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jueves, noviembre 13, 2014

Parashat Jaie Sará 5775

Un plus de generosidad

Parashat Jaie Sará relata el encuentro entre Eliezer -siervo de Abraham- y nuestra matriarca Rivká.

Abraham Avinu temía que su hijo Itzjak tome por esposa a una mujer cnaanita y decide enviar a su siervo a Aram Naaraim a fin de encontrar una candidata apta para nuestro segundo patriarca.

Eliezer fijó un criterio claro a la hora de su búsqueda.

"He aquí que yo estoy parado junto a la fuente del agua, y las hijas de los hombres de la ciudad salen para sacar agua. Y será la moza a quien le diré: "Inclina, por favor, tu cantaro y beberé", y dijere: "Bebe y también a tus camellos daré de beber", a ella destinaste para tu siervo, para Itzjak; y en ella sabré que hiciste merced con mi señor" (Bereshit 24, 13-14).  

Eliezer no está bucando una mujer bella ni una candidata de linaje. Tampoco quiere una mujer que descolle por su inteligencia. Eliezer busca una mujer sensible y piadosa. Pero ésto tampoco era suficiente; buscaba una mujer que manifieste un plus de generosidad. Sabía que a través de sus camellos iría a descubrir la virtud de aquella moza.

..........

En Octubre de 2012 arribé a Nueva York en vísperas del huracán Sandy. Para mi se trataba de un viaje de trabajo y de paseo. Finalmente no logré hacer ni una cosa ni la otra. Pasé una larga semana en casa de mi hermana, en un barrio de Queens habitado mayormente por israelíes.

Por lo general se puede reconocer a los israelíes del lugar por el modo en el que conducen o estacionan sus vehículos en doble fila. Sin embargo,  en dicho viaje pude apreciar ciertos rasgos distintivos de la población israelí que se vinculan con la figura de nuestra matriarca Rivká.

Los destrozos de Sandy -como se preveía- fueron de importancia. Hubo decenas de víctimas fatales, heridos y una amplia zona de la ciudad de Nueva York se vio desbordada por las aguas. Éstas hicieron colapasar el transporte subterraneo y clausuraron los puentes de acceso a Manhattan.

Cientos de miles de americanos se vieron desplazados de sus hogares y fueron alojados en casas particulares o en refugios públicos. Pude ver en aquellos días el inapreciable valor de la mitzvá de Hajnasat Orjim (hospitalidad con los huéspedes).

Miles de personas pasaron semanas viviendo en casa de los pocos afortunados que no fueron afectados por el temporal. Allí podían recibir un plato caliente, una ducha reparadora, y una conección a Internet (a menudo pareciera que quedarse sin Facebook fuera más serio que quedarse sin agua...).

Una de las consecuencias secundarias de aquel terrible huracán fue la falta de combustible.

Las estaciones de servicio en el area de Nueva York se asemejaban a las de un país del tercer mundo en vísperas de un aumento; medio día de espera para abastecer a los autos de gasolina.

La gente comenzó a racionalizar el uso del auto por más de una semana. Muchos se quedaron sin combustible –siquiera- para llegar a la estación de servicio barrial. Millones de personas tenían que viajar al trabajo o al médico o a la despensa y no tenían cómo hacerlo. Las distancias en Nueva York son extensas y el americano medio no está muy acostumbrado a andar sin auto.   

Entre las muestras de solidaridad, se destacó una vecina de mi hermana.


La mujer –de nacionalidad israelí- viajaba todos los días a Connecticut y traía de allí bidones de combustibles para los vecinos de la cuadra. Se trató de una actitud tan original, puntual e inmediata que mereció el rápido reconocimiento de sus vecinos. Se trataba claramente de un gesto que supereba con creces lo esperado. En Connecticut las estaciones de servicios trabajaban con relativa regularidad y la generosidad de aquella mujer trajo gran alivio a sus vecinos.

Cierto es que no dio de beber a los camellos al modo de nuestra matriarca Rivká. Sin embargo, atender un vehículo "sediento" en aquellas circunstancias no es algo que deba darse por sobreentendido ¡También éso puede ser una gran miztvá! La mujer supo dar un plus de solidaridad y generosidad, exactamente lo que buscaba el siervo de Abraham en aquella candidata. 

De haber andado Eliezer por Queens en días del huracán Sandy, sin dudas hubiera tomado nota. Aquella mujer era una candidata más que apta para compañera de Itzjak. No todas las mujeres tienen el mismo ADN de nuestra matriarca Rivká...

jueves, noviembre 06, 2014

Parashat VaIerá 5775

El Ejemplo de Abraham

La Parashá de esta semana comienza diciendo: ‘VaIerá HaShem Elav BeElonei Mamre’ (Bereshit 18, 1). ‘Y se le apareció a Abraham Dios en el encinar de Mamre’.

¿Quién era Mamré? 

El midrash cuenta que Abraham tenía tres amigos. 

Uno se llamaba Aner, otro Eshkol y el tercero Mamré. 

Cuando Di-s se le apareció a Abraham hacia el final de la Parashá pasada y le habló de practicarse el brit milá, Abraham fue a pedir consejo a sus tres amigos. Aner, el primero, le dijo: ‘¿¡Estas loco!? Vas a lastimarte y cuando vengan tus enemigos a perseguirte no vas a poder escaparte...’. Eshkol, el segundo, le dijo: ‘Sos viejo ya...No vas a poder soportar el brit milá...’. Mamré, el tercero, le dijo: ‘Cumple con la voluntad de Di-s, que Él sabrá como protegerte...’ (Ver Tanjuma Vaierá 3).

Abraham siguió el consejo del tercero. Se circuncidó a la edad de noventa y nueve años y circuncidó a su hijo Ishmael cuando este tenía trece años. La misma Torá lo dice: Primero se circuncidó él, luego circuncidó a Ishmael y luego a todos los varones de su casa (Bereshit 17, 26-27).

