Parashat Shelaj Lejá que leemos esta semana, nos ilustra acerca de una de las instituciones centrales de tradición de Israel: el Minián.
Doce individuos, uno por cada tribu israelita, se dirigieron a la Tierra Prometida con la consigna de explorarla y traer información sobre aquella tierra que irían a heredar. Sin embargo, fallaron en su misión. De los doce enviados a explorar la tierra, sólo dos trajeron un informe objetivo. Los diez restantes trajeron un informe cargado de pesimismo y subjetividad. Hablaron de gigantes que habitaban Cnaan y provocaron la ira divina al difamar a la tierra diciendo que ésta devoraba a sus habitantes.
A estos diez enviados, Di-s los llama Edá (congregación).
Si tomamos a cada uno de ellos por separado, eran todos grandes personajes de las tribus de Israel. Sin embargo, JUNTOS se transformaron es pequeñas personas. Juntos se contagiaron miedos, y en lugar de sumar restaron.
Diez personas que se reúnen, son más que diez individuos…tienen un alma colectiva. Es por ello que Di-s se irrita tanto al escucharlos. De la misma forma, Di-s se alegra sobremanera al ver a diez judíos rezando. Diez judíos que rezan ya no son diez individuos…son una congregación.
Hoy son muchos los judíos que aun creyendo en Di-s aseguran que no necesitan ir a la sinagoga para hablar con Él. Y si bien es cierto que Dios no ‘atiende’ sólo en los Batei Kneset, también es cierto que la razón por la cual asistimos a la sinagoga no es porque creamos que sólo allí existe ‘discado directo’.
Venimos a la sinagoga para reunirnos y rezar juntos. Diez judíos que rezan juntos representan más para Di-s que diez judíos que rezan al mismo tiempo en diez casas separadas.
Porque Di-s siente dos clases de amor por nosotros. Uno, es el amor personal; cada criatura es especial para Él. Pero cuando nos ve reunidos, el amor que siente es diferente: allí siente amor al ver que todo Su desvelo por formar un pueblo se ha hecho realidad.
Y no importa cuán prestigiosos, cuán acaudalados y cuán sabios sean aquellos que se reúnen; sólo importa que sean diez. No olvidemos que diez zapateros forman un minián; pero nueve Rabinos, no.