El casco o la vida
Parashat Vaetjanán
que leemos esta semana –además de enumerar los diez mandamientos- contiene uno
de los pasajes centrales de la Torá y –probablemente- el más emblemático de toda
la liturgia hebrea.
Estoy hablando del "Shemá
Israel" (Devarim 6, 4-9).
En el sidur de
oraciones, el Shemá Israel está dividido en tres secciones, dos de las cuales
leeremos en las próximas dos semanas (véase Devarim 11, 13-21).
El "VeAhavta"
(Amarás al Eterno, tu Dios) contiene valores neurálgicos de la Torá de Israel:
El amor a Dios
("Y amarás al Eterno, tu Dios").
El cumplimiento de
los preceptos ("Y estarán estas palabras que yo te ordeno hoy, sobre tu
corazón").
El estudio de la
Torá y su transmisión a las generaciones venideras ("Y las enseñarás a tu
hijos, y hablarás de ellas").
Los preceptos de
Tefilín y Mezuzá ("Y las atarás por señal sobre tu mano y serán
por frontales entre tus ojos y la escribirás sobre las jambas de tu casa...).
Nadie podría dudar
de la centralidad de estos valores para la vida del pueblo judío. Sin embargo,
si leemos la segunda sección del Shemá que leeremos en Parashat Ekev
la semana que viene, veremos que ésta no trae grandes novedades.
También allí se
mencionará el amor a Dios ("para amar al Eterno, vuestro Dios, y servirlo
con todo vuestro corazón).
El amor por los
preceptos ("Y pondréis estas palabras mías sobre vuestro corazón").
La transmisión de
la Torá ("y las enseñaréis a vustros hijos para hablar de ellas").
Los preceptos de tefilín
y mezuzá: ("y las escribirás sobre las jambas de tu casa, y en tus
portales").
El contenido de
ambas secciones es en apariencia idéntico. Sin embargo existe entre ellas una
diferencia crucial. La segunda sección hace hincapié en un concepto no aparece
en la primera: la noción de recompensa y castigo ("si escuchar
escucharéis...daré hierba en tu campo, para tus animales y comerás y te
saciarás, cuidáos vosotros, que no se desvíe vuestro corazón...y se encenderá
la cólera de Eterno en vosotros y cerrará los cielos") .
Mientras que la
primera sección nos ordena a cumplir las mitzvot motivados por el amor
desinteresado a Dios, la segunda nos habla de un servicio que acarrea
beneficios y perjuicios.
¿Para qué es
necesario agregar esta segunda sección si ya se nos ha dicho que la Torá y los
preceptos "son nuestra vida y la prolongación de nuestros días"?
Traeré un ejemplo
profano para abordar este interrogante.
Un hombre que
circula en motocicleta, debe usar casco en su cabeza.
Si le dijéramos:
"Debes usar casco, pues este es tu vida y la prolongación de tus
días", tal vez nos escuche...pero, muy posiblemente, le resulte una advertencia algo abstracta.
Pero si le decimos:
"Debes usar casco, ya que sino serás multado y tu motocicleta será confiscada",
nuestra advertencia encontrará más eco y, de seguro, será más eficiente.
¿Por qué la gente
comenzó a abrocharse los cinturones de seguridad hace algunos años?
En los años 70',
los autos en Argentina se fabricaban sin ningún sistema de seguridad en la
cabina, y tampoco había consciencia de los riesgos que esto acarreaba.
Sin embargo, hacia
principios de los 80' comenzó una nueva reglamentación que obligaba a cada auto
a instalar cinturones bajo pena de onerosas multas. Originalmente, los automovilistas
instalaron dichos sistemas, simplemente por el miedo a la sanción. Tomó muchos
años comprender que los cinturones salvaban vidas (¡todavía queda gente que no
se ha convencido!).
Posiblemente hoy
vivamos un proceso similar con la prohibición de hablar por celular y envíar
mensajes de texto durante el manejo. Todos saben la "teoría". Sin
embargo, la gran mayoría de las veces, cuidamos nuestras vidas en el camino,
fundamentalmente por miedo al patrullero que se esconde detrás del árbol.
¿Acaso perder la
vida no es un perjucio suficientemente serio?
Ocurre que, a
menudo, una advertencia menor y palpable (multa) es más efectiva que una
advertencia infinitamente mayor y abstracta (muerte).
Ese es el objetivo
de la segunda sección del Shemá Israel.
Una advertencia
concreta que acentúa el tono de la Torá.
El primer paso, a menudo, es la advertencia concreta que abre
la puerta al cumplimiento de la norma por su razón suprema.
Tal como dice el
RaMbaM en su Mishné Torá (Hiljot Teshuvá
10, 1):
No debe el hombre
decir: Cumplo con los preceptos del Torá, y me ocupo de su sabiduría, con el
fin de recibir las bendiciones allí escritas, o para ser merecedor de la vida
en el mundo venidero; y me separo de las transgresiones prevenidas por la Torá,
para salvarme de las maldiciones escritas en la Torá y para no ser arrancado de
la vida en el mundo venidero. No corresponde servir a Dios de esta manera, porque
el que sirve de esta forma, lo está haciendo desde el temor y éste no es el
rango de los sabios y de los profetas. Y no sirven a Dios de esta forma sino el
vulgo... a quienes se los educa para servir (a Dios) desde el temor, hasta
tanto se incremente su saber y puedan servirlo desde el amor.
Simplemente porque decir "PONTE CASCO PARA PROLONGAR TUS DÍAS" resulta cierto, pero no siempre funciona.
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