Pero cabe preguntarse: Si Abraham tenía que practicarle el brit milá a todos los hombres de sus casa...¿no convenía que se circuncide último? Abraham, el hombre de la buena retórica, quien podía convencer a todos por el arte de su palabra...¿con qué fuerza iba a convencer a los hombres de su casa con el dolor que llevaba a cuestas?

Ocurre que el hombre de la palabra convincente entiende que hay un punto en el cual las palabras no alcanzan y hay que educar con el ejemplo. Las ejemplos hablan más fuerte que las palabras.

Todos somos Abraham...Todos en algún momento debemos tomar la iniciativa y servir como ejemplo para alguien. Podemos ser ejemplos como Rabinos, como maestros, como dirigentes, como padres e incluso como hijos. Si queremos que alguien nos siga, que alguien nos escuche, debemos ir adelante.

Una ejemplo vale más que mil palabras, ya que el ejemplo mueve a la acción y las palabras no siempre lo hacen.

Quiera Di-s inspirarnos y dotarnos de fuerza para que podamos ser hombres y mujeres de iniciativa contagiando a nuestros prójimos con nuestra voluntad, nuestros ejemplos y nuestra fuerza.

jueves, octubre 30, 2014

Parashat Lej Lejá 5775

Dios, luces y sombras

Cuando el escritor portugués José Saramago presentó su libro "Caín" en 2009 generó un revuelo en la prensa mundial. Declaró entonces que la Biblia es "un libro de malas costumbres" y que "el Dios de la Biblia no es de fiar, es mala persona y vengativo".

De acuerdo a la novela de Saramago, el deseo real de Caín fue matar a Dios, dado que Éste le había dado la espalda. Al no poder lograrlo, decidió asesinar a su hermano...

"La humanidad sería distinta sin la Biblia. Seguramente mejor", concluyó Saramago.

Los argumentos de Saramago no son nuevos. Son muchos los que sostienen que el mundo se vería mucho mejor sin religiones.

Es cierto que las religiones han sido causantes de odio y derramamiento de sangre a lo largo de la historia. Pero no menos cierto es que la religiones –cuando fueron interpretadas correctamente- han sido motor de un un infinito caudal de amor y muestras de entrega por parte de sus fieles (Por desgracia, la mayoría de la humanidad posee suficiente "religión" para odiar, pero no la suficiente para amar).

Volviendo al judaísmo y a la Biblia hebrea, cabe de todos modos hacer un aclaración: Los judíos no leemos la Torá sino a través de sus comentaristas.

Ciertos pasajes de la Torá escrita –en su máxima literalidad- pueden ser extremadamennte severos. Pero los judíos no leemos la Torá de manera literal. Los comentaristas de cada generación han sido los responsables de encontrar la Voz divina en el Texto a fin de que éste conserve su relevancia con el trancurso de los siglos.

Saramago no es el primero en "asustarse" al leer literalmente la Torá. Ésto ha pasado por siglos, incluso en el seno del pueblo judío. Los éxegetas bíblicos vienen confrontándose con la literalidad de la Torá desde tiempos remotos. Autoridades rabínicas de renombre, que forman parte de la columna vertebral de nuestro pueblo, han sabido interpretar la letra escrita con creatividad y originalidad a fin de que ésta refleje el sistema de valores reinante en cada lugar y generación.

En Parashat Lej Lejá, Dios se dirige a Abraham y le anuncia el cambio de su nombre.

"No será llamado más tu nombre Abram, y será tu nombre Abraham (אברהם)" (Bereshit 17, 5). Algunos versículos más tarde, Di-s también anunciará el cambio de nombre de su esposa Sará: "A Sarai tu mujer, no llamarás su nombre Sarai, porque Sará (שרה) es su nombre" (17, 15).  

De acuerdo al Talmud, el cambio de nombre de nuestros patriarca y de su esposa repercutirá sobre sus destinos. Prueba de ello es que luego del cambio, Abraham y Sará gozarán de la bendición de la paternidad, algo que les estaba vedado como pareja hasta entonces (Rosh HaShaná 16b).   

Sin embargo, es posible que estos nuevos nombres representen una auténtica revolución teológica.

Por primera vez Dios, por propia Voluntad, decide tomar una de las letras de su Sagrado Nombre (la letra ה') y añadirla al nombre de dos mortales.

Dios, a través de dicha alteración, le anuncia el mundo que Él desea apegarse a lo bueno y a aquellos que tienen atributos nobles, tal fue el caso de Abraham y Sará. A aquellos que riegan el mundo de sangre y violencia en nombre de Dios y de la religión –cualquier religión- Dios les dará indefectiblemente la espalda.

Existe un poderosísmo comentario rabínico referido a la creación de la luz y de la oscuridad.

Al ser éstas creadas -en el primer día de la creación- nos anuncia la Torá: "Y llamó Dios a la luz ‘Día’, y a la oscuridad llamó ‘Noche’" (Bereshit 1, 5).

Preguntan nuestros sabios en el Midrash: ¿Por qué dice "Y llamó Dios a la luz 'Día'" "y a la oscuridad llamó 'Noche'? ¿Acaso no debiera decir "y a la oscuridad llamó Dios 'Noche'"? ¿Dónde está Dios cuando crea la oscuridad?

Concluyen nuestros Sabios: EIN HAKADOSH BARUJ HU MEIAJED SHEMO AL HARAA (Jamás unirá Dios Su Nombre con el mal), por ello al hablar de la oscuridad Dios prefiere alejarse y hacerse a un lado (Bereshit Rabá 3, 6).

Los comentaristas bíblicos enseñan que la milenaria tensión existente entre bien y mal, paz y discordia o bien entre luz y oscuridad, Dios nunca será un mero espectador. Dios –a la luz de nuestros Sabios- dista de ser un Ser cruel, vengativo y sediento de sangre, como afirma Saramago.

Dios nunca mira de costado.
Dios no es neutral.

