Dice el Talmud en el Tratado de Eruvin (65b), que al hombre se lo conoce por tres cosas: BeKiso, BeKoso UBeKaaso. Traducido al español, este juego de palabras sugiere que al hombre se lo conoce por su bolsillo, por su copa (de vino) y por su enojo. La verdadera esencia del hombre, enseña el Talmud, se conoce a la hora de su ira (BeKaaso), cuando toma alguna copa de más (BeKoso) y –por último- al momento en que se le pide dinero (BeKiso). Allí aflorará la real naturaleza de cada mortal…
Gran parte de esta máxima talmúdica cobra relevancia al principio de Parashat Trumá. Parashat Mishpatim, la Parashá de la semana pasada, finaliza con una de las mayores expresiones de sumisión popular a la palabra de Di-s: Naasé VeNishmá (Haremos y escucharemos). ‘Estamos tan dispuestos a cumplir con la voluntad de Di-s –parece que dijera Israel- que ni siquiera tenemos necesidad de escucharla’.
¡Sublime!
Y entonces, Di-s pone en prueba la sinceridad de aquella sumisión al principio de nuestra Parashá. Daver El Benei Israel VeIkjú Li Trumá (Shemot 25, 2). 'Habla a los hijos de Israel y tomen para Mí una ofrenda'. ‘¿Así que están dispuestos a cumplir con Mi voluntad aun antes de escucharla? ¡Veremos qué opina su bolsillo!’, parece que dijera Di-s. Y ahí nomás solicita una ofrenda económica para la construcción del Mishkán, el santuario que habría de contener la presencia de Dios durante la travesía del desierto.
La sumisión de Israel, sintetizada por aquel 'Naase VeNishmá', es puesta bajo lupa al inicio de esta Parashá con el pedido de esta ofrenda. Tenemos demasiada propensión a hacer proclamas vanas de compromiso por aquellos valores en los que creemos. Proclamas que rápidamente se esfuman y quedan en la nada.
¿Crees en algo? ¡Comprométete!, es el mensaje de la Torá.
Y este mensaje se puede aplicar a diversas realidades.
¿Crees en la santidad de la Torá? ¡Comprométete con ella!
¿Crees en tu país? ¡Haz algo por él!
¿Crees en la misión de tu kehilá? ¡Da una parte de ti para ella!
¿Crees en algo? ¡Comprométete! Pues si no te comprometes, es porque no crees.