perdió la capacidad de escuchar.

Imaginemos la forma en la que funciona una radio. Las ondas radiales ‘flotarán’ por el aire por doquier. Pero si no tenemos receptor o nos falta batería o ubicamos el dial en la posición incorrecta, jamás podremos transformar esas ondas en música y palabras. Exactamente lo mismo ocurre con Di-s. Su mensaje allí está y siempre está. Tal vez los que fallamos somos nosotros.

Leemos esta semana Parashat VaIkrá, la sección que inaugura el tercer libro de la Torá que lleva justamente el mismo nombre: Sefer VaIkrá.
El midrash nos dice que Di-s no llamó a Moshé en voz baja (¡Moshé, Moshé!), sino que la Voz de Di-s fue poderosísima, incluso podría haber roto los árboles con Su potencia (Tanjuma, Vaikrá 1). Y, aun así, el único que escuchó esa Voz fue Moshé.

A menudo miramos el mundo y nos preguntamos: ¿Está Di-s presente?
¿Es este el mundo que Di-s quiere? Vemos pobreza, desolación, guerras y violencia. ¿Y Di-s? ¿Dónde está?

Si no percibiemos la presencia de Di-s no es porque se fue; es porque nuestro proyecto de humanidad no coincide en lo más mínimo con el Suyo. 
Porque nos habla y no podemos escucharlo.

Leemos en el Salmo 29, que cantamos cada Kabalat Shabat: Kol Adonai BaKoaj (La voz de Di-s engendra la fuerza), Kol Adonai Shover Arazim (La voz de Di-s quiebra los cedros), Kol Adonai Iajil Midvar (La voz de Dios hizo temblar el desierto).

No hay Voz más fuerte en este mundo que la Voz de Di-s; tal vez lo que fallan son nuestros receptores.


sábado, marzo 18, 2006

Parashat VaIakhel-Pekudei - Shabat HaJodesh 5766

El Día Después

El inicio de Parashat VaIakhel, nos muestra a Moshé convocando a todo el pueblo para anunciar la importancia del Shabat y detalles para la construcción del Mishkán.

RaSHI nos agrega, al inicio de la Parashá, un dato interesante que el Texto calla. Nos cuenta que la convocatoria de Moshé fue al día siguiente de Iom HaKipurim.

Sin dudas, hubiera sido más fácil para Moshé hacerlo un día antes, en la santidad de Iom HaKipurim. Ese día, todo el pueblo ya estaba convocado viendo como Moshé bajaba del Monte Sinaí con las segundas Tablas. Ya hemos dicho la semana pasada que aquel Iom HaKipurim fue el primer Gran Perdón de Di-s en la historia del pueblo de Israel. Sin dudas, era un día más que apto para establecer pautas de conducta en el pueblo. Israel acababa de apreciar la bondad de Di-s y seguramente estaba más que predispuesto para escuchar Sus ordenanzas.

Sin embrago, Moshé decidió esperar un día. Evidentemente, habrá confiado mucho en su poder de convocatoria; reunir a todo el pueblo de Israel al día siguiente de Iom HaKipurim debe contarse entre los desafíos más difíciles para todo líder judío. El pueblo cansado y agotado por el largo ayuno y por la intensidad del día más sagrado del año, seguramente se hubiera negado a la convocatoria de cualquier otro líder. Sin embargo Moshé lo logró. Al día siguiente de Iom HaKipurim tuvo a toda la congregación delante suyo para seguir enseñándole, como lo venía haciendo.

Deseo suponer que este comentario de RaSHI desea enseñarnos algo más que un detalle horario. Posiblemente, RaSHI nos quiera enseñar que el verdadero desafío de un líder es congregar a la gente al día siguiente de Iom HaKipurim. No es un mérito convocar a la gente en aquellas oportunidades en que viene sóla; en Iom HaKipurim la gente viene sin que se la llame. Sin embargo, al día siguiente de Iom HaKipurim la convocatoria es dificultosa, y hay que invertir energías en esa convocatoria…El líder no debe esperar que la gente venga, sino que debe salir a buscarla cuando no viene.

