Todas las mañanas, los judíos rezamos ‘Baruj SheAmar VeHaia HaOlam’ (‘Bendito sea Aquel, que habló y el mundo se hizo’).
¿Qué significa esto?
Si bien, para gran parte de la humanidad ‘La Voz’ con ‘V’ mayúscula es el célebre Frank Sinatra, los judíos afirmamos cada mañana que la ‘Voz’, con ‘V’ mayúscula no es otro que el Rey de reyes, Di-s.
¿Qué tiene de especial la Voz de Di-s?
Todos tenemos en mente una remota noción de lo que puede ser la voz de Di-s. Una voz grave y poderosa en off que suena en la pantalla del cine y que dice ‘Moiseeeeees, soy el Di-s de tus padres’. Pero eso ocurre únicamente en las películas...
La Voz de Di-s tiene en la tradición judía dones creativos. Di-s pone orden en el caos y crea el mundo utilizando su voz. Di-s dice: ‘Que se haga la luz’. Y la luz se hace...
Di-s creó al mundo hablando. Cada detalle, cada estrella, cada planta, cada río, fueron ubicados en su lugar por medio, y por fuerza de Su Voz.
Cierto es que hemos sido creados a imagen y semejanza de Di-s y que debemos imitar Sus atributos. Sin embargo, nuestras voces carecen de estos dones creativos. Nos podremos levantar por la mañana y decir ‘¡Que se haga la cama!’, y la cama no se hará. Sería formidable, pero no funciona...
Los humanos hemos sido programados para acompañar nuestras voces, con nuestras manos. Nuestras intenciones con nuestra acción. Nadie cambia una conducta errada diciendo ‘Voy a cambiar’, así como nadie adelgazará por decir ‘Voy a comenzar una dieta’. Si no ponemos manos a la obra, la cama quedará deshecha, nuestras conductas seguirán torcidas y nuestro peso seguirá siendo el mismo.
Durante este mes de Tishrei en el que nuestras voces fueron protagonistas, podremos tentarnos y creer que a nosotros también –como a Di-s- nos alcanza con hablar para hacer...
Golpeamos nuestros pechos, confesamos nuestras fallas, clamamos por la ayuda de Di-s mediante las Hoshanot en Sukot. Llega la hora de hacer un ayuno de palabras y poner manos a la obra y para renovarnos en este nuevo año.
La palabra hebrea ‘Divur’ que significa ‘Habla’, tiene la misma raíz idiomática que la palabra ‘Midvar’ que significa desierto. Las palabras sin acciones, son áridas como el desierto. La voz sin movimiento, de poco sirve. El año comienza, manos a la obra.