Coherencia
Parashat
Ki Tavó es conocida como la sección en la que se detalla la Admonición (Tojajá),
una extensa lista de terribles tormentos que caerán sobre Israel, en caso que
éstos desoigan la Ley.
Sin
embargo, no debiera obviarse que en esta sección se inicia con bendiciones.
Entre ellas –y como recompensa por el cumplimiento de las miztvot- nos
dice la Torá: "Bendito seas tú en la ciudad, y bendito tú en el
campo" (Devarim 28, 3).
Desde
un punto de vista literal, esta bendición sugiere prosperidad tanto para los
que habitan en el campo como también para aquellos que desempeñan labores en la
ciudad. Sin embargo, JaZaL comentan este versículo de manera alegórica:
"Bendito seas tú en la ciudad" implica que tu casa estará próxima a
la sinagoga" (Babá Metzia 107a).
Vivir
alejado de la sinagoga no es algo que se mida en metros o kilómetros. Vivir
alejados o próximos a la sinagoga, es una cuestión de valores; es la aptitud o
la inaptitud que tiene el judío para trasladar el ambiente de santidad que
reina en las sinagogas a su cotidianeidad.
Traeré
un ejemplo tristemente gráfico a este concepto vertido por nuestros Sabios.
Hacia
comienzos del siglo XX, comenzó a desarrollarse en la Argentina una
inescrupulosa red de trata de personas liderada por rufianaes de origen judío.
Esta
red, llamada Zwi Migdal, se ocupó durante años de reclutar jóvenes judías
provenientes de Europa Oriental. La calamitosa situación económica de los judíos de la zona, empujó a
muchas jóvenes a aceptar la tentadora propuesta de trabajar como empleadas
domésticas en casas de familias judías acomodadas en la capital de Argentina.
Desde
ya, ésto se trataba de un señuelo. Al arribar a Buenos Aires, las mujeres
ingresaban a una interminable saga de tormentos. En muchos casos, la pesadilla
se iniciaba en el barco que las conducía a Sudamérica, donde muchas de estas
mujeres eran violadas y humilladas en el marco de los que estos rufianes daban
en llamar "adiestramiento".
Sin
idioma y desconectadas de sus familias, estas mujeres sufrieron vejaciones,
hambre y enfermedades. Muchas de ellas se suicidaron, otras fueron asesinadas
por los rufianes y sólo unas pocas lograron sobrevivir el tormento.
La
comunidad judía local fue lentamente aislando a los miembros de la Zwi Migdal.
Originalmente, éstos compraban simpatías en la comunidad a cambio de onerosas donaciones. Pero con el
correr del tiempo, los miembros de la organización fueron empujados del seno de
la comunidad y se vieron obligados a formar sus propias organizaciones, teatros,
cementerios e incluso sinagogas.
Cuenta
una anécdota que en un Iom HaKipurim, uno de los más renombrados rufianes fue
llamado a la Torá. A momento de iniciar el recitado de la bendición
correspondiente, una de las mujeres –sentada en la galería de damas- tomó
coraje y le gritó: "Ayer me violaste en tu casa...¡¿y hoy dices "Barju
et Ad-nai HaMevoraj (Bendecid a Di-s pues Él es digno de alabanza)"?!".
Esa
anécdota grafica de manera grotesca, cruda y cabal cuán abismal puede llegar a ser
la distancia entre la casa y la sinagoga.
....
La
Torá nos cuenta en el libro de Bereshit acerca de la destrucción de Sedom y
Amorá (Sodoma y Gomorra).
Cuando
Abraham entendió el alcance de la amenaza divina, comenzó a
"negociar" con Di-s para que éste anule su decreto.
"Y
presentóse Abraham y dijo: "¿Acaso destruirás el justo con el perverso? Quizá
hay cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿También destruirás y no perdonarás
al lugar por los cincuenta justos que hay en ella?" (Bereshit 18, 23-24).
Es
interesante el modo en el que Abraham Avinu se dirige a Di-s. Él habla de "cincuenta
justos dentro de la ciudad". ¿Qué nos enseña ésto?
Dice
el Rabino Mordejai HaCohen:
"Encontrar cincuenta justos en las sinagogas o en
las casas de estudio es sencillo; sin
embargo, no es suficiente. Se debe encontrar a los justos dentro de la ciudad,
no sólo en el momento en que se ocupan de la plegaria y de la Torá sino también
cuando están ‘dentro de la ciudad’. Hay que evaluarlos en el momento en que
tratan con sus semejantes, cuando cumplen su función pública y cuando se ocupan
de asuntos mundanos. También allí deben obrar con justicia".
Éste es el mensaje de la bendición que encabeza el
listado en Parashat Ki Tavó. Que tu hogar permanezca siempre cercano a la
sinagoga no habla de una vecindad física, sino más bien de coherencia y de una
sintonía espiritual. Cuando obramos de acuerdo al espíritu de la Torá, cuyos
caminos son agradables y sus sendas conducen a la paz, no hay distancia que pueda
separar a nuestras casas de nuestros Santuarios.
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