Pero, al mismo tiempo, el mensaje de RaSHI bien puede ser una invitación a los judíos de nuestra generación a fin de vivir cada convocatoria con el mismo compromiso y con la misma devoción con los que se vive el día de Iom HaKipurim y trasladar parte del espíritu de este día al resto de los días del año.

martes, marzo 14, 2006

Parashat Ki Tisa - Shabat Pará 5766

El Gran Pecado y el Gran Perdón

Parashat Ki Tisa es la sección de la Torá que relata el tristemente célebre episodio del Becerro de Oro que desembocó en la ira de Moshé y el quiebre de las primeras tablas de la Ley.

Tenemos siempre dos opciones cuando nos confrontamos con este suceso. La primera es ‘cargar las tintas’ sobre los hijos de Israel. Es cierto...esta es la Parashá del gran pecado. De hecho es la primera vez que los judíos cayeron en el gran pecado de decir: ‘Yo soy judío a mi manera. ¿Quién necesita a la Torá? Si Moshé no baja con la Torá...hagamos a un becerro que reemplace a Moshé y nos guíe en esta travesía’.

Sin embargo, prefiero no ver a Parashat Ki Tisá como la Parashá del Gran Pecado; prefiero verla como la Parashá del Gran Perdón. Es cierto que esta Parashá habla mal de Israel. Pero no menos cierto es que –al mismo tiempo- nos presenta al atributo de misericordia de Di-s (Midat HaRajamim) en su máxima expresión.

Di-s no eligió al pueblo de Israel por ser perfecto, sino que lo eligió a pesar de su imperfección. Di-s no necesita de un pueblo perfecto, ni de humanos perfectos; para la perfección está El. Di-s necesita de un pueblo y de seres humanos que puedan aspirar a la superación. Quizá haya sido por ello que Di-s perdona finalmente al pueblo. Consideraba que esas ansias de superación seguían latentes en Israel, a pesar del triste traspié del becerro.

Moshé volvió a subir al monte el primero de Elul para bajar cuarenta días después con las segundas tablas en sus manos. Aquel día en el que regresó del monte era 10 de Tishrei, que quedaría marcado a fuego en nuestro calendario como Iom HaKipurim, el día de la expiación y del perdón de Di-s.

De acuerdo al Talmud (Berajot 8b) Moshé colocó esas segundas tablas en el Arón junto a los restos de las primeras que él mismo había partido de cara al becerro.

¿Quién necesitaba a esas tablas hechas añicos en el Arón HaKodesh? ¿Por qué tenían que yacer junto a las tablas completas?

Deseo suponer que las tablas destrozadas representan el Gran Pecado...Pero las tablas enteras, representan el Gran Perdón. Juntas expresan la posibilidad de enmendar nuestros errores. Nuestros pecados pueden ser enormes, pero esas tablas juntas testimonian el hecho de que un hombre o un pueblo pueden equivocarse, pero Di-s perdona si se invoca con sinceridad Su perdón.


domingo, febrero 12, 2006

Parashat Itró 5766

Al Alcance de Todos

El gran día había llegado.
Desde el mismo momento de la Creación, todas las criaturas del universo esperaban el día en que Israel reciba la Torá frente al monte Sinaí.

Veintiséis generaciones después de la creación del mundo, la Torá -el tesoro más preciado de Di-s- fue entregada al pueblo de Israel, quien aceptó gustoso el regalo diciendo ‘Naase VeNishmá’ (‘Haremos y escucharemos todos los mandamientos del Creador’).

Todas las generaciones estuvimos presentes allí, incluso nosotros...
Todos vimos a Moshé bajar del monte y entregarnos la Torá. Tal como diría Rabí Elimelej de Lizensk: ‘No sólo recuerdo como todas las almas permanecieron junto al ardiente monte Sinaí; incluso recuerdo a aquellos que estaban parados al lado mío’.

Tal vez haya sido por ello, que la Torá fue revelada en setenta idiomas al mismo tiempo. No todos podíamos entender el idioma original de la Torá.

