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lunes, febrero 19, 2007

Parashat Trumá 5767

Caminando Juntos

Parashat Trumá inaugura el relato de la construcción del Mishkán, el santuario que acompañó a los hijos de Israel durante la travesía del desierto y que habría de ser la morada de Di-s en la tierra y –por ende- el lugar del Servicio Sagrado.

Nuestros Sabios de bendita memoria se han encargado de comparar al relato de la construcción del Mishkán con el relato de la Creación del mundo. Han hallado una gran cantidad de similitudes entre un relato y el otro, verbos conjugados de idéntica manera y giros idiomáticos llamativamente parecidos (Tanjuma, Pekudei).

Sin embargo hay algo que merece ser interpretado. La Torá dedica sólo treinta y cuatro versículos para referirse a la Creación del mundo mientras que utiliza cuatrocientos cincuenta (¡casi medio libro de Shemot!) para referirse a la construcción del Mishkán.

¿Qué nos quiere enseñar este desequilibrio?

¿Por qué la Torá dedica tantas líneas a un tema que trata de algo tan pequeño como el Tabernáculo y -al mismo tiempo- dedica tan poco espacio para hablar de algo tan majestuoso como la Creación del mundo?

El nacimiento del cosmos y la creación del mundo pertenece al dominio de los secretos de Di-s. La Torá –tal como dijo alguna vez el Profesor Ishaiahu Leibovitz Z’L- no pretende ser un Tratado de Cosmología.

Pareciera que a Di-s no le importa contarnos lo que hizo para crear el mundo, sino que le importa enseñarnos a darle un sentido al universo creado. No le interesa enseñarnos el "Cómo" del mundo, sino que pretende que pensemos en el "Para qué". La Torá es el Manual que Di-s nos ha regalado para elevarnos y el Mapa por medio del cual buscamos a Di-s y lo invitamos a morar en la tierra.

En ese sentido, la construcción del Mishkán es infinitamente más preciosa a los ojos de Di-s que la creación del mundo. Al crear el mundo -es cierto- Di-s nos demostró lo mucho que está dispuesto a hacer por nosotros. Pero al construir el Mishkán, nosotros le demostramos lo mucho que estamos dispuestos a hacer por Él.

No lo adoramos sólo por ser el Creador de todo lo existente, sino que además lo queremos cerca... caminando junto a nosotros en el centro del campamento. De eso se trata esta construcción, nada más ni nada menos...