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martes, julio 04, 2006

Parashat Balak 5766

No Sé

Una e las anécdotas que mejor recuerdo de mi pasaje por la escuela secundaria fue enterarme que aquella morá de hebreo que todo lo sabía, un día no supo qué contestar…

Nos gustaba probarla: ¿Cómo se dice "hipoglucemia" en hebreo? ¿Y "naftalina"? ¿Y "clorofila"? Y ella siempre sabía responder. Hasta que un día la "pescamos" y no supo la respuesta...Y dijo ‘No sé’. Pero eso no fue nada. Después de decir ‘No sé’, quedó paralizada y mientras una sonrisa comenzaba a dibujársele en el rostro comenzó a saltar de alegría, diciendo: ‘¡Dije ‘No sé’! ¡Dije ‘No sé’!’.

Jamás llegué a decirle a aquella morá que esa fue la más bella lección que me enseñó en mis cinco años de secundaria. Podría haber mentido o inventado. Dijo ‘No sé’ y no sólo que no se avergonzó sino que se alegró.

Bilaam el malvado, aquel profeta de nuestra Parashá contratado para maldecir a Israel, partía rumbo a Balak, rey de Moav para cobrar recompensa por su trabajo. El rey sabía de los dones de Bilaam. ‘Sé que al que bendices, es bendito; y al que maldices es maldito’. ‘Anda, por favor, y maldíceme a este pueblo’.

Pero Di-s no quería que Bilaam vaya y dispuso a un ángel en su camino con una espada en su mano. Bilaam iba montado en una burra, y el animal al ver al ángel parado en el camino se corrió y comenzó a andar por el campo. Y Bilaam, nervioso porque el animal se le escapaba, lo golpeaba…

La burra sabía que el ángel de Di-s estaba delante suyo; el profeta estaba ciego.

Fue entonces que Di-s descubrió los ojos de Bilaam y al ver al ángel parado delante suyo y entender lo que había ocurrido dijo: ‘Jatati Ki Lo Iadati’. ‘Pequé porque no sabía que estabas parado delante de mí’.

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Otro personaje que supo decir "No sé" fue Iaakov Avinu. Luego de haber soñado con aquella escalera, dijo Iaakov: ‘Cierto, el Eterno está en este lugar, y yo no lo sabía’ (Bereshit 28:16).
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La similitud existente entre ambas expresiones nos brindan una interesante conclusión: las almas superficiales creen que no saber es un pecado; las almas religiosas -en cambio- cuando toman consciencia de su ignorancia diciendo ‘no sé’, reconocen la presencia de Di-s. Bilaam no sólo fue un necio por haber querido maldecir a Israel. Fue un necio por pensar que no saber es un pecado.

Sólo el hombre torpe puede creer que no saber es un pecado; el hombre sabio cuando reconoce su ignorancia y la verbaliza, toma consciencia de su finitud y reconoce la existencia de Di-s.

A esto posiblemente se haya referido el Talmud cuando dijo: ‘Lamed Leshonja Lomar Eini Iodea, Shema Titbade VeTeajez’. ‘Enséñale a tu lengua a decir ‘No sé’, no sea que seas presa de tu engaño’ (Berajot 4a). Porque como dice el dicho popular: El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.