Como una moderna superproducción de Hollywood o como los modernos DVD (¡LeHavdil!), la entrega de la Torá fue un estreno que tuvo alcance mundial, llegando a todos lo públicos y a todos los idiomas.

Aun los reyes más poderosos del mundo escucharon a lo lejos los gritos de la multitud provenientes del Sinaí y temieron por la suerte del mundo.

Y me pregunto...¿Por qué la Torá no fue revelada solamente en hebreo? Si el hebreo es la lengua sagrada...¿para qué era necesario el ‘sub-titulado electrónico’ de la Torá?

Tal vez haya sido así para enseñar al mundo la Torá está al alcance de todos. El que no la reciba, será porque no la quiere...no porque no la entienda.

Siguiendo la misma dirección se pregunta el Midrash (Mejilta, BaJodesh): ¿Por qué la Torá no fue entregada en la Tierra de Israel?
Y se responde: Para que las naciones del mundo no digan que no la aceptaron porque fue entregada en una tierra ajena a ellos. Por ello fue entregada en el desierto, pública y abiertamente. El que no la reciba, será porque no la quiere...no porque no le pertenezca.

Es por ello que la Torá ha sido comparada con el agua. Todo aquel que quiera beber...¡que venga y beba! Tal como dice el profeta Ishaia: ‘Todos los sedientos, venid por agua’ (Ishaia 55,1).


La Torá es de todos.

domingo, febrero 05, 2006

Parashat BeShalaj 5766

La Traición de los Caballos

Encontramos en Parashat BeShalaj, el milagroso cruce del Mar de los Juncos y el desgraciado final de las tropas del faraón.

Siempre me pregunté por qué los egipcios ingresaron a ese mar. ¿Eran inconscientes? ¿Era tanto el odio que sentían por Israel? ¿No podían imaginar que ese mar abierto iría a caer sobre ellos?

En realidad, según el midrash, los egipcios no querían ingresar al mar...Los que querían ingresar eran los caballos.

Nos cuentan nuestros jajamim que las olas del mar comenzaron a formar figuras de yeguas y los caballos, desesperados, se arrojaron a las aguas (Shemot Rabá 23, 14).

¿Qué nos quiere enseñar este enigmático midrash?


Quizás nos quiera enseñar que la fortaleza de Mitzraim, basada en su aplastante fuerza de caballería, terminó siendo su propia ruina. El imperio que ganaba batallas por fuerza de sus caballos...¡¡terminó perdiendo esta batalla por culpa de esos mismos caballos!!

(Algo similar había ocurrido con el carnero de la akedá. Su fuerza residía en su voluminosa cornamenta. Y por culpa de esos cuernos terminó enredado...y degollado).

Eso es lo que suele ocurrir cuando la grandeza reside exclusivamente en la fortaleza física. La fortaleza física suele ser muy traicionera si no va acompañada por temor reverente al Cielo.

Cierto es que las batallas se ganan con caballos, tanques, aviones y blindados. Incluso el moderno Estado de Israel tiene un aparato militar que nos brinda seguridad y nos colma de orgullo. Pero la auténtica fortaleza de nuestro pueblo jamás residió en las armas sino que residió en nuestro compromiso moral y nuestra inquebrantable fe en Di-s.

Sabemos los tiempos difíciles que vive Israel. Sabemos de los enemigos de afuera, sabemos de los enemigos adentro y de la violencia que no cesa. Sabemos que es bueno e imprescindible tener caballos, tanques, aviones y blindados.


Pero sabemos, al mismo tiempo, que es imprescindible mantener aquellos valores que siempre nos brindaron cohesión y fortaleza como pueblo.

Sabemos que no podemos confiar sólo en la fuerza de la armas. Porque esa confianza bien puede ser traicionera, como ocurrió con los caballos del faraón.

Tal como dijo el profeta Zejaria, por inspiración de Di-s: ‘No por el poder, ni por la fuerza, sino por Mi espíritu, dice el Eterno de los ejércitos’ (Zejaria 4, 6).


sábado, enero 28, 2006

Parashat Bo 5766

Takers y Givers

"Y si fuese pequeña la familia para el cordero, lo repartirá con la familia vecina a su casa, según el número de sus almas" (Shemot 12, 4).