Siempre se apegará a lo bueno, tal como añadió Su esencia al nombre de nuestro patriarca Abraham y de nuestra matriarca Sará.


viernes, octubre 17, 2014

Parashat Bereshit 5775

El Incorruptible

Los expertos en botánica, suelen decir que las sequoias, unos enormes árboles que pueblan el estado de California, en EEUU, constituyen la especie que vive mayor cantidad de años. Algunos ejemplares de estos árboles han alcanzado los dos mil años de edad y nos llena de sorpresa el sólo hecho de pensar que fueron sembrados en tiempos de Rabí Akiva y permanecen vivos hasta el día de hoy.

Sin embargo, para un interesante y bastante inédito midrash, la criatura más vieja del mundo no es un árbol, sino un ave llamada ‘Jol’. Esta criatura está cumpliendo por estos días 5775 años y se conserva fuerte, sana y joven junto a toda su descendencia en algún lugar del universo llamado gan eden.

Tal vez sea un bien momento para que les cuente algo acerca del ‘Jol’. Todos conocen la historia del fruto prohibido, que ocurrió exactamente hace 5775 años. Java (Eva) -tentada por la serpiente- prueba del fruto del árbol del conocimiento desobedeciendo la única orden que Di-s les había impartido.

En ese preciso momento, según el midrash, el ángel de la muerte comenzó a caminar hacia ella. La mujer, intuyendo que su muerte estaba cerca, dijo celosa: ‘¡Así que yo voy a morir y a Adam le va a ser creada otra mujer en mi lugar...! Le voy a dar de probar también a él’.

Y Adam, convencido por su mujer probó del fruto acompañándola en su destino de mortalidad (Avot deRabí Natán B 1, 10).

Pero no sólo ellos comieron del fruto. Todos los animales, y todas las aves y todas las bestias, todas dijeron que sí salvo este ave llamado ‘Jol’. Y salió una voz del cielo que dijo: ‘Jamás conocerá el ‘Jol’ lo que es la muerte, y vivirá él y su descendencia en el gan eden por siempre’ (Bereshit Rabá 19, 5 - Ver ‘Agadot HaIehudim, tomo I, pag. 49 en donde se menciona al ave de esta leyenda con el nombre de Maljás).

La honestidad en medio de la corrupción. La civilidad en medio de la desobediencia. El ‘Jol’ no es aquí otra cosa que una caricatura del hombre íntegro rodeado por la depravación moral.

¿Hasta que punto puede el hombre conservar su honestidad cuando el mundo de burla de la honestidad? ¿Hasta que punto podemos ser hombres y mujeres virtuosos en una sociedad en la que tenemos la sensación que –como decía Enrique S. Discépolo- ‘a nadie le importa si naciste honrao’?
Imagino al ‘Jol’, mirando cómo sus compañeros iban siendo expulsados en fila del gan eden quedando aislado de toda la creación, y pensando: ‘¿Me quedo con Di-s y mis principios, o acompaño a la corriente en su corrupción?’.

Pero ya es tarde...

Una espada de fuego fue colocada a la puerta del gan eden. Según la Torá fue ubicada allí para evitar que los de afuera vuelvan a entrar.

A mi humilde entender, también para evitar que el de adentro se ve tentado a salir....

martes, octubre 07, 2014

Sukot 5774

Las antipodas de Pesaj

Sukot, a diferencia del resto de las festividades de peregrinación, no conmemora ningún acontecimiento histórico puntual. En Sukot más bien celebramos el cuidado de Di-s por nuestros antepasados al hacerlos morar en cabañas durante la travesía del desierto.

¿Por qué entonces no celebramos esta festividad en el mes de Nisan? ¿Acaso no dice la Torá: ‘En las cabañas hice habitar a los hijos de Israel cuando los saque de Egipto’?

Tal vez la respuesta sea que sólo quien atravesó la experiencia de los Iamim Noraim, y se apegó a los valores espirituales que emanan de ellos, puede vivir en paz el desapego del confort, salir de su casa y pasar a vivir en una frágil Suká durante siete días.

Sukot está en las antípodas de Pesaj, separadas exactamente por seis meses. Sukot al comienzo del otoño, y Pesaj al comienzo de la primavera.

Sukot, en cierto modo, es el anti-Pesaj. Y no sólo por estar en las antípodas del calendario hebreo. Pesaj es la festividad del confort. Ponemos almohadones como respaldo y comemos recostados; nos tratamos unos a otros como si fuéramos reyes.

Sukot es todo lo contrario. Nos ensuciamos construyendo la Suká con nuestras propias manos, nos mojamos (si llueve), vivimos siete días sin muebles ni vivienda firme y resignamos la intimidad que nos ofrece nuestro hogar.

Sukot es la festividad en la que nos apegamos a las cosas sencillas de la vida y, aun así, ejercitamos la alegría, tal como nos pide la Torá: VeSamajta BeJagueja VeHaita Aj Sameaj. ‘Y te alegrarás en tu festividad y serás feliz’. Sukot nos enseña que no ‘somos’ lo que ‘tenemos’.

Un desafortunado adagio popular dice: ‘El dinero no hace la felicidad; la compra hecha’. Mucha es la gente que vive la vida a la luz de este refrán. Corren afanosamente detrás del confort y los placeres; son esclavos del consumo y la holgura material. Hallan felicidad en ello, pero su felicidad es –a menudo- una mera ilusión óptica. Sukot llega a nosotros cada año con un mensaje opuesto al de aquel adagio. Sukot nos dice: Si logras ser feliz sin dinero y sin confort, entonces eres doblemente feliz. Sukot nos visita cada año con la felicidad en su estado más elemental. Di-s nos conceda la gracia de experimentarla y saberla apreciar.

