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jueves, septiembre 11, 2014

Parashat Ki Tavó 5774

Coherencia

Parashat Ki Tavó es conocida como la sección en la que se detalla la Admonición (Tojajá), una extensa lista de terribles tormentos que caerán sobre Israel, en caso que éstos desoigan la Ley.

Sin embargo, no debiera obviarse que en esta sección se inicia con bendiciones. Entre ellas –y como recompensa por el cumplimiento de las miztvot- nos dice la Torá: "Bendito seas tú en la ciudad, y bendito tú en el campo" (Devarim 28, 3).

Desde un punto de vista literal, esta bendición sugiere prosperidad tanto para los que habitan en el campo como también para aquellos que desempeñan labores en la ciudad. Sin embargo, JaZaL comentan este versículo de manera alegórica: "Bendito seas tú en la ciudad" implica que tu casa estará próxima a la sinagoga" (Babá Metzia 107a).

Vivir alejado de la sinagoga no es algo que se mida en metros o kilómetros. Vivir alejados o próximos a la sinagoga, es una cuestión de valores; es la aptitud o la inaptitud que tiene el judío para trasladar el ambiente de santidad que reina en las sinagogas a su cotidianeidad.

Traeré un ejemplo tristemente gráfico a este concepto vertido por nuestros Sabios.

Hacia comienzos del siglo XX, comenzó a desarrollarse en la Argentina una inescrupulosa red de trata de personas liderada por rufianaes de origen judío.

Esta red, llamada Zwi Migdal, se ocupó durante años de reclutar jóvenes judías provenientes de Europa Oriental. La calamitosa situación  económica de los judíos de la zona, empujó a muchas jóvenes a aceptar la tentadora propuesta de trabajar como empleadas domésticas en casas de familias judías acomodadas en la capital de Argentina.

Desde ya, ésto se trataba de un señuelo. Al arribar a Buenos Aires, las mujeres ingresaban a una interminable saga de tormentos. En muchos casos, la pesadilla se iniciaba en el barco que las conducía a Sudamérica, donde muchas de estas mujeres eran violadas y humilladas en el marco de los que estos rufianes daban en llamar "adiestramiento".

Sin idioma y desconectadas de sus familias, estas mujeres sufrieron vejaciones, hambre y enfermedades. Muchas de ellas se suicidaron, otras fueron asesinadas por los rufianes y sólo unas pocas lograron sobrevivir el tormento.

La comunidad judía local fue lentamente aislando a los miembros de la Zwi Migdal. Originalmente, éstos compraban simpatías en la comunidad  a cambio de onerosas donaciones. Pero con el correr del tiempo, los miembros de la organización fueron empujados del seno de la comunidad y se vieron obligados a formar sus propias organizaciones, teatros, cementerios e incluso sinagogas.

Cuenta una anécdota que en un Iom HaKipurim, uno de los más renombrados rufianes fue llamado a la Torá. A momento de iniciar el recitado de la bendición correspondiente, una de las mujeres –sentada en la galería de damas- tomó coraje y le gritó: "Ayer me violaste en tu casa...¡¿y hoy dices "Barju et Ad-nai HaMevoraj (Bendecid a Di-s pues Él es digno de alabanza)"?!".

Esa anécdota grafica de manera grotesca, cruda y cabal cuán abismal puede llegar a ser la distancia entre la casa y la sinagoga.

....

La Torá nos cuenta en el libro de Bereshit acerca de la destrucción de Sedom y Amorá (Sodoma y Gomorra).

Cuando Abraham entendió el alcance de la amenaza divina, comenzó a "negociar" con Di-s para que éste anule su decreto.

"Y presentóse Abraham y dijo: "¿Acaso destruirás el justo con el perverso? Quizá hay cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿También destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta justos que hay en ella?" (Bereshit 18, 23-24).
                 
Es interesante el modo en el que Abraham Avinu se dirige a Di-s. Él habla de "cincuenta justos dentro de la ciudad". ¿Qué nos enseña ésto?

Dice el Rabino Mordejai HaCohen:  

"Encontrar cincuenta justos en las sinagogas o en las casas de estudio es  sencillo; sin embargo, no es suficiente. Se debe encontrar a los justos dentro de la ciudad, no sólo en el momento en que se ocupan de la plegaria y de la Torá sino también cuando están ‘dentro de la ciudad’. Hay que evaluarlos en el momento en que tratan con sus semejantes, cuando cumplen su función pública y cuando se ocupan de asuntos mundanos. También allí deben obrar con justicia".

Éste es el mensaje de la bendición que encabeza el listado en Parashat Ki Tavó. Que tu hogar permanezca siempre cercano a la sinagoga no habla de una vecindad física, sino más bien de coherencia y de una sintonía espiritual. Cuando obramos de acuerdo al espíritu de la Torá, cuyos caminos son agradables y sus sendas conducen a la paz, no hay distancia que pueda separar a nuestras casas de nuestros Santuarios.





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