Cuando la verdad quema...
dedicado a la bendita memoria de Alberto Nisman Z"L
dedicado a la bendita memoria de Alberto Nisman Z"L
Parashat Bó, que leemos esta semana,
trae -en su primera parte- el relato de las últimas tres plagas que cayeron
sobre Egipto.
La anteúltima de dichas plagas –la
oscuridad- tuvo un impacto real sobre el faraón y su pueblo. Sin embargo, el efecto
de dicha plaga fue fundamentalmente simbólico.
El faraón de Egipto, "hijo" del dios sol en la tierra, ve a su
divinidad, fuente de su poder terrenal, derrumbada ante el poder de Dios.
Súbitamente la noche se pudo palpar,
y Ra –dios egipcio del sol- quedó vacío de todo poder. Ya había pasado lo mismo
con el río Nilo –también considerado una deidad por los egipcios- transformado
en sangre y escupiendo ranas obedeciendo al Soberano del mundo. También
ocurrirá lo mismo con los carneros ofrendados por los israelitas a su salida de
Egipto. Los egipcios adoraban al carnero y es por eso que Moshé solicita al
faraón permiso para ofrendar dichos animales fuerra de la tierra de Egipto (ver
Shemot 8, 22).
Incluso ocurrió lo mismo con el mismísimo
faraón. Cuando Moshé anuncia la venida de las plagas, Dios le pide que vaya a advertírselo
al faraón temprano a la mañana, cuando éste bajaba al Nilo.
RaSHI (ver
comentario a Shemot 7, 15) comenta que el faraón hacía creer a sus súbditos que
era un dios y –por ende- no tenía necesidades fisiológicas. Por esa razón, todas
las mañanas bajaba temprano al río Nilo y hacía allí sus necesidades. Era en
ese momento de tamaña "humanidad", que Moshé le transmitía el mensaje
divino.
La salida de Egipto, y la plagas que
la antecedieron, no sólo liberó a Israel de la esclavitud sino que derrumbó cual
castillo de naipes a aquel faraón opresor y embustero y a cada uno de los dioses
en los cuales creían los egipcios.
Si abandonamos las páginas de
nuestra Torá, veremos que "vencer" al sol nunca tan sencillo como lo
fue para el Señor de todo lo existente en el relato del Éxodo.
La mitología griega cuenta la
historia de Ícaro y Dédalo, retenidos por el rey Minos en un laberinto de la
isla de Creta. Dedalo -padre de Ícaro y constructor de aquel laberinto- elabora un plan para escapar de su presidio.
Dado que Minos dominaba la tierra y el mar, Dédalo fabrica para él y para su
hijo alas de plumas, unidas con cera, a fin de huír de la isla.
Dédalo advirtió a su hijo que volar
demasiado alto podía hacer peligrar la integridad de sus alas. Sin embargo, Ícaro
ascendió, y el sol derritió sus alas. El joven cayó al mar y murió. Desde
entonces, aquel mar lleva su nombre: Mar Icario.
Apolo, dios griego del sol, era el
patrono de la verdad. También Ra, dios egipcio del sol era el creador de todo
lo existente y el dios de la verdad. Para la fé judía, sin embargo, Dios lo es
todo. Él es el creador de todo lo existente, la fuente de toda abundancia
terrenal, y el Señor de la suprema verdad.
...
En el año 1979, el genial actor y
cantante francés Yves Montand, rodó una película inspirada en aquel joven alado
de la mitología griega. El film, dirigido Henri Verneuil por llevó por
nombre "I...como Icaro".
En la película, el gobernante de un país
ficticio había sido asesinado en medio de los festejos por su re-elección.
Una comisión es asignada a fin de
investigar el asesinato. Al cabo de su labor, dicha comisión concluye que el
asesinato fue perpretado por un lunático que había disparado al presidente desde
un balcón para luego suicidarse.
Uno de los integrantes de esa
comisión investigadora, el Fiscal Henri Volney (Yves Montand) se niega a firmar
el informe y se da a la tarea de efectuar una nueva investigación que -a medida
que progresa- lo llevan a descubrir la verdadera trama del complot y la
identidad de los conspiradores. Volney terminó pagando con su vida.
Eso es lo que pasa cuando se esta
demasiado cerca de la verdad. Le paso a Icaro, le paso a Montand y esta semana
al fiscal Alberto Nisman Z"L en la Argentina real.
...
Cuenta el Midrash (Bereshit Rabá 8, 5) que cuando Dios se dispuso a crear al hombre, los ángeles celestiales comenzaron a discutir entr ellos.
El ángel de la piedad asintió con el
proyecto divino y dijo: "¡Que sea creado porque hará actos piadosos!".
El ángel de la verdad dijo: "¡Que no sea creado, porque vive
mintiendo!". El de la justicia dijo: "¡Que sea creado, porque hace actos de justicia!", y el de la paz dijo: "¡Que no sea
creado, porque vive peleando!".
La fuerza de la verdad de muy fuerte, y bien hubiera podido convencer a las demás. Fue
entonces que Dios sacrificó su
tesoro más valioso, y lo arrojó a la tierra, tal como dice el libro de
Tehilim (85, 12): ‘Emet
MeEretz Titzmaj’ (La justicia brotará desde la tierra).
Si la verdad brota
de la tierra, significa que su semilla está sepultada en algún lugar. La
semilla de la verdad existe, pues está aquí abajo entre nosotros.
No obstante, 20 años después, las únicas sepulturas que conocemos son otras...
Quiera Dios iluminar a todo hombre de buena voluntad que habite en suelo argentino para hallarla, remover la tierra de alimañas y permitirle brotar
prontamente, a fin de
honrar la memoria de aquellos
que fueron arrancados de este mundo.
La verdad quema, pero finalmente brotará.
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