Sin
Atajos
Los hijos de Israel se encuentran en las
puertas de la Tierra de Israel.
La misma Torá nos da la pauta de cuán corto era el camino restante. En tan sólo
cuarenta días, los espías (meraglim) enviados a recorer la Tierra, fueron,
"espiaron", cosecharon el fruto de la Tierra, y regresaron al
campamento.
En términos del mundo antiguo, sin los medios de comunicación con los que
contamos hoy día, cuarenta días no parece mucho tiempo.
De todos modos, sabemos lo que ocurrió con aquel corto camino.
Aquellos cuarenta días se
convirtieron en cuarenta años y aquel paseo de los meraglim terminó
convirtiéndose en una auténtica pesadilla para la generación del desierto. Y mientras
que Caleb y Ieoshúa dijeron: "Subir, subiremos, y la heredaremos; que
poder, podremos con ella" (BeMidvar 13, 30), los diez espías restantes dijeron
al unísono: "La tierra por la que pasamos para explorarla, es tierra que
devora a sus habitantes" (BeMidvar 13, 32).
¿Qué es lo que viene a enseñarnos el relato de los espías?
Permítanme compartir con ustedes una historia de afamado escriotor israelí
Shmuel Iosef Agnon llamada "La cabra", publicada por primera vez en
el año 1925.
La historia trata de un anciano que sufría del corazón y al que le fuera recetado
beber leche de cabra.
El anciano –que vivía
en Polonia- siguió el consejo del médico y fue a comprar una cabra en la feria.
La cabra, de tanto en tanto, desaparecería y, cuando regresaba –cuenta Agnón-
tenía sus ubres llenas de una leche más dulce que la miel.
El anciano deseaba saber a dónde desaparecía la cabra. Su hijo decidió atar una
cuerda a la cola del animal, asió la cuerda con sus manos y fue trás sus pasos.
La cabra ingresó en una cueva, y el hijo de aquel anciano caminaba atrás suyo.
Y así continuaron su marcha –tal vez un día o dos- y salieron por el otro
extremo de la cueva en un lugar de montes y colinas. Preguntó el joven a
los lugareños acerca del lugar y se le dijo que se encontraba en la
inmediaciones de la ciudad de Tzfat.
El joven descansó un rato y quisó regresar a su casa para traer a su padre a la
Tierra de Israel. Sin embargo, comprendió que no alcanzaría a regresar a casa
ya que el Shabat estaba a punto de ingresar.
Escribió el hombre una
nota a su padre que decía: "He llegado felizmente a la Tierra de Israel
y desde la ciudad santa de Tzfat, que me embriaga con su santidad, te escribo.
No preguntes como he llegado aquí. Toma la cuerda atada a la cola de la cabra y
ve trás ella. Así llegarás seguro a la Tierra de Israel".
Colocó la nota trás la oreja del animal. "Cuando la cabra llegue a lo de
mi padre –pensó- éste acariciará su frente. La cabra sacudirá su cabeza y la
nota caerá al suelo. Mi padre leerá la nota y vendrá trás de mí".
La cabra ingresó
nuevamente a la cueva y llegó hasta lo del anciano. Sin embargo, la nota no cayó
al suelo...
El anciano, viendo que
el animal había regresado sin su hijo, supuso que éste había sido devorado por
alguna fiera salvaje. Dado que la cabra le recordaba la tragedia, decidió
llamar al matarife para que sacrifique al animal. Sólo allí encontró la nota
enrollada trás la oreja de la cabra. Pero ya era tarde...
Nunca nadie pudo encontrar la entrada a dicha cueva. Desde aquel día
–cuenta Agnón- el camino corto a la Tierra de Israel permanece oculto a
nuestros ojos.
Desde tiempos bíblicos, muchos judíos han buscado "atajos" para
llegar a la Tierra de Israel.
Muchos de esos judíos
nacieron en los países de la diáspora. Otros –sin embargo- nacieron en la
mismísima Tierra de Israel.
Buscar
"atajos" a la Tierra de Israel, significa pensar en el modo en el que
pensaron diez de los doce meraglim. Estos judíos no piensan qué pueden
aportarle a Israel, sino –mas bien- qué puede Israel aportarle a ellos.
Según Agnón, el camino
corto a la Tierra de Israel desapareció aquel día en que el anciano decidiera
sacrificar a aquella cabra. Según la Torá, el camino corto a la Tierra de
Israel desapareció cuando los meraglim regresaron al campamento de
Israel y provocaron el vano llanto de aquella generación.
El mensaje, es
idéntico.
JaZaL enseñaron que la
Tierra de Israel sólo puede ser adquirida por medio de las aflicciones (Brajot
5a).
Yo lo diré de otra
manera, inspirado en el relato de Agnón y en la historia de los meraglim:
No existen "atajos" para alcanzar la Tierra de Israel.
La misma Torá nos da la pauta de cuán corto era el camino restante. En tan sólo cuarenta días, los espías (meraglim) enviados a recorer la Tierra, fueron, "espiaron", cosecharon el fruto de la Tierra, y regresaron al campamento.
En términos del mundo antiguo, sin los medios de comunicación con los que contamos hoy día, cuarenta días no parece mucho tiempo.
De todos modos, sabemos lo que ocurrió con aquel corto camino.
¿Qué es lo que viene a enseñarnos el relato de los espías?
Permítanme compartir con ustedes una historia de afamado escriotor israelí Shmuel Iosef Agnon llamada "La cabra", publicada por primera vez en el año 1925.
La historia trata de un anciano que sufría del corazón y al que le fuera recetado beber leche de cabra.
El anciano deseaba saber a dónde desaparecía la cabra. Su hijo decidió atar una cuerda a la cola del animal, asió la cuerda con sus manos y fue trás sus pasos.
La cabra ingresó en una cueva, y el hijo de aquel anciano caminaba atrás suyo. Y así continuaron su marcha –tal vez un día o dos- y salieron por el otro extremo de la cueva en un lugar de montes y colinas. Preguntó el joven a los lugareños acerca del lugar y se le dijo que se encontraba en la inmediaciones de la ciudad de Tzfat.
El joven descansó un rato y quisó regresar a su casa para traer a su padre a la Tierra de Israel. Sin embargo, comprendió que no alcanzaría a regresar a casa ya que el Shabat estaba a punto de ingresar.
Colocó la nota trás la oreja del animal. "Cuando la cabra llegue a lo de mi padre –pensó- éste acariciará su frente. La cabra sacudirá su cabeza y la nota caerá al suelo. Mi padre leerá la nota y vendrá trás de mí".
Nunca nadie pudo encontrar la entrada a dicha cueva. Desde aquel día –cuenta Agnón- el camino corto a la Tierra de Israel permanece oculto a nuestros ojos.
Desde tiempos bíblicos, muchos judíos han buscado "atajos" para llegar a la Tierra de Israel.
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