Tres montes, tres faros
Parashat Jukat relata el ascenso de Aharón, el Sumo
Sacerdote, al monte Hor y su posterior fallecimiento.
Dijo Dios a Moshé: "Toma a Aarón y a
Elazar, su hijo, y hazlos subir a este monte Hor. Y despoja a Aarón de sus
vestiduras (sacerdotales) y se las vestirás a Elazar, su hijo; y Aarón será
reunido y morirá allí" (BeMidvar 20, 25-26).
El particular nombre de este monte (Hor) -un
vocablo casi idéntico a la palabra hebrea Har (Monte o montaña)-
despertó la creatividad de los exégetas bíblicos.
RaSHI –basándose en el Midrash- explica la particular
forma de este monte. Se trataba de "un monte montado sobre un monte,
tal como una manzana pequeña montada sobre una manzana grande. Y aun cuando la
nube iba delante suyo[de los hijos de Israel]
y aplanaba las montañas, tres montes quedaron
intactos: El monte Sinaí para la (entrega de la) Torá, el monte Nevó para la
sepultura de Moshé y el monte Hor para la sepultura de Aharón".
El comentario de RaSHI está basado en una antigua
tradición midráshica que afirma que la nube que viajaba delante de los hijos de
Israel tenía –entre sus múltiples funciones- la capacidad de alisar el terreno
para facilitar la marcha de los hijos de Israel (ver Mejilta de Rabí Ishmael
13, 21).
Pero...¿por qué razón la nube dejó intactos justamente
a dichos montes?
Posiblemente la respuesta se relacione con la célebre mishná
del Tratado de Avot, en nombre de Shimón Ha-Tzadik.
"Shimón el justo fue uno de los sobrevivientes de
los Hombres de la Gran Asamblea. Él solía decir: tres son las cosas sobre las
que se asienta el mundo: sobre la Torá,
sobre el Servicio (a Dios) y sobre las obras de beneficiencia" (Avot 1, 2).
Rabí
Itzjak Iosef Schneersohn enseña que estos tres pilares (Torá, servicio y obras
de beneficiencia) se vinculan con los tres patriarcas de Israel.
La
figura de Abraham se vincula con las obras de beneficencia dada su cualidad
como majnis orjim [1]. La
figura de Itzjak se liga al servicio, lo cual se asocia al relato de la ofrenda
en la Akedá [2]. La figura
de Iaakov remite a la Torá, dado que está dicho que Iaakov era "un hombre
sencillo, morador de tiendas" [3].
El
Prof. Avigdor Shinam sostiene que Shimón el justo esta trayendo en esta mishná
los tres pilares sobre los que se sostiene la humanidad. La Torá representa el
aspecto intelectual de la experiencia humana, dado que a través de la misma el
hombre amplía sus horizontes y pule su personalidad. El servicio representa el
aspecto religioso, a través del cual el hombre se asocia a Dios. Y el tercer
pilar, las obras de beneficencia, obligan al hombre a vincularse con su
prójimo.
Quisiera
aportar una tercera interpretación.
Los
tres principios que trae Shimón el justo, explican la particular conducta de la
nube en el desierto. Aquellos tres montes representan los mismos tres principios
esgrimidos por la Mishná.
El
monte Sinaí, representa la Torá, al haber sido el escenario de la entrega de la
Ley. El monte Hor, se vincula a la idea de Avódá (servicio
divino), por haber sido elegido como la última morada de Aharón, Sumo Sacerdote
consagrado al servicio de Dios. Por último, el monte Nevó, que fue testigo de
la partida de Moshé, sintetiza la idea de guemilut jasadim (obras de
beneficiencia). De acuerdo a la exégesis bíblica, Dios mismo fue quien se
encargó de su sepultura (ver RaSHI a Devarim 36, 6).
...
En
nuestras clases en el Seminario Rabínico se nos solía preguntar: ¿A qué debiera
asemejarse un Rabino? A un Talmid Jajam (Torá), a un Sacerdote (Servicio)
o a un Profeta (sensibilidad social y obras de beneficiencia)?
¿El
Rabino debe ser combativo, sensible y moralizador como un profeta? ¿Solemne y
ritualista como el sacerdote? ¿O, acaso, amante de los textos como el Talmid
Jajam?
¿Los
congregantes quieren que su Rabino sea emocional, formal o sabio? ¿Generoso,
venerable o catedrático? ¿Moralizador, ritualista o estudioso?
Aún no
hallé respuesta a este interrogante. Supongo -después de veinte años de
Rabinato- que la expectativa de la gente es que su Rabino sea al mismo tiempo
portador de la sensibilidad de un profeta, la estampa del sacerdote y la
sabiduría de Talmid Jajam. La complejidad de la función rabínica hace
que no se sea ninguna de las tres cosas por separado, sino todas juntas,
y al mismo tiempo. También la labor rabínica se erige sobre estos tres
mismos pilares: Torá, servicio y obras de beneficencia.
Sin
embargo, este principio de Shimón el justo, es aplicable a todo judío, no sólo
a los Rabinos. El equilibrio entre estos tres pilares (Torá, Avodá
y Guemilut Jasadim) es el que asegura un judaísmo balanceado en el que
convivan los textos, el estudio, la sensiblidad, la búsqueda de lo correcto, los
rituales y las tradiciones milenarias. Torá, Avodá y Guemilut
Jasadim.
Estos
tres montes, como faros en la noche, quedaron intactos en el desierto dando
tesimonio de ello.
[1] . Anfitrión.
Abraham solía pararse a la puerta de su tienda para buscar caminantes e
invitarlos a su hogar (véase RaSHI a Bereshit 18, 1).
[2] . Véase
Bereshit cap. 22
[3] . Bereshit 25,
27. La palabra "tienda" se asocial con el studio de la Torá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario