Como perro y gato
Una vieja teoría afirma que los líderes pueden dividirse en dos grandes
grupos: el grupo de los gatos, y el grupo de los perros.
Ciertos dirigentes expresan un liderazgo con ribetes caninos. Son
cálidos, impulsivos, apasionados y necesitan vivir rodeados de personas. Sin
embargo otros, desarrollan liderazgos "gatunos". El gato –a
diferencia del perro- es una criatura solitaria, independiente, y tímida.
Un perro, amén que su dueño sea Juan Perez o el mismísimo presidente de
los EEUU, siempre lamerá a su amo cuando este regrese a su hogar. Los gatos son
diferentes: distantes y reservados.
Bajo esta óptica, podemos disponernos a analizar el liderzago de Moshé y
de Aharón, quienes en nuestra Parashá se paran frente al faraón de Egipto para
exigir la salida de los hijos de Israel hacia la libertad. Basta con analizar
el texto bíblico y las fuentes rabínicas para entender rápidamente que el
"perro" en esta historia es Aharón, y el "gato" es Moshé.
Aharón desarrolló un liderazgo "canino". Aun cuando intervino
en algunos de los capítulos más controversiales de las Escrituras (el episodio
del becerro de oro y la murmuración acerca de la mujer cushita que había tomado
Moshé, por ejemplo), JaZaL definen a Aharón como un amante de la paz y de sus
semejantes, quien perseguía la paz y acercaba a las criaturas a la Torá (Avot
1, 12).
Todo Israel amaba a Aharón...posiblemente más que a Moshé. Incluso
cuando la Torá narra su fallecimiento, está escrito: "Y lloró a Aharón
durante treinta días toda la casa de Israel" (BeMidvar 20, 29). No
obstante, cuando al final de Sefer Devarim se nos narra la muerte de Moshé,
dice la Torá: "Y lloraron los hijos de Israel" (Devarim 34:8).
Dice Avot deRabí Natán que Moshé solía hablar severamente a sus
congéneres y era fiel a la justicia absoluta. Aharón, en tanto, no solía
reprender a sus congéneres. Por ello a uno lo lloró "toda la casa de
Israel", y al otro "los hijos de Israel", sólo los hombres
(véase Avot deRabí Natán 12). Mientras que Moshé reprendía a los descarriados,
Aharón perseguía la paz y oficiaba de mediador ante matrimonios en crisis.
El Midrash, va incluso más allá:
"¡Cuántos miles hay en Israel que se llaman Aharón!, pues de no ser
por Aharón esos niños no habrían venido al mundo (ya que reconciliaba a los
matrimonios en crisis)" (Avot deRabí Natán 12).
Con el nombre "Moshé" ocurrió algo muy extraño.
Casi no han habido personajes judíos que se llamaron "Moshé"
luego de su muerte. No hay ningún tanaíta llamado Moshé. El RaMbaM (Rabí Moshé ben Maimón), dos mil
quinientos años luego de la muerte de Moshé (!), fue el primer judío de
renombre que llevó el nombre "Moshé".
De hecho cuando se dice –en referencia al RaMbaM- que "de Moshé a
Moshé no hubo como Moshé", no se trata sólo de un elogio a la figura del
notable sabio cordobés, sino de una verdad histórica: por miles de años no hubo
judíos que se llamaron "Moshé".
De todos modos, y aun cuando desarrollaron dos estilos muy diferentes de
liderazgo, Moshé y Aharón tenían un peso similar.
Éso es lo que dice RaSHI al referirse a ambos:
"En ciertos lugares (en la Torá) Aharón es mencionado antes que
Moshé, y en otros lugares Moshé es mencionado antes que Aharón. Esto te enseña
que ambos tenían un peso idéntico (RaSHI a Shemot 6, 26).
RaSHI nos dice en otra palabras, que ambos son valorados de igual forma.
Sin embargo -y de la misma manera- podemos afirmar que el uno complementaba al
otro.
Moshé y Aharón -en tanto estaban juntos- conformaban una combinación
sólida y compacta porque lograban llevar a cabo una gestión global. La ausencia
de alguno de los dos, hubiera deteriorado seriamente la calidad del liderazgo,
transformándolo en una conducción parcial y limitada.
La actividad de Moshé no estaba sujeta a estrictas normas
rituales. La de Aharón, como Sumo Sacerdote, estaba regulada por meticulosas
reglamentaciones.
Aharón era el encargado de encender las luminarias del candelabro. Moshé,
el encargado de encender ‘la chispa’ en el corazón de cada israelita.
Moshé, sin Aharón, era mudo pero Aharón sin Moshé...¡era sordo!
Dice el Midrash Tanjuma que todos los hermanos en las Escrituras se
odiaron entre ellos. Cain odió a Hevel...Ishmael odió a Itzjak...Esav odió a
Iaakov...las tribus odiaron a Iosef. Sin embargo respecto a Moshé y Aharón esta
dicho Hine Ma Tov Uma Naim Shevet Ajim Gam Iajad (Cuán bueno y
agradable es que los hermanos vivan juntos) (Tehilim 133, 1).
Moshé y Aharón se querían el uno al otro y en aquel momento en el que
Moshé tomó para sí el liderazgo y Aharón el sacerdocio no se odiaron sino que
se alegró cada uno por la grandeza adquirida por el otro (Tanjuma, Shemot 27).
Posiblemente, entre los innumerables milagros mencionado en el libro de
Shemot, este sea uno de los más extraordinarios y uno de los menos destacados:
por primera vez desde la creación del mundo, dos hermanos logran convivir con
sus respectivas singularidades, sin celos ni traiciones.
Tal vez no sea tan malo –entonces- llevarse como perro y gato.
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