miércoles, octubre 01, 2014

Iom HaKipurim 5775

Las Gotas del Tintero

Hace unos días, mientra escribía mi nuevo Sefer Torá, me dispuse a limpiar la pluma para comenzar un breve recreo. Observé el trapo con el que limpio el kulmus[i] -que suele estar manchado de tinta- y vino a mi mente una reflexión: ¡qué triste es el destino de aquellos manchones! Aquella gotas en el trapo bien podrían haber dado "vida" a una Torá o –lo que es más- al Sagrado Nombre de Di-s; sin embargo terminaron su vida en un harapo...
Todas las gotitas de tinta comparten su "existencia" en el mismo tintero. Todas con igual potencial y, sin embargo, no todas comparten el mismo destino.
....
El poema litúrgico Unetane Tokef, que precede a la Kedushá de Musaf –tanto en Rosh HaShaná como en Iom HaKipurim- aborda este tema. El autor, dueño de una pluma majestuosa, presenta allí al ser humano a través de una serie de parábolas:
El hombre proviene del polvo y finaliza en el polvo...
Se asemeja a una frágil vasija,
a la hierba seca,
a una flor marchita,
a una sombra que pasa,
a una nube que se disipa,
al viento que sopla,
al polvo que vuela,
y a un sueño que se va...
Ocho diferentes imágenes son presentadas en este poema y logran graficar de manera única la efimeridad de la vida humana. Iom HaKipurim nos transforma en seres frágiles y diminutos frente al poder del Señor de todas las cosas.
Y –no obstante- el Unetane Tokef nos enseña que nosotros –humanos- tenemos arreglo. La frágil vasija de arcilla, se descarta cuando se rompe. El hombre siempre puede enderezarse.
Las gotas del tintero no pueden decidir en qué van a transformar su existencia. Nosotros sí podemos decidir si transformaremos nuestra vida en bendición o –Di-s nos libre- en maldición; en un sueño o –Di-s nos guarde- en una pesadilla.
...
El Maguid de Kamenetz solía traer una historia al respecto.
En una exhibición parisina, se exponía un monumental armario, obra de artista.
Se trataba de un closet único, con innumerables compartimentos. Estantes desplegables y giratorios y cajones forrados de terciopelo rojo donde se podían depositar objetos de valor, oro, plata y piedras preciosas.
El armario de había transformado en el item más visitado de la exposición y el artista recibió una condecoración por su obra maestra. Finalmente, un acaudalado aristócrata vienés, decidió llevarse el mueble a su palacio, a cambio de ocho mil dinares de oro.
Pero, la vida tiene, a menudo, giros inesperados. El millonario de nuestra historia terminó empobreciéndose y le fue declarada la quiebra. Todos sus bienes fueron rematados; entre ellos, también aquel afamado mueble que fue vendido por una pocas monedas.
El armario terminó en el taller de un humilde zapatero. Éste colocó las suelas y el pegamento en el cajón superior, los hilos en el cajón intermedio y el martillo y las tachuelas en el compartimento inferior.
Un buen día, el artista de nuestra historia visitó la ciudad de Viena. Caminando por la capital, notó que la seula de su zapato se había despegado e ingresó al taller de aquel humilde zapatero. Entregó su calzado al hombre y mientras eperaba por su calzado comenzó a recorrer con la mirada la arquitectura del lugar.
Súbitamente, sus ojos se podaron en el formidable mueble que él mismo había creado. No podía creer lo que estaba mirando. Al armario le faltaba una pata, sus ornamentos dorados estaban descoloridos, y la madera rallada y astillada. Lo que es peor, el mueble estaba cubierto por una espesa capa de polvo.
El artista miró y -al instante- se desmayó.  El zapatero salió a la calle a pedir la asistencia de algún transeúnte, y el afamado hombre volvió en sí y comenzó a llorar.
"¡Qué han hecho con mi obra!", comenzó a sollozar.
¿Y cómo no va a llorar al ver que el armario se convirtió en un depósito de pegamento, trapos e hilachas? ¿Cómo no va a llorar y a desmayarse?
...
Y la moraleja: Di-s nos ha creado cual obras de arte, y ha sembrado en nuestro ser la inteligencia y el dicernimiento.  También nuestro alma tiene "compartimentos". Un cajón para la humildad, un estante para la sabiduría y una celda para la santidad. Y, sin embargo, está el hombre que en el cajón de la humildad deposita soberbia, en el estante de la sabiduría acumula ignorancia, y -¡qué tristeza!- en la celda de la santidad acumula trapos sucios y zapatos rotos...
...
La existencia espiritual del hombre está moldeada por éste y por sus decisiones. Fuimos moldeados cual obra maestra, pero somos nosotros quienes decidiremos qué habremos de almacenar en cada uno de nuestros "compartimentos".
Tal como está dicho en Parashat Nitzavim que leímos hace un par de semanas:
"Atestiguo hoy contra vosotros a los cielos y a la tierra, la vida y la muerte; di ante vosotros, la bendición y la maldición. Y escogerás la vida, para que vivas tú y tu simiente" (Devarim 30, 19).
Quiera Di-s colmarnos de sabiduría a fin de almacenar nobles atributos en nuestras almas. No somos como las gotas del tintero. Nosotros seremos quienes daremos a nuestra vida un tinte de santidad o la transformaremos  –Di-s nos libre- en un sucio trapo. No vaya a ser que Di-s diga: "¡Qué han hecho con mi obra!".
¡"Y eligirás la vida"!
¡Guemar Jatimá Tová!





[i] . Tal es el nombre técnico de la pluma de los escribas (Sofrim).

miércoles, septiembre 17, 2014

Parashat Nitzavim-VaIelej 5774

Alguien te mira

Nuestros sabios nos enseñan que si un hombre es atacado por su impulso del mal, debe vestirse de negro y dirigirse a un lugar donde nadie lo conozca para no profanar el nombre de Di-s en público (Jaguigá 16a).

Cuenta un viejo chiste que a un Rabino le ocurrió ésto.

Un buen día, sintió unas ganas descomunales de comer cerdo. Siguiendo el consejo talmúdico, tomó con su auto la carretera hacia el sur y luego viajar quinientos kilómetros se detuvo en una inhóspita posada, en la cual –de seguro- nadie lo conocía.

