Hamás y los hombres de las cavernas
Si eres anti-judío, estas lineas no
son para tí. Ya dijo Sartre que el antisemitismo es una pasión, y a éstas no se
las apacigua con lógica. Si eres pro-palestino éstas lineas pueden ser de
utilidad, porque parto de la premisa que tu deseo es la prosperidad del pueblo
palestino. De todos modos, no quiero pecar de optimismo exagerado ya que
pro-palestinos no abundan en esta contienda.
Creo que a esta altura no cabe duda
de que si este conflicto fuera entre palestinos y rusos, palestinos y turcos, o
palestinos y paquitaníes, no ocuparía en la prensa internacional el espacio que
ocupa por estos días. El destino de los palestinos sería similar al del pueblo saharaui, quienes
reclaman a Marruecos soberanía sobre sus arenas del Sahara Occidental. Cuando
el enemigo no es Israel, el minuto a minuto del rating no da tanto rédito.
Ciertos medios e intelectuales
occidentales analizan este conflicto con una superficialidad lastimosa. La
historia juzgará a dichos medios y a dichos intelectuales como los idiotas
útiles del fundamentalismo islámico. No comprenden que Israel renunció hace ya
muchos años a la franja de Gaza. Ya nadie en Israel quiere tener control sobre ese área. En un auténtico
suicidio demográfico. El problema de este conflicto es que el fundamentalismo
palestino no ha renunciado aún a Tel Aviv.
¿Cuál es entonces la punta del
ovillo de este conflicto?
Levantar el sitio sobre la Franja de
Gaza, podría serlo, según algunos. Pero ya hemos visto -en estas últimas
semanas- que el cemento que entró en Gaza cuando ésta no estuvo sitiada no se
utilizó para edificar escuelas y hospitales, sino túneles. Nadie creyó hasta
hace dos semanas que el vocablo "cavernícolas" iba a encontrar una
expresión tan acabada y contundente en el Hamás.
Detener los misiles provenientes de
Gaza tampoco solucionaría nada. De hecho eso ya ocurrió al fin de cada una de
las escaladas regionales. Un día –se sabe- los misiles vuelven a caer: Al principio de manera impúdica y en
cuentagotas; luego de manera igualmente impúdica pero masiva e indiscriminadamente.
Jaled Mashal tiene razón cuando dijo ayer que ellos sólo apuntan sus misiles a
objetivos militares. Lo que obvió decir es que el liderazgo religioso del Hamás
definió a toda la población de Israel como "objetivo militar".
Finalmente -así sostienen- todo israelí fue, es o será soldado.
Elaborar un Plan Marshall para la
reconstrucción de Gaza sería una buena idea, con la salvedad de que el dinero
llegaría a manos del Hamás. La administración económica de la Franja de Gaza
hace ver escandinavos a los países de Latinoamérica. El dinero que llegue allí,
como ya ocurrió en el pasado, no irá ni a la educación, ni a la industria ni a
la salud, sino a cohetes y a nuevos cuadros de adoctrinamiento islamo-fascista.
¿Por dónde se desata este nudo
gordiano?
El nudo gordiano del conflicto
israelí-palestino sólo se desatará cuando la dirigencia palestina en su
totalidad reconozca al Estado de Israel como la expresión de autodeterminación
del pueblo judío. De lo contrario, el nudo será cortado nuevamente por la
espada. Israel no puede firmar la paz con la Autoridad Palestina en tanto
éstos no rijan los destinos de la Franja de Gaza. Y la dirigencia y los
habitantes de Gaza deberán entender que vivir en túneles puede ser un ingenioso
ejercicio táctico, pero nadie puede diseñar una sociedad desde cavernas en las
entrañas de la tierra. Éso es bueno para los hormigas, no para los humanos. Quiero
creer que en Gaza vive gente que también gusta correr detrás de una pelota, o
tocar la guitarra en la playa o disfrutar de un picnic familiar en un parque
público.
Cuando el profeta Zejaria profetizó
sobre los días mesiánicos, no lo hizo utilizando imágenes utópicas, sino a
través de imágenes simples y universales que todo mortal podría identificarse
con ellas.
"Se sentarán los ancianos y las
ancianas en las plazas de Jerusalem, cada uno con su bastón en la mano, por ser
muchos sus días; las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas en sus
plazas jugando" (Zejaria 8, 4). Ésta fue la visión que guió al movimiento
sionista desde sus inicios. Nada muy sofisticado. Llevar una vida NORMAL en un
hogar nacional propio.
...
Parashat Masei que leemos esta
semana narra el vagar de los hijos de Israel en el desierto. Cuarenta y dos
estaciones que grafican -en cierto modo- la historia de nuestro pueblo. No sólo
vagamos en el desierto; nuestra historia es una cadena de arraigos u
desarraigos. De Israel salimos a Roma, y a Babilonia, y al Norte de África, y a
España, y a Alemania, y a Polonia, y a Rusia y a Norteamérica y a Sudamérica...y
a tantos lados. Varias veces hemos sido
exilados, y finalmente hemos regresado a casa.
Israel ya tiene un Estado desde 1948;
no necesita otro. Sólo esperamos que madure la idea del otro lado. Hamás es la
enfermedad de la Franja de Gaza; no el remedio. Gaza ya está libre de Israel, ahora
se tiene que liberar del Hamás. Nadie quiere vivir en las cavernas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario