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jueves, diciembre 05, 2013

Parashat VaIgash

Por una alef de diferencia…

Rabí Iaakov ben Asher, Baal HaTurim, dice que el día de semana en el que acontece la noche del Seder siempre coincide con el día de Tishá beAv (O.J. 428).  

Más allá de la curiosidad, resulta interesante indagar la relación entre ambas fechas. ¿Que tienen en común Pesaj y Tishá BeAv?

El Rabino Isaac Bernstein ofrece un interesante comentario al respecto.

Pesaj y Tishá BeAv representan ideas diamentralmente opuestas. Pesaj es una celebración que representa la idea de UNIDAD; Tishá BeAv, por el contrario, representa la idea de la DISCORDIA.

¿De dónde sabemos que Pesaj simboliza la unidad?

El Maharal de Praga en su comentario a la Hagadá de Pesaj enseña que las leyes que regulan la ofrenda pascual se vinculan con el concepto de unidad e integridad.

La ofrenda de Pesaj debe ser comida en grupo, el animal debe ser asado íntegro (no seccionado) y no puede tener siquiera un hueso roto. Por otro lado, al impartirse las leyes de la ofrenda pascual, los hijos de Israel son llamados Congregación (Edá) por primera vez en el texto bíblico (Shemot 12, 3).

La conexión de Tishá BeAv con el concepto de discordia tiene su fuente en Talmud, en donde se nos cuenta que el segundo Beit HaMikdash fue destruído por obra del odio gratuito entre los hijos de Israel (Iomá 9b).

La noche del Seder se conecta con Tishá BeAv, debido a que el exilio egipcio también comenzó con el odio gratuito entre hermanos.

Los hijos de Israel descendieron a Egipto como consecuencia de la venta de Iosef (de hecho se nos enseña que el remojado del karpás en agua salada en la noche del seder  rememorá la venta de Iosef, dado que su túnica fue empapada en sangre).

Sin embargo ese odio fraterno comienza a disiparse en Parashat VaIgash que leemos esta semana cuando los hermanos se reunen y se funden en un abrazo.

El exilio egipcio y la redención de Egipto son los dos extremos de este proceso que comenzamos a transitar con la venta de Iosef a Egipto.  El odio gartuito finalmente desmbocó en la redención de Egipto y ésta derivó en una realidad -prácticamente utópica- de UNIDAD que encontró su máxima expresión en la revelación del Monte Sinaí.

"Y acampó allí Israel frente al monte" (Shemot 19, 2), nos dice la Torá al describir la entrega de la Tora. Nuestros sabios advierten que el versículo está redactado en singular. Ocurre que los hijos de Israel iban acampando de disputa en disputa. Cuando llegaron a Refidim se volvieron todos un único corazón y una única agrupación. Por ello está escrito "Y acampó", en singular. Dijo el santo Bendito: La Torá es paz; se la daré a una nación que ama la paz (Tanjuma Itró 9).

Este proceso que conduce del exilio a la redención y de la discordia a la unidad está sabiamente sugerido por el idioma hebrea. La diferencia entre el vocablo hebreo Golá (גולה) (Diáspora), y el vocablo Geulá (גאולה) (Redención) es sólo una letra alef quien sintetiza -mejor que ninguna otra- el concepto de UNIDAD. Cuando esta desaparece y es deplazada por la DISCORDIA, la redención se transformó en diáspora y exilio.

La UNIDAD hace que el exilio se transforme en REDENCIÓN, como ocurrió a nuestra salida de Egipto. Sin embargo, la DISCORDIA hace que la redención desemboque en EXILIO, como ocurrió con la destrucción del Beit HaMikdash.  

Quiera Di-s ayudarnos para poder marchar juntos en pos de los valores que emanan de la festividad de Pesaj, alejándonos de las sombras del odio que condujeron a la noche más extensa de la historia de nuestro pueblo.