Nervioso, tomó asiento, y llamándo al mozo pidió un plato de cerdo.

Al cabo de unos minutos, el Rabino notó que un omnibus estaba arribando al lugar, por cuya puerta descendían los jóvenes de su congregación y algún que otro dirigente de su sinagoga. El grupo ingreso a la posada en el preciso momento en el que el mozo salía de la cocina -bandeja en mano- y con un enorme cerdo que aprisionaba entre sus dientes una deliciosa manzana colorada.

Sorprendidos ante el particular encargo del Rabino, la gente ya había perdido la respiración.

El Rabino tragó saliva, los miró y les dijo: ‘¡Es increíble! Uno viene hasta estos lugares, se pide una manzana completa y...¡miren lo que le traen!’.



Podremos correr, tomar la ruta hacia el sur y escaparnos de los ojos de los otros.
Podremos incluso engañarlos, si es que nos toman por sorpresa a la hora de la transgresión.

Pero...¿dónde podremos correr para escaparnos de los ojos de Di-s?
¿Existe acaso algún lugar en el cual podamos escondernos de Sus ojos?

Ya la misma Torá nos cuenta que cuando Adam y Java comieron del árbol, se escondieron entre los árboles del gan eden al escuchar la voz de Di-s que se acercaba...

Di-s preguntaba: ‘¿Dónde estas?’, no porque no sabía dónde estaban, sino porque quería ver su reacción.

No sé si recordarán la película ‘The Truman Show’ que se vio hace algunos años.

Un hombre que -sin saberlo- era filmado por decenas de cámaras día y noche y observado por una multitud a través de las pantallas de TV, que espiaba su vida y su intimidad...

¿Y si fuera que en realidad no nos espía una multitud, sino que el que nos espía es Di-s?

¿Y si fuéramos nosotros mismos los protagonistas de esta miniserie celestial que se inmiscuye hasta en el más mínimos detalle de nuestra intimidad?

Nuestra generación ha perdido, en cierta medida, esta dimensión de la religiosidad.
Dejó de sentir los ojos de Di-s posados sobre su espalda...

Olvidamos que Di-s no atiende únicamente en la sinagoga. Olvidamos que Di-s también está presente en nuestro dormitorio, o incluso en la caja registradora de nuestros comercios.

Como dice Parashat Nitzavim, que leemos esta semana en la Torá: Ha-Nistarot La-Ad-nai E-loheinu ("Las cosas ocultas, son del Eterno, nuestro Di-s").

Olvidamos que hay algo más que una multitud de mirones que nos observan, y de los cuales sí nos podríamos esconder, y a los cuales sí podríamos engañar si así lo quisiéramos...

Los Iamim HaNoraim nos invitan a recuperar esta dimensión de nuestra religiosidad que fuimos perdiendo...

Es sentir nuevamente los ojos de Di-s posados sobre nosotros, a fin de comportarnos de idéntica forma públicamente –cuando el ojo crítico de la multitud nos mira- y en la intimidad, dado que siempre Alguien nos mira.

Los Iamim HaNoraim nos invitan a venir a la sinagoga para recordar que Di-s nos mira también fuera de ella.



Cuando enfermó Raban Iojanán ben Zakai, sus alumnos ingresaron a verlo y le pidieron una bendición.

‘Maestro...¡Bendícenos!’, le dijeron.

Y el maestro, con el último aliento les dijo: ‘Sea la voluntad de Di-s que vuestro temor al Cielo esté sobre vosotros de la misma manera que está sobre vosotros el temor a la gente. Que así como se cuidan de aquello que dirá la gente, se cuiden de aquello que dirá Di-s’ (Berajot 28b).

Que esta bendición se haga extensiva a todos nosotros en este año que hoy se inicia.

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Gustavo Surazski es Rabino de Kehillat Netzach Israel, la comunidad conservadora de la ciudad de Ashkelon.


jueves, septiembre 11, 2014

Parashat Ki Tavó 5774

Coherencia

Parashat Ki Tavó es conocida como la sección en la que se detalla la Admonición (Tojajá), una extensa lista de terribles tormentos que caerán sobre Israel, en caso que éstos desoigan la Ley.

Sin embargo, no debiera obviarse que en esta sección se inicia con bendiciones. Entre ellas –y como recompensa por el cumplimiento de las miztvot- nos dice la Torá: "Bendito seas tú en la ciudad, y bendito tú en el campo" (Devarim 28, 3).

Desde un punto de vista literal, esta bendición sugiere prosperidad tanto para los que habitan en el campo como también para aquellos que desempeñan labores en la ciudad. Sin embargo, JaZaL comentan este versículo de manera alegórica: "Bendito seas tú en la ciudad" implica que tu casa estará próxima a la sinagoga" (Babá Metzia 107a).

Vivir alejado de la sinagoga no es algo que se mida en metros o kilómetros. Vivir alejados o próximos a la sinagoga, es una cuestión de valores; es la aptitud o la inaptitud que tiene el judío para trasladar el ambiente de santidad que reina en las sinagogas a su cotidianeidad.

Traeré un ejemplo tristemente gráfico a este concepto vertido por nuestros Sabios.

Hacia comienzos del siglo XX, comenzó a desarrollarse en la Argentina una inescrupulosa red de trata de personas liderada por rufianaes de origen judío.

Esta red, llamada Zwi Migdal, se ocupó durante años de reclutar jóvenes judías provenientes de Europa Oriental. La calamitosa situación  económica de los judíos de la zona, empujó a muchas jóvenes a aceptar la tentadora propuesta de trabajar como empleadas domésticas en casas de familias judías acomodadas en la capital de Argentina.

Desde ya, ésto se trataba de un señuelo. Al arribar a Buenos Aires, las mujeres ingresaban a una interminable saga de tormentos. En muchos casos, la pesadilla se iniciaba en el barco que las conducía a Sudamérica, donde muchas de estas mujeres eran violadas y humilladas en el marco de los que estos rufianes daban en llamar "adiestramiento".