Un hombre se ahogaba en el agua furiosa del océano. Al llegar hasta aquel desesperado hombre, el guardavidas estiró su mano y le dijo: ‘¡Deme su mano!’. El hombre no reaccionaba. ‘¡Deme su mano!’, gritaba el guardavidas. El hombre, seguía imperturbable... Al cabo de un tiempo, el agua pudo más y el hombre se ahogó.

‘¿Cómo es que no lograron salvarlo?’, quiso saber su esposa.

‘Yo estiré mi mano –contó el guardavidas- y le grité ‘¡Deme la mano!’, y él no reaccionaba. Hasta que, finalmente, el agua pudo más...y se ahogó’. 

‘¡Mal hecho!’, dijo la mujer. ‘Usted debiera haberle dicho ‘TOME la mano’ no ‘DEME la mano’. Mi marido jamás dio nada en su vida...’. 

....

Parashat Bo nos habla, entre otras cosas, del sacrificio de Pesaj. Se nos dice que aquella familia a la que le quedaba ‘grande’ el cordero de Pesaj debía invitar a un vecino (de seguro pobre) para comer aquella porción sobrante de cordero. 

La Torá bien podría haber hablado al revés: ‘Si hubiese un hombre pobre que no tuviere cordero para Pesaj, comerá sobre la mesa de su vecino’. Pero no. ¿Por qué? 

Alguna vez hizo notar Rabí Shimshom. R. Hirsch que la palabra ‘Derechos’ (Zjuiot) difícilmente aparece en la Torá. Y no es que a Dios no le importen los DERECHOS...Pero la Torá prefiere hablar de Jovot (Obligaciones). Obligaciones hacia Dios, hacia los padres, hacia los maestros, hacia los necesitados. La Torá está llena de obligaciones. 

La Torá prefiere hablar de Jovot, porque cuando se habla de derechos, se coloca al hombre en condición de RECEPTOR. Cuando se habla de obligaciones, se lo coloca en condición de DADOR... 

Bien podría haber dicho la Torá que un hombre pobre tiene derecho a consumir del cordero de su vecino. Sin embargo, prefirió decir que un hombre rico tiene la obligación de compartir su cordero con su vecino pobre. Porque no es lo mismo tener DERECHO a recibir, que tener el DEBER de dar.

Tal como me dijo alguna vez mi maestro el Rabino Manes Kogan: La humanidad sólo se divide en dos: (me decía en inglés) en Givers (en gente de entrega) y en Takers (en gente que sólo gusta de recibir y tomar del otro). Gente que se desvela por DAR. Y otra que estaría dispuesta a hundirse con tal de no dar nada, siquiera su mano cuando se está ahogando...


domingo, enero 22, 2006

Parashat VaEra 5766

Horizontes Cortos

Moshé temía al ridículo. Sabía que sus hermanos no le prestaban atención. ‘Si los hijos de Israel no me escuchan...¿cómo me va a escuchar el faraón si yo no puedo hablar?’.

Todos sabemos de las dificultades que tenía Moshé para hablar. No obstante, el verdadero problema de Moshé era que Israel no quería escuchar.

El tiempo y la travesía del desierto le darían la razón a Moshé.

Ser libre es todo un desafío, y Moshé iba entendiendo de a poco que sus hermanos preferían la falsa sensación de seguridad que ofrece la tiranía a los desafíos que presenta la libertad.

Se cuenta que, estando de viaje, Rabí Najum de Chernobytz decidió pernoctar en una posada.

El dueño de la posada, un judío muy simple, viendo a Rabí Najum rezando le preguntó que estaba haciendo. Rabí Najum interrumpió su rezo y le dijo que estaba rezando implorando a Di-s para que llegue el mashiaj y lleve a todos los iehudim a Eretz Israel.

Anonadado, el hombre subió las escaleras, despertó a su mujer y le dijo: ‘¡Querida! Hay un judío abajo que está rezando para que llegue el mashiaj y podamos ir todos a Eretz Israel.

