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martes, marzo 14, 2006

Parashat Ki Tisa - Shabat Pará 5766

El Gran Pecado y el Gran Perdón

Parashat Ki Tisa es la sección de la Torá que relata el tristemente célebre episodio del Becerro de Oro que desembocó en la ira de Moshé y el quiebre de las primeras tablas de la Ley.

Tenemos siempre dos opciones cuando nos confrontamos con este suceso. La primera es ‘cargar las tintas’ sobre los hijos de Israel. Es cierto...esta es la Parashá del gran pecado. De hecho es la primera vez que los judíos cayeron en el gran pecado de decir: ‘Yo soy judío a mi manera. ¿Quién necesita a la Torá? Si Moshé no baja con la Torá...hagamos a un becerro que reemplace a Moshé y nos guíe en esta travesía’.

Sin embargo, prefiero no ver a Parashat Ki Tisá como la Parashá del Gran Pecado; prefiero verla como la Parashá del Gran Perdón. Es cierto que esta Parashá habla mal de Israel. Pero no menos cierto es que –al mismo tiempo- nos presenta al atributo de misericordia de Di-s (Midat HaRajamim) en su máxima expresión.

Di-s no eligió al pueblo de Israel por ser perfecto, sino que lo eligió a pesar de su imperfección. Di-s no necesita de un pueblo perfecto, ni de humanos perfectos; para la perfección está El. Di-s necesita de un pueblo y de seres humanos que puedan aspirar a la superación. Quizá haya sido por ello que Di-s perdona finalmente al pueblo. Consideraba que esas ansias de superación seguían latentes en Israel, a pesar del triste traspié del becerro.

Moshé volvió a subir al monte el primero de Elul para bajar cuarenta días después con las segundas tablas en sus manos. Aquel día en el que regresó del monte era 10 de Tishrei, que quedaría marcado a fuego en nuestro calendario como Iom HaKipurim, el día de la expiación y del perdón de Di-s.

De acuerdo al Talmud (Berajot 8b) Moshé colocó esas segundas tablas en el Arón junto a los restos de las primeras que él mismo había partido de cara al becerro.

¿Quién necesitaba a esas tablas hechas añicos en el Arón HaKodesh? ¿Por qué tenían que yacer junto a las tablas completas?

Deseo suponer que las tablas destrozadas representan el Gran Pecado...Pero las tablas enteras, representan el Gran Perdón. Juntas expresan la posibilidad de enmendar nuestros errores. Nuestros pecados pueden ser enormes, pero esas tablas juntas testimonian el hecho de que un hombre o un pueblo pueden equivocarse, pero Di-s perdona si se invoca con sinceridad Su perdón.