Sin idioma y desconectadas de sus familias, estas mujeres sufrieron vejaciones, hambre y enfermedades. Muchas de ellas se suicidaron, otras fueron asesinadas por los rufianes y sólo unas pocas lograron sobrevivir el tormento.

La comunidad judía local fue lentamente aislando a los miembros de la Zwi Migdal. Originalmente, éstos compraban simpatías en la comunidad  a cambio de onerosas donaciones. Pero con el correr del tiempo, los miembros de la organización fueron empujados del seno de la comunidad y se vieron obligados a formar sus propias organizaciones, teatros, cementerios e incluso sinagogas.

Cuenta una anécdota que en un Iom HaKipurim, uno de los más renombrados rufianes fue llamado a la Torá. A momento de iniciar el recitado de la bendición correspondiente, una de las mujeres –sentada en la galería de damas- tomó coraje y le gritó: "Ayer me violaste en tu casa...¡¿y hoy dices "Barju et Ad-nai HaMevoraj (Bendecid a Di-s pues Él es digno de alabanza)"?!".

Esa anécdota grafica de manera grotesca, cruda y cabal cuán abismal puede llegar a ser la distancia entre la casa y la sinagoga.

....

La Torá nos cuenta en el libro de Bereshit acerca de la destrucción de Sedom y Amorá (Sodoma y Gomorra).

Cuando Abraham entendió el alcance de la amenaza divina, comenzó a "negociar" con Di-s para que éste anule su decreto.

"Y presentóse Abraham y dijo: "¿Acaso destruirás el justo con el perverso? Quizá hay cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿También destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta justos que hay en ella?" (Bereshit 18, 23-24).
                 
Es interesante el modo en el que Abraham Avinu se dirige a Di-s. Él habla de "cincuenta justos dentro de la ciudad". ¿Qué nos enseña ésto?

Dice el Rabino Mordejai HaCohen:  

"Encontrar cincuenta justos en las sinagogas o en las casas de estudio es  sencillo; sin embargo, no es suficiente. Se debe encontrar a los justos dentro de la ciudad, no sólo en el momento en que se ocupan de la plegaria y de la Torá sino también cuando están ‘dentro de la ciudad’. Hay que evaluarlos en el momento en que tratan con sus semejantes, cuando cumplen su función pública y cuando se ocupan de asuntos mundanos. También allí deben obrar con justicia".

Éste es el mensaje de la bendición que encabeza el listado en Parashat Ki Tavó. Que tu hogar permanezca siempre cercano a la sinagoga no habla de una vecindad física, sino más bien de coherencia y de una sintonía espiritual. Cuando obramos de acuerdo al espíritu de la Torá, cuyos caminos son agradables y sus sendas conducen a la paz, no hay distancia que pueda separar a nuestras casas de nuestros Santuarios.





jueves, septiembre 04, 2014

Parashat Ki Tetzé 5774

Desde Abajo

Parashat Ki Tetzé es una sección colmada de mitzvot, a punto tal que casi un octavo de los seiscientos trece preceptos se encuentran contenidos en ella.

Este número despierta asombro. Suena desproporcionado que existiendo cincuenta y cuatro secciones en la Torá, un octavo de sus preceptos se encuentran concentrados en una sóla Parashá.

Por momentos daría la impresión que Moshé –en sus últimos días de vida- decide mencionar estas leyes de manera aleatoria y desordenada. Pero si hacemos una lectura más a fondo de la Parashá, veremos que existe una lógica en el ordenamiento de estas mitzvot. De hecho, podemos afirmar que Parashat Ki Tetzé es una adecuada prolongación de Parashat Shoftim que leímos hace una semana.

Parashat Shoftim es una sección que hace hincapié en lo colectivo, mientras que nuestra sección semanal acentúa lo particular. Ambas secciones tratan temas parecidos aunque desde una prespectiva diametralmente opuesta.

Parashat Shoftim habla de la justicia, mencionando el marco jurídico que cobrará forma en el nombramiento de jueces, guardianes e incluso del rey, mientras que nuestra Parashá semanal habla de la justicia ejercida por el hombre particular. Se mencionará allí leyes dirigidas al individuo, como aquellas que dan marco ético a las relaciones comerciales.

En la sección anterior la Torá dijo: "Jueces y guardianes te darás en todas tus ciudades" (Devarim 16, 18) mientras que en nuestra Parashá se nos dirá: "Piedra exacta y justa tendrás; efá exacta y justa tendrás" (Devarim 25, 15). En la Parashá anterior se nos dijo: "Poner, pondrás sobre ti al rey" (Devarim 17, 15), mientras que en nuestra Parashá se nos ordena: "No oprimas al jornalero pobre y menesterosos de tus hermanos" (Devarim 24, 14).

Ambas secciones hablan de la justicia y de la construcción de una sociedad ordenada, pero lo hacen desde una óptica diferente. Parashat Shoftim entiende que ese orden comienza desde arriba, mientras que nuestra Parashá nos enseña que este orden comienza desde abajo, o sea, desde la justicia ejercida por el individuo.

Y posiblemnte no haya aquí contradicción alguna sino que una sección complementa a la otra.

Recuerdo en la Argentina de principios de los 80', en los últimos años de la terrible dictadura militar, cuando un candidato presidencial afirmaba en campaña que con la "democracia se come, se cura y se educa".

La verdad es que los años pasaron y dicho enunciado jamás pudo cristalizarse. Los sistemas políticos no son los que salvan a la sociedad, sino que el cambio debe nacer desde abajo. Mientas la "mente torcida" del hombre particular no se enderece, los sistemas políticos siempre serán impotentes.

En países en donde abunda el crimen y la violencia, se suele reclamar leyes más duras contra aquellos que infringen la ley. No obstante, las leyes, los jueces y los guardianes podrán persuadir al hombre justo de transformarse en criminal, pero no lograrán jamás transformar al criminal en hombre justo (de la misma forma que organismos internacionales por los Derechos Humanos van a lograr persuadir a países como Noruega de transformarse en países como Irán, pero jamás transformarán a países como Irán en países como Noruega).

