Dice el Midrash en Bereshit Rabá (8, 11) que Di-s al crear al hombre se inspiró tanto en los ángeles como en las bestias
Dijo Di-s mirando a los ángeles: El hombre estará de pie, hablará, comprenderá y mirará como los ángeles. Y luego, mirando a las bestias, dijo: El hombre comerá, beberá, hará sus necesidades, se procreará y morirá como las bestias.
Somos una creación única. Tenemos algo de ángeles y tenemos también algo de bestias. Sabemos que somos solo polvo y ceniza frente a la inmensidad de Di-s. Pero, al mismo tiempo, sabemos que nuestro intelecto nos ubica por encima de las bestias.
Sabemos que el género humano ya puede fabricar robots con forma humana. Una carcaza metálica reemplaza al esqueleto humano. Una suma de motores, poleas y engranajes imita al sistema muscular. Un complejo sistema de cámaras y sensores le brinda una mínima capacidad para sentir.
¿Pero cómo hacerle entender a ese robot que a una sopa le falta sal? ¿Cómo hacer para que un robot, además de ser práctico, sea creativo e intuitivo? ¿Cómo hacer para sembrar en su oxidado corazón la semilla de la humildad, el ánimo de superación, la devoción por Di-s?
Resulta imposible. Un robot podrá ganarle una partida de ajedrez a Garri Kasparov, pero no podrá jamás levantarse una mañana y leer espontáneamente un Salmo de alabanza a Di-s por tener todos los engranajes en su lugar. Y tampoco un animal podría hacerlo...
El género humano ha sido creado con todos estos dones, que al modo de pequeñas semillas habitan en nuestro interior. Dependerá de cada uno el que esas semillas den frutos.
Parashat Sheminí nos habla acerca de las normas alimenticias judías –el kashrut- mencionando una larga lista de alimentos prohibidos y permitidos.
Podríamos preguntarnos: ¿Por qué no puedo comer lo que quiero? ¿Soy una mala persona por comer un sandwich de jamón crudo?
La respuesta es NO. Hay buenas personas que comen sandwiches de jamón crudo y hay malas personas que comen únicamente pastrón kasher…Pero no es ese el fin de las normas del Kashrut.
No somos ángeles…Pero tampoco somos bestias. Las bestias comen de acuerdo al dictado de su instinto. El Kashrut es una forma de expresar nuestra devoción por Di-s, haciendo lo que Él nos indica en lugar de hacer lo que nos indica nuestro cuerpo. Es la herramienta que nos brinda nuestra tradición para elevarnos por sobre nuestros instintos, aun cuando todos sabemos que no somos ángeles.