La mujer se fregó los ojos y le dijo: ‘¿Y qué va a ser de nuestra granja, nuestras vacas y nuestros caballos?’.

Perturbado, el hombre volvió a bajar, interrumpió nuevamente a Rabí Najum y le dijo: ‘Pero Rabí...¿Qué va a ser de nuestra granja, de nuestras vacas y de nuestros caballos?’.

‘Dime’, le dijo Rabí Najum. ‘Cuando vienen los cosacos y saquean todo lo que tienes...¿eres feliz? ¿Es eso lo que te gusta? ¿Quieres que tu vida sea siempre igual? Cuando llegue el mashiaj, vamos a ir todos a Eretz Israel...¿Entiendes? ¡Chau cosacos! ¡Se acabó!’.

De nuevo el hombre quedó impresionado. Subió desesperado a su mujer y le contó la respuesta de Rabí Najum. ‘Querida...Llega el mashiaj ...¡Chau cosacos! ¡Se acabó!’.

La mujer miró a su marido y le dijo: ‘Baja a ver a ese tal Rabí Najum y dile que rece para que el mashiaj se lleve a los cosacos a Eretz Israel y nos deje aquí con nuestra granja, nuestras vacas y nuestros caballos’.

Eso se llama tener horizontes cortos. El verdadero problema de Moshé no era el faraón. Su problema era la obstinación de Israel. Por eso era necesario que Moshé y Aharón vayan juntos, tal como dijo alguna vez Rabí Shmuel Mohliver: Uno para sacar a Israel de Egipto; el otro para sacar a Egipto de Israel...

sábado, enero 14, 2006

Parashat Shemot

Boca Prestada

'...lento de habla y lento de lengua soy yo...' (Shemot 4, 10)


Cuando Dios llamó a Moshé para liberar a los hijos de Israel de Egipto, Moshé argumentó que era 'lento de habla’ (Shemot 4, 11). Algo similar ocurrirá la semana próxima. '¿Cómo me va a escuchar el faraón si yo soy tartamudo?' (Shemot 6, 12), dirá Moshé a Dios.

¿Por qué Dios elige a una persona así para liderar a Su pueblo? Entre los seiscientos mil hebreos que salieron de Egipto...¿no había nadie mejor que él? ¿nadie podía cumplir con esa misión sin necesitar de un hermano que le preste la boca y hable por él?

Tal vez, justamente por ello Dios lo quería a Moshé. La misión de Moshé no era misión de un día; era misión de años. Guiaría a los hijos de Israel por las arenas del desierto, recibiría la Torá y habría de enseñarla al pueblo.

Moshé habría de oficiar de 'puente' entre Dios y Su pueblo. Moshé sería el 'instrumento de la redención' y Dios no quería un líder que genere falsas expectativas en la gente. Dios quería que el pueblo se enamore de la Torá...¡No de Moshé! Quería que el pueblo se vea seducido por el peso de los argumentos y no por el carisma del transmisor...

Tal vez alguna vez les ocurrió de quedar encantados con alguna publicidad en TV. Sin embargo, haciendo memoria, uno no puede recordar si les estaban vendiendo una bebida gaseosa, un rollo fotográfico o un auto deportivo. En publicidad se suele decir en estos casos que el recurso se devoró al producto. La gente suele quedar tan embelesada ante el recurso utilizado que ni recuerda que es lo que tiene que comprar...

¿Cuanta gente en épocas de elecciones opta por un candidato simplemente porque habla bien? ¿O porque viste bien? ¿O porque tiene la dentadura recién hecha? Da igual...Cuando el recurso supera al producto, jamás se sabe que se esta eligiendo.

Y pareciera que ese era el gran temor de Dios. Podría haber elegido a un literato para enseñar la Torá y que Su pueblo quede enamorado de su lenguaje. Podría haber elegido a un locutor de Frecuencia Modulada para enseñar la Torá y que Su pueblo quede enamorado de su voz. Sin embargo, eligió a Moshé, al maestro lento de habla, para que enseñe la Torá y asegurarse que Su pueblo -si lograba enamorarse- sólo se enamoraría de la Torá.