Dios, luces y sombras
Rabino Gustavo Surazski
Cuando el escritor portugués José
Saramago presentó su libro "Caín" en 2009 generó un revuelo en la
prensa mundial. Declaró entonces que la Biblia es "un libro de malas
costumbres" y que "el Dios de la Biblia no es de fiar, es mala
persona y vengativo".
De acuerdo a la novela de Saramago,
el deseo real de Caín fue matar a Dios, dado que Éste le había dado la espalda.
Al no poder lograrlo, decidió asesinar a su hermano...
"La humanidad sería distinta
sin la Biblia. Seguramente mejor", concluyó Saramago.
Los argumentos de Saramago no son
nuevos. Son muchos los que sostienen que el mundo se vería mucho mejor sin
religiones.
Es cierto que las religiones han
sido causantes de odio y derramamiento de sangre a lo largo de la historia.
Pero no menos cierto es que la religiones –cuando fueron interpretadas
correctamente- han sido motor de un un infinito caudal de amor y muestras de
entrega por parte de sus fieles (Por desgracia, la mayoría de la humanidad
posee suficiente "religión" para odiar, pero no la suficiente para
amar).
...
Volviendo al judaísmo y a la Biblia
hebrea, cabe de todos modos hacer un aclaración.
Los judíos no leemos la Torá sino a
través de sus comentaristas.
Ciertos pasajes de la Torá escrita
–en su más extrema literalidad- pueden ser extremadamennte severos. Pero los
judíos no leemos la Torá de manera literal. Los comentaristas de cada
generación han sido los responsables de encontrar la Voz divina en el Texto a
fin de que éste conserve su relevancia con el trancurso de los siglos.
Saramago no es el primero en "asustarse"
al leer literalmente la Torá. Ésto ha pasado por siglos, incluso en el seno del
pueblo judío. Los éxegetas bíblicos vienen confrontándose con la literalidad de
la Torá desde tiempos remotos. Autoridades rabínicas de renombre, que forman
parte de la columna vertebral de nuestro pueblo, han sabido interpretar la
letra escrita con creatividad y originalidad a fin de que ésta refleje el
sistema de valores reinante en cada lugar y generación.
En Parashat Lej Lejá, Dios se dirige
a Abraham y le anuncia el cambio de su nombre.
"No será llamado más tu nombre
Abram, y será tu nombre Abraham (אברהם)"
(Bereshit 17, 5). Algunos versículos más tarde, Dios también anunciará el
cambio de nombre de su esposa Sará: "A Sarai tu mujer, no llamarás su
nombre Sarai, porque Sará (שרה) es su nombre" (17, 15).
De acuerdo al Talmud, el cambio de
nombre de nuestros patriarca y de su esposa repercutirá sobre sus destinos.
Prueba de ello es que luego del cambio, Abraham y Sará gozarán de la bendición
de la paternidad, algo que les estaba vedado como pareja hasta entonces (Rosh
HaShaná 16b).
Sin embargo, es posible que estos
nuevos nombres representen una auténtica revolución teológica.
Por primera vez Dios, por propia
Voluntad, decide tomar una de las letras de su Sagrado Nombre (la letra ה') y añadirla al
nombre de dos mortales.
Dios, a través de dicha alteración,
le anuncia el mundo que Él desea apegarse a lo bueno y a aquellos que tienen
atributos nobles, tal fue el caso de Abraham y Sará. A aquellos que riegan el
mundo de sangre y violencia en nombre de Dios y de la religión –cualquier
religión- Dios les dará indefectiblemente la espalda.
...
Existe un poderosísmo comentario
rabínico referido a la creación de la luz y de la oscuridad.
Al ser éstas creadas -en el primer
día de la creación- nos anuncia la Torá: "Y llamó Dios a la luz ‘Día’, y a
la oscuridad llamó ‘Noche’" (Bereshit 1, 5).
Preguntan nuestros sabios en el Midrash:
¿Por qué dice "Y llamó Dios a la luz 'Día'" "y a la oscuridad
llamó 'Noche'? ¿Acaso no debiera decir "y a la oscuridad llamó Dios
'Noche'"? ¿Dónde está Dios cuando crea la oscuridad?
Concluyen nuestros Sabios: EIN
HAKADOSH BARUJ HU MEIAJED SHEMO AL HARAA (Jamás unirá Dios Su Nombre con el
mal), por ello al hablar de la oscuridad Dios prefiere alejarse y hacerse a un
lado (Bereshit Rabá 3, 6).
Los comentaristas bíblicos enseñan
que la milenaria tensión existente entre bien y mal, paz y discordia o bien
entre luz y oscuridad, Dios nunca será un mero espectador.
Dios –a la luz de nuestros Sabios-
dista de ser un Ser cruel, vengativo y sediento de sangre, como afirma
Saramago.
Dios nunca mira de costado.
Dios no es neutral.
Siempre se apegará a lo bueno, tal
como añadió Su esencia al nombre de nuestro patriarca Abraham y de nuestra
matriarca Sará.
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