Esta es la razón por la cual el hombre particular es el destinatario de nuestra Parashá. La Torá sabe que leyes, jueces, guardianes y reyes son fundamentales para la construcción de una sociedad ordenada. Pero sin la ayuda del individuo, todos éstos son un mero protocolo.


miércoles, agosto 27, 2014

Parashat Shoftim 5774

El Valor de una Vida

Parashat Shoftim contiene las leyes de la eglá arufá (la becerra desnucada). La Torá nos cuenta que cuando un cuerpo muerto aparece en la mitad del campo, entre dos ciudades, y se desconoce la identidad del asesino, los ancianos de la ciudad más cercana al cuerpo deben salir hacia él y pronunciar la siguiente fórmula:

‘Nuestras manos no han derramado esta sangre y nuestros ojos no han visto (a su asesino). Absuelve a tu pueblo Israel que has rescatado, Di-s, y no hagas recaer la culpa por la sangre inocente en medio de tu pueblo Israel’.

Y al mismo tiempo debían traer una becerra joven y desnucarla a modo de expiación en el lugar de la desgracia.

Tal como ocurre con varios pasajes de la Torá, también este puede parecer algo ajeno a nuestras prácticas y a nuestro tiempo.

Sin embargo, eso no lo transforma en irrelevante.
Evidentemente, algo nos quiere enseñar la Torá a través de este pasaje…

El Rabino Iaakov Ruderman hace un análisis exquisito de este pasaje. Nos hace notar que el pasaje de la eglá arufá, está intercalado entre dos pasajes que comienzan con las palabras ‘Ki Tetzé LaMiljamá’ (Cuando salgas a la guerra) y que –como imaginarán- tratan acerca de las leyes de la guerra.

En tiempos de guerra –dice el Rabino Ruderman- muere mucha gente: hombres, mujeres, soldados, civiles, ancianos y niños. En tiempos de guerra, a menudo pareciera que la vida es más barata, que vale menos…

La Torá, a través del relato de la eglá arufá, nos quiere enseñar que una vida es infinitamente valiosa, amén de la situación en la que nos encontremos. Podemos estar en medio de la batalla más cruenta, pero aun un muerto desconocido, requiere expiación de una ciudad entera.

La Torá nos quiere enseñar que una vida siempre es cara…Jamás puede resbalarnos…

Cuenta una anécdota que Golda Meir Z"L había dado expresas instrucciones a sus asistentes de ser avisada personalmente cada vez que caía un soldado israelí, así sea en medio de la noche. Dijo una vez a sus colaboradores: "Cuando el presidente Nasser dé instrucciones de ser despertado en mitad de la noche cuando caiga un soldado egipcio, ese dia llegará la paz".

Este es exactamente el mensaje de nuestra tradición en general y nuestra Parashá en particular: Una vida es cara. Una vida es una vida. Posiblemente ese sea el mayor abismo que nos separa de nuestros enemigos.

miércoles, agosto 20, 2014

Parashat Reé 5774

Enterrados en Ginebra

En agosto de 1949, sólo cuatro años después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, fue aprobado en la ciudad de Ginebra el cuarto convenio que regulaba la protección de personas civiles en tiempos de guerra.

Por entonces, más de un ingenuo habrá creído que los tiempos en los que los civiles sufrirían la crudeza de las bombas habían terminado. Los conflictos armados –así se supunía- serían a partir de entonces enfrentamientos entre fuerzas profesionales y el escenario estaría alejado de las grandes centros urbanos. Los civiles conocerían las guerras a través de los periódicos y el noticiero de las 8 de la noche.

Posiblemente esta quimera sea viable para algún país cuya geografía flota a la deriva en medio del océano Atlántico...no para Israel que vive acosado por el fundamentalismo islámico.

Sin embargo, el convenio de Ginebra no hizo del mundo un lugar más seguro. Por el contrario, fue el caldo de cultivo que hizo nacer la cínica táctica terrorista de los escudos humanos.

La lucha entre Israel y Hamás fue subiendo en intensidad con el correr de los años. Cuando Hamás comenzó su lucha contra israel, alguien la definió como la lucha entre un elefante y un mosquito. Nadie duda quien es más fuerte, pero...¿cómo hace éste para terminar con el insecto? El elefante lo podrá alejar y escarmentar pero éste volverá a fastidiarlo indefectiblemente.

Dudo que esta parábola sea vigente. El poder del Hamás es ya demasiado visible como para compararlo con un fastidiante mosquito. Tienen misiles que cubren casi todo el territorio israelí, túneles que penetran dentro del territorio israelí y una propaganda que sería la envidia de Joseph Goebbels.

....

Les propongo un ejercicio. Supongamos que la Corte Suprema de Justicia dictamina que la utilización de softwares antivirus constituye una flagrante violación a los derechos de propiedad intelectual. Se sabe, que estos sistemas escanean todos los archivos de nuestros ordenadores y se inmiscuyen –impunemente- en los secretos de cada programa instalado en nuestras computadoras.

Posiblemente, dicha sentencia sea razonable...¡pero el mundo se llenaría de hackers! No estoy hablando de hackers que nos roban nuestra dirección de correo electrónico. Hablo de aquellos que pueden hacer chocar aviones comerciales en pleno vuelo, o generar un catástrofe en una usina nuclear. El remedio sería así mucho más grave que la misma enfermedad.

Viéndolo en retrospectiva,  ésto es lo que ocurrió con los convenios de Ginebra. Si bien, desde un punto de vista declarativo y legal los civiles debieran quedar a salvo de los conflictos armados, éstos terminaron siendo una de las armas más efectivas del terror. Los convenios de Ginebra proponen un marco legal sensato y razonable...¡pero el mundo se lleno de terroristas que cual hackers experimentados saben estacionarse en cada agujero del sistema!

