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lunes, enero 01, 2007

Parashat VaIeji 5767

B"H
Los Hijos de Zebulún
Zebulún, en costa de mar morará (Bereshit 49, 13)
Parashat VaIejí contiene la bendición de Iaakov Avinu a sus hijos, los fundadores de las tribus de Israel. Los hijos de Lea son bendecidos en primer término y de acuerdo al orden de su nacimiento. Sin embargo luego de mencionar a los primeros cuatro hijos de Iaakov con Lea, la Torá invierte el orden de nacimiento y menciona en quinto término a Zebulún y en sexto lugar a Isajar.

¿Por qué razón anticipó Iaakov la bendición de Zebulún a la bendición de su hermano mayor? ¿Por qué no mencionarlos según el orden de su nacimiento tal como se lo hizo con los primeros cuatro hijos?

RaSHI nos explica que la tribu de Zebulún era la encargada del comercio y de traer comida a los hijos de Isajar quienes permanecían en sus tiendas ocupándose de la Torá. Parafraseando a Pirkei Avot (3, 21) diríamos que Isajar se ocupaba de la Torá, mientras Zebulún se ocupaba de la harina. Zebulún atendía el cuerpo; Isajar atendía el alma.

RaSHI nos hace notar que también Moshé elige este orden a la hora de bendecir a las tribus de Israel: ‘Alégrate Zebulún, en tu salir; e Isajar, en tus tiendas’ (Devarim 33, 18). Nuevamente Moshé mencionará primero al más joven.

¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?

El sabio español Rabí Itzjak Caro explica en su libro Toldot Itzjak que la recompensa de aquellos que sustentan a los estudiosos de la Torá es superior a la recompensa de aquellos que se ocupan directamente de ella. Esto evidentemente se puede inferir del orden en que son mencionados Zebulún e Isajar: ante todo la bendición para aquel que trae sustento; luego la bendición para el que estudia. La erudición siempre ha sido reverenciada por nuestra tradición. Pero la erudición por sí sóla no puede sustentarse…

En el mundo de la televisión ocurre algo similar. Ciertamente, las caras conocidas de la TV son pocas. Pero detrás de ellas hay un grupo de productores, peinadores, maquilladores, cameramans y asistentes varios que hacen brillar al producto final.

El orden de las bendiciones a Zebulún e Isajar nos enseña algo similar: no existe Torá sin harina. Y finalmente, termina siendo un merecido reconocimiento para todos aquellos Parnasim y Askanim que se desvelan por mantener viva la llama de la Torá aun cuando nunca hayan escrito un libro de Jidushim…Ellos son los auténticos hijos de Zebulún.

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