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miércoles, julio 31, 2013

Parashat Reé 5773

Dominando la codicia

Uno de los versículos de Parashat Reé llama poderosamente la atención:

"Cuando ensanchare el Eterno tu Di-s tu frontera, como habló a tí y dijeres: Comeré carne, porque desea tu alma comer carne, con todo el deseo de tu alma comerás carne" (Devarim 12, 20). Los versículos siguientes constituirán la base halájica de las leyes de la  shejitá (faenamiento ritual).

La Torá sugiere aquí que el deseo de comer sobrevendrá como consecuencia del ensanchamiento de la fronteras de la Tierra de Israel.

¿Qué relación tiene una cosa con la otra?

La opulencia y la holgura económica, sin duda, son el alimento del cual se nutre la codicia. Quien tiene diez, quiere cincuenta. Quien tiene cincuenta querrá cien. Quien tenga tierra, no le alcanzará. Querrá también comer carne...

Hace unos días me detuve a releer la conocida obra de Robert Kiyosaki, "Padre rico, padre pobre". A través de su obra, Kiyosaki pretende enseñar a sus lectores a adquirir libertad financiera.

En uno de los párrafos destacados de su libro dice el autor:

"La razón por la cual la gente pelea a diario por su sustento es el hecho de que han pasado años en la escuela estudiando, pero nada han estudiado acerca del dinero. La consecuencia es que la gente aprende a trabajar por plata, pero no aprenden a hacer que la plata trabaje para ellos".

Kiyosaki sostiene en su obra que a la gente le cuesta ser rica porque no recibe educación financiera apropiada.

El libro es llevadero y Kiyosaki cárismatico para transmitir sus conceptos. Sin embargo, al tiempo que lo releía, no pude dejar de pensar hasta qué punto el libro está reñido con el concepto judío de riqueza.

Rico –dice Pirkei Avot- es aquel que está feliz con su porción. Rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.

En el Pacífico Sur, los cazadores de monos utilizan una innovadora técnica para atrapar a sus presas. Ante todo, escogen varios cocos pequeños y le practican un orificio. Luego proceden a introducir un puñado de nueces en su interior.

Cuando el aninal introduce su mano en el coco, toma las nueces. Sin embargo -al tener el puño cerrado- el mono no logra extraer su mano del coco. Sólo recuperará la libertad si suelta las nueces.

La elemental mente del animal no logra resolver el dilema. O se queda con las nueces o recupera la libertad. Es entonces que el mono literalmente enloquece y comienza a golpear el coco contra árboles y contra el suelo. El mono gasta sus últimas energías en ese puñado de nueces y la misión de los cazadores, finalmente, resulta sencilla.

El camino judío hacia la riqueza no tiene exclusivamente que ver con una educación financiera adecuada. La llave del bienestar económico tiene que ver con la psicología. Nuestros sabios sugieren que la "riqueza" se alcanza cuando logramos neutralizar el sentimiento de codicia que anida en nuestro corazón. Cuando logramos entender que la vida es algo más que un puñado de nueces.

La Torá dice que el ensanchamiento de los límites provocará la codicia por carne.

De hecho, la trampa a la que es sometido aquel que goza de un excesivo bienestar, se encuentra sugerida en Parashat Ekev, sección que leímos hace una semana:

"No sea que comas y te sacies, y buenas casas edifiques y habites. Y tus vacas y tus ovejas se multipliquen, y plata y oro se te aumente y todo lo que tuvieres se multiplique, y se ensoberbezca tu corazón y olvides al Eterno, tu Di-s, el que te sacó de la tierra de Egipto" (Devarim 8, 12-14).

Al final, los hijos de Israel cayero en la trampa. Moshé dará su crudo diagnóstico hacia el final de la Torá, en Parashat Haazinu: "Y engordó Ieshurún (Israel) y coceó...abandonó a Di-s que lo había hecho y envileció al Creador, su salvación" (Devarim 32, 15). Ya lo dice el Talmud: "El estomago lleno, es motor de la transgresión" (Berajot 32a)...

Es cierto que una adecuada educación finaciera ayuda. No pretendo, de ningún modo, restarle importancia a ello. Sin embargo, la auténtica receta hacia la "riqueza" reside en nuestra capacidad por dominar y neutralizar el destructivo poder de la codicia.

¿Quien es rico?
Quien es feliz con su porción. 


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