Un racimo de virtudes y defectos
Rabino Gustavo Surazski
Un conocidísimo Midrash (VaIkrá Rabá
30, 12) enseña que las cuatro especies de la festividad de Sukot recuerdan
cuatro clases diferentes de judíos:
El Etrog, que posee sabor y
fragancia, reperesenta a los judíos que tienen Torá y buenas obras. El Lulav,
con sabor (los dátiles) y sin fragancia, simboliza a los judíos que tienen Torá
pero están desprovistos de buenas acciones. El Hadás, con fragancia y
sin sabor, remite a los judíos con buenas obras y sin Torá. Mientras que la Aravá,
que no posee ninguno de los dos atributos, representa a los judíos que no
tienen ni Torá ni maasim tovim.
En Sukot juntamos a las cuatro
especies en un único racimo y "los unos expían por los otros".
En cierto modo, este midrash
contiene un mensaje críptico. ¿Quién necesita a las aravot? ¿Para qué
juntarnos con judíos que no tienen atributo bueno alguno? ¿Qué tienen estos
para "ofrecernos"?
Posiblemente este midrash nos
proporcione un mensaje moralizador de suma relevancia.
El Rab Kuk, solía decir que así como
el vino no puede existir sin sedimentos, tampoco el mundo puede existir sin
transgresores. Y si nos dejamos guíar por la sabiduría del hebreo, veremos que
el vocablo TZiBUR (Congregación) está compuesto por las iniciales de las
palabras TZadikim(Justos), Beinoniim (hombres
comunes), y Reshaim (malvados). Dichas tres iniciales están
ligadas por la letra vav, dando la pauta de que toda congregación debe es
heterogénea en su esencia.
En la noche de Iom HaKipurim se
acostumbra a leer un misterioso preludio al Kol Nidrei:
"Con
la aprobación del Omnipresente, y con la aprobación de la congregación, en la
Asamblea celestial y en la asamblea terrena, nos es lícito rezar con los
transgresores".
Muchas
son las explicaciones que se le han dado a este curioso párrafo.
Hay quienes ligan esta invocación a
tiempos de la Inquisición, en los cuales muchos judíos se vieron obligados a
ocultar su origen. Según se cree, los criptojudios organizaban rezos
comunales en Iom HaKipurim y por medio de esta invocación
pedían a Di-s que sus plegarias sean escuchadas, aun cuando a lo largo del año
se vieron obligados a transgredir la ley judía.
(Esta explicación es de dudosa
veracidad, dado que que esta fórmula aparece por primera vez en un libro de
oraciones ashkenazí del siglo 13, previo a la expulsión de los judíos de
España).
No obstante, el motivo real de este
pasaje no es el tema que me compete hoy.
Lo
relevante es el mensaje que se desprende de dicho preludio: una congregación religiosa
debe tener sus puertas abiertas a todo el pueblo de Israel, sin distinción de
clases sociales ni de niveles de observancia.
Esta idea se halla sugerida también
en el pasaje de la Torá que habla de los ingredientes que conformaban el
incienso que se ofrecía en el Tabernáculo y, luego, en el Templo de Jerusalem.
Según
la tradición talmúdica, el incienso estaba compuesto por once ingredientes
diferentes. Diez de las
especias, emitían un aroma agradable (¡se nos enseña que el aroma del incienso
llegaba hasta Jericó!). Sin embargo, uno de los ingredientes del incienso –el
gálbano o Jelbená, en hebreo- desprendía un olor diferente y –por
cierto- bastante desagradable.
Enseña
la Guemará en nombre de Rabí Shimón Jasidá:
"Todo
ayuno comunal en el que no toman parte los transgresores de Israel, no es un
ayuno (valido), dado que el gálbano emitía mal olor, y (aun así) las Escrituras
lo contabilizaron entre los ingredientes del incienso" (Kritut 6b).
Éste es, de hecho, un motivo
recurrente en la tradición judía.
El gálbano del incienso, recuerda el
caso de las aravot de nuestra festividad. Ellas también son partes
del TziBuR. ¡Tal vez seamos nosotros lo que tengamos algo para ofrecerle a
ellas! Finalmente, también el hijo malvado se sienta con nosotros a la mesa del Seder...
Es por éso que cada integrante del
pueblo de Israel resulta indispensable. De otra manera, el TZiBuR está
incompleto.
Tal como enseñara alguna vez el
Rabino Harold Kushner:
Una congregación que reciba solamente santos, sería
equiparable a un hospital que reciba sólo gente sana.
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