Hamás se ríe de los convenios de Ginebra. Tal vez éstos logren amedrentar al ejército de Nueva Zelanda o Noruega. Incluso al de Israel, aunque muchos no lo crean. Pero nunca lo harán con un banda de fanáticos islamistas. 

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Parashat Reé, hacia el principio del capítulo 14 del libro de Devarim, vuelve a traer un listado de animales puros e impuros. Entre las aves rapaces impuras mencionadas allí aparece la "Raá" (habitualmente identificada con el Milano).

El vocablo hebreo "Raá" tiene la misma raíz lingüistica que el verbo hebreo Lirot (ver). Por esa razón, RaSHI trae en su comentario a la Torá que la naturaleza del milano o Raá es ver desde distancias desorbitantes. El Talmud, en la misma linea, nos cuenta que aquel ave vuela por el cielo de Babilonia y puede ver carroña en la Tierra de Israel (Julín 63b).

El milano evidentemente no está sólo.

Son muchos los que asentados a kilómetros de distancia ven carroña en la Tierra de Israel. Israel se ha transformado en una presa fácil. El "anti-sionismo" comienza a dar dividendos. Vende diarios, despierta aplausos fáciles y atrae votos.

Sin embargo, quienes vivimos en la tierra de Israel no nos dejamos confundir. Sabemos que ésta es una guerra por nuestra casa y que el futuro del Estado de Israel y del pueblo judío que habita en la diáspora depende en gran medida de la resolución de esta batalla. Cuando los misiles explotan sobre la cabeza de tus hijos, los convenios de Ginebra siguen sonando sensatos, pero no son más que una abstracción.   

Israel no lleva adelante raides aéreos en las montañas de Irak o detona explosivos a control remoto en las estepas siberianas. El militar que hace detonar un túnel en la Franja de Gaza, lo hace porque éste desemboca debajo de su bañadera. El oficial que dispara la Cúpula de Hierro, sabe que el misil interceptado iba rumbo a la escuela de su hermano. Y la nieta del Comandante en Jefe del ejército israelí –si la tuviera- bien podría estar jugando a las muñecas con mis hijas en el mismo refugio subterraneo.

Si algún ingenuo creía que los civiles algún día veríamos las guerras a través de la pantalla de la TV, sus esperanzas ya han quedado sepultadas. Hoy las vemos por la ventana. Mientras tanto, seguimos enterrados en Ginebra.  

viernes, agosto 15, 2014

Parashat Ekev

Severidad y compasión

En el marco de los discursos de despedida de Moshé, la Torá menciona nuevamente el pecado del becerro de oro. Llama poderosamente la atención el contraste entre las duras palabras de Moshé –al inicio del relato- y la ferviente defensa que hace de su pueblo.

Moshé abre su dicurso diciendo:

"No digas en tu corazón, al repeler el Eterno tu Di-s a ellos delante de ti, diciendo: Por mi virtuosidad me trajo el Eterno a heredar esta tierra y por la perversidad de estas naciones el Eterno las expulsa de delante de ti. No por tu virtuosidad, ni por la rectitud de tu corazón (es que) tu vienes a  heredar su tierra sino por la maldad de estas naciones, el Eterno, tu Di-s, las expulsa de ante ti, y para cumplir la palabra que juró el Eterno a tus padres, a Abraham, a Itzjak y a Iaakov" (Devarim 9, 4-5).

Moshé dice al pueblo que son doblemente "afortunados". Los hijos de Israel irán a ingresar a la Tierra por mérito de los patriarcas y por demérito de las naciones que habitaban Canaan.

¿Merecimientos del pueblo de Israel?
De acuerdo a Moshé, ninguno...

Sin embargo, si leemos más adelante, podremos cotejar estas palabras con la actitud de Moshé luego del pecado del becerro de oro. Cuarenta días y cuarenta noches rezó Moshé ante Di-s a fin de lograr el perdón divino (Devarim 9, 25-29).

¿Cómo es posible que la misma persona censure al pueblo de semejante modo y luego implore por la gracia de Di-s?

Responderé ésto con una anécdota personal.

Nunca he sido un niño travieso o pendenciero. Buen alumno, buen compañero. Orgullo de toda madre judía, se podría decir. Sin embargo, en mi último año de la escuela secundaria tuve un serio incidente con una de mis docentes.

El verano insoportablemente húmedo de Buenos Aires invitó a algunos de mis amigos de clase a preparar una sustancia viscosa -agua, tempera y otros menesteres- que algún trasnochado de mi curso consideró refrescante.

Yo, me hice a un lado. Sin embargo terminé sucio como toda la escuela.

Con mi orgullo herido, comencé a perseguir al "victimario". Uno de ellos se refugió detrás de la profesora de Literatura Hebrea que acababa de ingresar a clase vistiendo una blusa de seda color salmón.

El final de la historia bien pueden ustedes imaginarlo. La directora de la escuela -quien tenía de mí el mejor de los conceptos- quiso expulsarme inmediatamente del establecimiento.

Regresé a casa con la frente marchita.

Conté la situación a mis padres y no recibí como respuesta nada muy diferente a lo que escuchó el pueblo de Israel de boca de Moshé. Las palabras me dolieron en lo más profundo del alma.

Sin embargo, aun puedo recordar la visita de mi padre a la escuela al día siguiente. A fin de cuentas, algún adulto responsable debía "dar la cara" por mí a fin de "salvarme" de la sentencia.

Allí, en la oficina de la directora, mi papá se transformó en "otro". Yo también.

Nuevamente me transformé en el "alumno-compañero ejemplar-orgullo de toda madre judía" al que hice referencia. Mi padre se transformó -por obra de gracia- en mi mejor abogado defensor.

¿Cómo es posible pues que Moshé sea el que condena al pueblo con sus palabras y –al mismo tiempo- interceda por el perdón divino?

La actitud de Moshé revela que ser severo y compasivo no necesariamente es contradictorio. Un padre y un maestro bien deben saber ejercitar ambas cualidades.