La
puerta de "SALIDA"
Hace
un tiempo leí una poderosísima idea de parte del Rab. Iaakov Chinitz
Z"L.
Tanto
el libro de Bereshit -en el cual se nos relata la génesis del mundo- como el
libro de Shemot -en el cual se nos relata la génesis del pueblo judío-
comienzan, de manera paradójica, con una "Salida".
Por lo general,
solemos ingresar por la "Entrada" y salir por la "Salida".
Sin embargo en Sefer Bereshit se nos cuenta en los primeros capítulos acerca de
la salida de Adam y Javá del Gan Eden, y en sefer Shemot acerca de la salida de
los hijos de Israel de Egipto.
No son éstos los únicos ejemplos bíblicos; también la etapa más trascendente de la vida de Abraham comenzó con una "Salida" (Lej Lejá) (¿Y acaso nuestras propias vidas no se inician también con la salida del vientre materno?).
El
mensaje parace ser claro. Hubiéramos esperado que aquellos comienzos esten
señalados por un cartel de "ENTRADA". Sin embargo, la Torá nos presenta un
mensaje diametrálmente opuesto: tanto en la vida del universo, como en la vida
de una nación y en nuestras vidas particulares...¡los inicios están señalados
por carteles de "SALIDA"!.
La
etapa activa de la vida de Moshé también comienza con una "Salida":
"Y
fue en aquellos días, Moshé creció y salió hasta sus hermanos y los vio en sus
trabajos pesados" (Shemot 2, 11).
La vida en el palacio del faraón era –por lo visto- previsible y carente de desafíos. Lujos, siestas hasta el mediodía y sirvientes por aquí y por allí. La vida "real" de Moshé aun no había comenzado.
Y
súbitamente, Moshé sale de su torre de marfil e ingresa al mundo en el cual sus
hermanos sufren.
Hasta entonces, vivía en el palacio real desconociendo su auténtica identidad. ¿Para qué salir de allí? ¿Quién necesita codearse con la desgracia ajena cuando la propia vida se presenta de manera tan cómoda y holgada?
Y
al salir, la Torá hilvana –en seis cortos versículos- tres historias que dan
cuenta de la naturaleza de esta salida.
"Y
fue en aquellos días, Moshé creció y salió hasta sus hermanos y los vio en sus
trabajos pesados; y vió un varón egipcio pegando a un varón hebreo. Miró acá y
allá y viendo que no había nadie mató al egipcio y escondiólo en la
arena".
"Y
salió al segundo día y he aquí dos varones hebreos reñian y dijo al malvado:
"¿Por qué pegas a tu compañero?"
"Y
el sacerdote de Midián tenía siete hijas que vinieron y sacaron agua y llenaron
los bebederos para abrevar las ovejas de su padre. Vinieron los pastores y
echáronlas. Levantóse entonces Moshé y ayudólas, y abrevó sus ovejas"
(Shemot 2, 11-17).
No
era relevante para Moshé si se trataba de una reyerta entre un hebreo y un
gentil, entre dos hebreos o entre hombres y mujeres gentiles. La lucha por la paz y por lo que
consideraba justo se ubicaba por encima de cualquier denominación nacional.
Moshé sale de su burbuja y se mezcla con las criaturas.
Un
conocido proverbio dice que la vida se inicia a los cuarenta. Este proverbio se
hace carne en la figura de Moshé, dado que a sus cuarenta años –de acuerdo al
Midrash- abandonó el palacio del faraón.
Sin
embargo, el mensaje sugerido aquí por la Torá no es tanto de carácter
cronológico como de carácter moral: No importa a que edad uno lo haga; la
vida real de una persona se inicia cuando decide "Salir". La Torá nos
enseña, por medio de la vida de Moshé, que la auténtica manera de entrar al
mundo es saliendo.
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